Lasca Negra cierra y Zaragoza se queda sin el principal templo de la trufa negra
El único establecimiento de Zaragoza nació de la necesidad de dar a conocer este apreciado hongo en Aragón.
Lasca Negra, el único establecimiento de Zaragoza especializado en trufa negra ‘tuber melanosporum’, cierra sus puertas. El lunes pasado fue el último día que levantó la persiana y lo hizo para liquidar las existencias a mitad de precio.
"Hasta aquí hemos llegado". María Jesús Blanco, el alma de Lasca Negra, comenta que han sido varias las causas del cierre, pero, sobre todo, "el cansancio físico y psicológico que dejó la pandemia; cuando la gente empezaba a conocerme todo se vino abajo, la sala de catas y talleres estuvo cerrada dos años y costó que volviesen a la tienda los clientes de una forma regular".
A base de mucho esfuerzo, María Jesús logró remontar el vuelo, "pero ahora tenía que tomar la decisión de dar un nuevo impulso porque seguir como hasta ahora no era viable, y me ha cogido un poco cansada".
Los últimos días de actividad en Lasca Negra han sido de muchas emociones. Amigos, clientes, proveedores… "Es lo mejor que me llevo de esta experiencia de casi siete años, toda la gente que he conocido y el haber conseguido dar un impulso a la popularización del consumo de la trufa negra en Aragón".
Buscar la excelencia, la transparencia y no utilizar aromas artificiales en los productos de cercanía elaborados con trufa negra. Este fue uno de sus principales objetivos y en buena medida lo ha logrado. "Estoy contenta y orgullosa del trabajo realizado. Para mí ha sido fundamental que la gente tuviese toda la información posible del producto que va a comprar para propiciar un consumo más responsable y transparente".
En el momento de la despedida, María Jesús recuerda que Lasca Negra nació de la necesidad de dar a conocer este apreciado hongo en Aragón, el mayor productor mundial. Hay que tener en cuenta que, en la actualidad, la 'tuber melanosporum' aragonesa se sigue exportando mayoritariamente a Francia y al Reino Unido.
En ese desconocimiento estuvo, precisamente, el origen de Lasca Negra. "Al principio, mucha gente venía porque no sabía qué hacer con ella en la cocina ni cómo conservarla", rememora. A esa labor didáctica es a la que más tiempo ha dedicado María Jesús.
Otra de las patas de su negocio ha sido el obrador, "donde exclusivamente he trabajado con trufa negra de invierno; nunca he tenido la tentación de utilizar aromas". Arroz, sal, embutidos, hamburguesas, mermeladas, paté de boletus, queso con trufa… María Jesús ha probado a incluirla en estos y otros productos y está muy contenta de su aceptación.
En este tiempo de balance, también rememora todo lo vivido en la sala del gusto y la emoción. Catas de cerveza, vino, aceite, talleres formativos, exposiciones, presentaciones de libros… Y, sobre todo, muchas formaciones para acercar este hongo al consumidor final.
Pero al alma de Lasca Negra le apetece despedirse haciendo lo que tantas veces ha repetido: dar algún consejo sobre su consumo. Para ella, la mejor forma de apreciar el valor gastronómico de la 'tuber melanosporum' es en un montadito de pan de calidad con un chorro de aceite de oliva virgen extra de la variedad empeltre de Aragón, sal maldon y unas láminas de trufa ralladas por encima.
También recomienda su uso en la elaboración de arroces y, especialmente, risottos. Y, por último, en los huevos rotos utilizando este truco. María Jesús fríe las patatas y los huevos y antes de romperlos ralla la trufa negra por encima. A continuación, mezcla todo y antes de servir vuelve a rallar un poco: "No hace falta excederse, si ponemos demasiada su presencia resulta abrumadora".
