El Windsor y sus vinos naturales
Este restaurante zaragozano ofrece una carta que permite vivir una experiencia diferente
Un vino natural es la consecuencia de una agricultura ecológica mayoritariamente biodinámica, con la mínima intervención humana, que no se clarifica, ni se filtra, ni se estabiliza. Las levaduras que se emplean son autóctonas y naturales, y no se le aportan sulfitos.
Este es el terreno en el que se mueve la carta de vinos del restaurante El Windsor de Zaragoza (Coso, 127. 976 022 096), que aunque ofrece otros de un perfil clásico, invita a disfrutar en la copa del vino que se elaboraba años atrás en los pueblos, pero con la tecnología que permite controlar muchos de sus parámetros para hacerlo muy bebible.
En una degustación reciente en este restaurante y tras probar cinco vinos naturales distintos, uno se queda con la sensación de que no se pueden valorar con la vara de medir de lo que, en teoría, es un vino bueno. En todos hay distorsiones de sidra o acético, que aparecen al fermentar cualquier fruta. Una vez abiertos, evolucionan para mostrar la expresión máxima de la variedad de la uva y del entorno donde ha sido cultivada.
En fin, que la degustación de vinos naturales conviene vivirla como una experiencia, con ganas de salirse de los gustos comerciales para adentrarse en un mundo donde no caben la homogenización ni la uniformidad.
Entre 20 y 30 euros cuesta cada botella para vivir la experiencia de los vinos naturales en El Windsor. Son producciones mínimas, artesanales e irrepetibles. Cien botellas de diez o doce referencias para todo el año. Son las que reciben en este restaurante y así, más o menos, es como funciona la distribución de estos vinos a los que conviene acudir con la mente abierta y muchas ganas de disfrutar.
