La Cebada, una cervecería con alma en Zaragoza
Esta semana ha celebrado una cata vertical de las cervezas Chimay azul y verde única en el mundo.
Raúl Moncho, propietario de La Cebada (calle de los Caminos del Norte, 24), es un apasionado de su trabajo y ello se refleja en lo magníficamente posicionada que está su cervecería. Por ejemplo, es un fiel embajador en Zaragoza de la abadía que elabora la cerveza trapense Chimay (Bélgica). Además, su local es uno de los pocos que hay en todo el mundo que ofrece la cerveza Duvel en grifo. Y un detalle más: este jueves protagonizó un evento muy singular, el más importante de su trayectoria. Organizó una cata vertical de la cerveza Chimay azul -las más gastronómica y la que tiene más capacidad de guarda-, combinada con la degustación de dos barriles de Chimay verde. Con esta última se conmemoró hace once años el 150 aniversario de esta cerveza trapense y apenas se ha elaborado después. Eran los dos únicos barriles que quedaban en el mundo hasta el jueves y ese mismo día, por supuesto, se terminaron.
Raúl Moncho se ha implicado para celebrar estos acontecimientos por todo lo alto. Mucho más teniendo en cuenta que a la cita acudió el grand ambassador de Chimay, Fábrice Bordón, encantado de mostrar su apoyo incondicional a Raúl por el cariño con el que trata, en general, las cervezas elaboradas en monasterios trapenses.
La cita se convirtió en una gran fiesta para los amantes de esta bebida. Asistieron alrededor de 90 clientes fieles, "de esos que nunca fallan". Se tuvieron que apuntar a una lista para disfrutar de este acontecimiento tan exclusivo alrededor de Chimay.
La cata vertical incluyó la degustación de barriles de Chimay azul desde 2016 hasta la actualidad. "Nadie en el mundo ha podido hacer algo así porque solo quedaba un barril de la de 2016; en ningún sitio se guardan en las cámaras durante tantos años, así que ha sido una experiencia única".
Sobre todo, por lo incierto del resultado. "Si al pincharla sale bien será maravilloso, y si sucede todo lo contrario, pues qué le vamos a hacer". Así gestionaba la incertidumbre este cervecero momentos antes de pinchar el barril más antiguo. Entre los clientes que lo probaron hubo opiniones de todo tipo, pero eso mismo pasó con el resto de las añadas. Ya se sabe que sobre gustos no hay nada escrito.
La degustación de las Chimay azules dio juego para probar unas cuantas, aunque pocos clientes consiguieron catar todas. "Son cervezas con una graduación alta de nueve grados que hay que saber gestionar porque entran muy bien", reflexionaba uno de los asistentes.
En lo que sí hubo una opinión unánime fue al hablar de las bondades de la Chimay verde. "Los monjes trapenses no son muy dados a presentar novedades, pero en este caso sí que lo hicieron con la del 150 aniversario y han dado en la diana", reconocía Javier Gran, de Santa Malta.
Afrutada, con una presencia muy marcada de especias como cardamomo y bergamona, y toques herbales y a menta. "Es lo que aparece en lugar de lúpulo de una forma evidente -reflexiona Raúl-, es muy fácil de beber, pero hay que tener en cuenta que tiene diez grados". Desde luego, fue una de las sensaciones de la velada, pero claro, los dos barriles de 20 litros no dieron para mucho.
El propietario de La Cebada apuntaba otro detalle interesante que durante la jornada le comentó un cliente: "¿Te has dado cuenta de que puedes decir bien alto que eres el único local del mundo que ha ofrecido en este evento todas las Chimay: la doreé, la tostada, la triple, las azules de la cata vertical y la verde del 150 aniversario?". "Pues es cierto -le contestó Raúl-; me apasionan tanto estas cervezas que para mí es un día de gran felicidad".
Lo dicho, para los buenos aficionados a las cervezas trapenses, la visita a La Cebada es obligada. Y para los que no lo son y les apetece iniciarse en este mundo, también. Raúl Moncho es una enciclopedia andante sobre esta bebida y está encantado de compartir su sabiduría con la gente.
