gastronomía

¿Aceptas el reto de cenar con el móvil encerrado en una jaula?

El Grupo Carnívoro impulsa una iniciativa durante el mes de marzo para olvidarse del teléfono y disfrutar a la mesa.

Juan Antonio Delgado y Sara Hernández, dejando el móvil en la jaula.
Juan Antonio Delgado y Sara Hernández, dejando el móvil en la jaula.
A. Toquero

¿Seríamos capaces de cenar sin mirar al móvil ni utilizarlo durante la velada? A esta pregunta en forma de reto se enfrentaron el jueves Sara Hernández y Juan Antonio Delgado en el restaurante Smooth (plaza de los Sitios, 18). 

Ese día, 2 de marzo, se celebraba el Día Mundial sin Móvil, y el Grupo Carnívoro, que tiene varios establecimientos en Zaragoza, le planteó a sus clientes encerrar los teléfonos en una jaula y olvidarse de ellos mientras cenaban. La recompensa: una copa de Ballentines' 10 de Pernod Ricard.

La experiencia se va a repetir todos los jueves del mes de marzo, en horario de cena, en Smooth y también en Tribu (Vía de la Hispanidad, 18). Claudia Naranjo, portavoz del Grupo Carnívoro, espera que esta iniciativa “sirva para concienciar a la gente de lo importante que es saber poner límites a esta herramienta, que es muy útil para comunicarnos, pero que en determinados momentos genera una gran incomunicación”.

La chispa que animó a este grupo hostelero a poner en marcha esta acción llegó de la mano del estudio 'Cómo comen los españoles' elaborado por la investigadora Elena Espeitx, del Grupo de Investigación Bienestar y Capital Social de la Universidad de Zaragoza.

En este trabajo se incide en que “8 de cada 10 personas, sobre todo mujeres, están pendientes del móvil mientras comen”. Además, alrededor del 60% deja el teléfono sobre la mesa mientras “disfruta” de la comida, y normalmente con el sonido activado.

El jueves pasado, el restaurante Smooth estaba lleno durante el servicio de la cena y a todos los clientes se les invitó a participar en la iniciativa. Tenían que dejar sus teléfonos dentro de una pequeña jaula ubicada en sus mesas y no tocarlo durante toda la velada. El candado con el que se cerraba animaba a no caer en la tentación.

Un grupo de estudiantes se animó a participar en la experiencia
Un grupo de estudiantes se animó a participar en la experiencia
A. Toquero

Lo cierto es que ganaron los clientes que no aceptaron el reto, pero algunos, como Sara y Juan Antonio, se prestaron encantados. A ella le resultó especialmente difícil porque es 'influencer' gastronómica –lleva la cuenta Los Baturricos Comilones– y a todas horas está haciendo fotografías y vídeos que sube al instante a las redes sociales.

"Ha sido una experiencia diferente y muy interesante –comenta Sara–, me ha servido para reconectar con la persona que tenía enfrente y disfrutar de verdad de la cena"

“Ha sido una experiencia diferente y muy interesante –comenta Sara–, me ha servido para reconectar con la persona que tenía enfrente y disfrutar de verdad de la cena”. Su compañero sugiere algo parecido: “No estoy tan enganchado al móvil; de los mejores momentos que he vivido solo me queda el recuerdo porque me he dedicado a disfrutarlos y se me olvida hacer fotos”.

En fin, que los dos obtuvieron la recompensa en forma de copa tras la cena. Claudia Naranjo confía en que cada vez más parejas y grupos de amigos se animen a participar en esta iniciativa. “Es hora de que volvamos a mirarnos a los ojos cuando nos sentamos a la mesa, de compartir cosas y no estar pendientes a todas horas de las notificaciones o de los 'likes'; al final, sin darnos cuenta, el móvil está controlando nuestras vidas y generando graves problemas de adicciones”.

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