gastronomía

Las uvas nocturnas de Ejea buscan el sol de Zaragoza

Los vinos de vendimia nocturna de Bodegas Ejeanas quieren afianzarse en Aragón.

Pilar Morón, de Bodegas Ejeanas.
Pilar Morón, de Bodegas Ejeanas.
A. Toquero

El sector agroalimentario aragonés busca asentarse y darse más a conocer en grandes ciudades como Zaragoza. Es lo que intenta la iniciativa 'El pueblo me alimenta', impulsada por el programa Pon Aragón en tu Mesa, que el 31 de mayo ofreció una muestra de varios productos en La Alacena de Aragón (calle de Don Jaime I, 16).

Entre ellos había vino aragonés, el que elabora Bodegas Ejeanas en Ejea de los Caballeros. Su directora comercial, Pilar Morón, invitó a probar tres de sus vinos a los asistentes al acto, además de explicar las peculiaridades de la bodega.

"Venimos de una explotación agraria familiar de varios cultivos, y hace 20 años decidimos plantar el viñedo", comentó. En la actualidad cuenta con 25 hectáreas y las principales variedades que se trabajan son garnacha, tempranillo, syrah y merlot. También han plantado algunas experimentales como moscatel, verdejo y macabeo.

Lo más singular de esta bodega es que desde la primera cosecha se empezó a realizar la vendimia por la noche. "Fuimos pioneros en Aragón –explicó Pilar Morón–, en nuestra zona hay una oscilación térmica grande y de esta forma la uva llega fresca a la bodega y la elaboración es más natural".

De ahí que sus vinos reciban la denominación de UN (uva nocturna) y que este carácter se refleje en las etiquetas. Pilar contó que durante la época se vendimia se empieza a trabajar en el campo entre las dos y las tres de la mañana y se para cuando el sol empieza a coger fuerza.

Bodegas Ejeanas forma parte de la IGP Vinos de la Tierra Ribera del Gállego-Cinco Villas. No certifica sus vinos como ecológicos, "pero la garnacha, sobre todo, se trabaja como si lo fuera".

Durante la cata en La Alacena de Aragón, el primer vino que se probó fue el crianza UN garnacha-syrah, en cuya etiqueta se anima al consumidor a buscar su estrella. "Con este mensaje transmitimos la idea de que no hay vinos mejores o peores, sino que cada uno tiene que buscar el que más le guste".

A continuación, se degustó un coupage tradicional de tempranillo y garnacha, que es de los primeros que elaboró la bodega y se mantiene en la actualidad.

La propuesta más singular fue un vino blanco dulce, Vega de Luchán, con presencia de la variedad moscatel, además de verdejo, por lo que no resulta muy dulce y encaja tanto en el aperitivo como en el postre.

Pilar Morón insistió durante la presentación en "la importancia de que los productos del campo aragonés se conozcan más en Zaragoza, ya que la defensa de nuestros alimentos tiene que empezar por nosotros mismos".

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