gastronomía
Una ruta de bares para los cofrades zaragozanos, con croquetas con capirote incluidas
El entorno de la plaza del Justicia, donde se localiza San Cayetano, acoge varios bares que cada Semana Santa son punto de encuentro de cofrades y espectadores.
En una de las cristaleras de El Picadillo ya lucen pegados varios carteles de cofradías y hermandades de Zaragoza. Este bar es uno de los centros neurálgicos de la Semana Santa de la capital aragonesa, donde cofrades y espectadores hacen un alto entre procesión y procesión. El bacalao, el taco de escabeche, el huevo gamba y los torreznos –si no es vigilia- es lo que más se demanda en su barra. "Empezamos el Viernes de Dolores y hasta el Domingo de Resurrección", dice Paco Sánchez, al frente de este bar.
La Semana Santa son los días grandes en este establecimiento. "La mayoría de la gente que se queda en Zaragoza es por las procesiones y este es el principal sitio", cuenta Sánchez. Los hosteleros coinciden que esperan estos días con "ilusión" porque para ellos se regresa a los días santos de 2019, sin restricciones como los últimos años, ya que aunque hubo procesiones el año pasado se mantenían algunas medidas como el uso de mascarilla.
En La Pasión se respira a Semana Santa de Pascuas a Ramos. "Desde el Viernes de Dolores (31 de marzo) al Sábado Santo (8 de abril) nuestra cafetería cerrará a las 00.00 para poder dar continuidad en un espacio con mayor aforo y horario, para nuestro disfrute cofrade durante los días de Pasión", han anunciado en sus redes sociales, y se trasladarán a la DaLuxe.
La Pasión, que este año ha cumplido su primer cuarto de siglo de andadura, invita a recoger la tarjeta de entrada gratuita en su local de la calle Mayor de Zaragoza, que también incluirá descuentos hasta las 3.00, que se mantendrá abierta.
Esta Semana Santa van a vestir capirote hasta las croquetas, son los cofrades de bacalao que se pueden encontrar en Rombo Zentral, en el Mercado Central de Zaragoza. Se trata de unos muesitos –croquetas con forma de lágrima y masa de churro- a los que se les pone un cono que hace las veces de capirote. Puede ser de color rojo –hecho con tomate- o verde –de espinacas- y está relleno de una brandada de bacalao. Se venden dos unidades a un precio de 3 euros.
Además, en la zona central de la lonja zaragozana se podrán adquirir unas cajitas que incluyen bebida, patatas fritas y bocadillo caliente –de jamón curado con queso brie, tortilla de patata o bacon y queso- por 9,90 euros. Lo proponen tanto para comer allí como para llevar.
La calle de Manifestación es la calle de Zaragoza por la que más procesiones pasan y el amplio ventanal de Marianela da buena cuenta de ello. "Se notan picos cuando pasan", dice Miguel Martín. Este bar de la capital aragonesa es sitio de desayuno, vermú –con la barra repleta de montaditos, croquetas y banderillas- y merienda –con la amplia variedad de tartas-. En función del momento del día, cervezas y copas completan las estrellas de este bar zaragozano, con salida también a la calle de Prudencio. Precisamente, en esta vía forman varias cofradías la tarde del Viernes Santo para el Santo Entierro, por lo que también es lugar de avituallamiento para los cofrades antes de la salida.
Estos días amplían las ventas y la plantilla. "La Semana Santa es un buen escaparate porque más público nos conoce -celebra Martín-. Es un plus de energía”. Esperan que el tiempo respete y salgan todas las procesiones, ya que eso también repercute en la afluencia de clientes. Donde se amplía el horario es en Platerías –también en la calle de Manifestación-, que incluso ofrecerá tapas el Domingo de Ramos.
En otro lugar totalmente estratégico se encuentra La Ría, en el tramo de la calle de Torrenueva, entre Alfonso I y la plaza de San Felipe. En una de sus paredes también cuelgan los carteles de varias cofradías. Aunque la Pasión está presente durante todo el año: "Es que soy de la Coronación", dice David Blasco mientras señala un cofrade del otro lado de la barra.
En este establecimiento el fuerte de estos días son los bocadillos, tanto para aquellos que guardan la vigilia –que optan por tortilla de patata o calamares- y por los que no –entre los que triunfa el lomo, por ejemplo-. Es un lugar de encuentro para muchas cuadrillas de cofrades tras el cierre en San Cayetano o en su vecina San Felipe, sede para tres cofradías de la capital aragonesa. Este año han expendido unos tiques que venden las diferentes congregaciones a sus hermanos –bocadillo y bebida, 6 euros-.
Junto a estos, se suman el Gusto –antaño Cafetería Lanuza¬-, en la esquina de la calle de Manifestación con la avenida de César Augusto, y El Rincón del Viajero –en tiempos Mesón Las Murallas-, frente a la plaza del Justicia.
El consumo es de los turistas, pero también ciudadanos y cofrades. Hay un incremento de ingresos directos e inducidos, tanto para los proveedores de hostelería, así como incremento de horas y puestos de trabajo, explican desde la Asociación del Estudio para la Semana Santa. Esta entidad analiza desde hace varios años el impacto económico de la Pasión, como realza la Fundación Lágrimas y Favores de Málaga, que preside el actor Antonio Banderas.
