hasta la cocina

En la cocina de los Bomberos de Zaragoza, hacer la comida siempre en alerta

Los Bomberos de Zaragoza guisan todos los días en los parques y aseguran que entre ellos hay "muy buenos cocineros", dignos de ser participantes en concursos de televisión.

En la cocina del parque 1 de Bomberos de Zaragoza.
En la cocina del parque 1 de Bomberos de Zaragoza.
Francisco Jiménez

Casi son las 13.00 y cuatro hombres uniformados comienzan a pelar patatas tras haber hecho las prácticas y demás labores diarias. Los bomberos del parque 1 de Zaragoza, el de la calle del Valle de Broto, van a comer pollo asado con patatas. "Aquí hay muy buenos cocineros –dice José Ángel Casamayor, oficial conductor y asiente el resto–, tanto que nos apuntamos recetas para casa". Paellas, ranchos, berenjenas rellenas... el recetario de los bomberos es amplio. "Incluso postres, como arroz con leche o bizcochos", menciona Jesús Aznar, subjefe de Intervención de operativa.

Guisan en una cocina equipada con lavavajillas, plancha, una amplia barra, rueda para hacer platos más grandes y un gran horno. No obstante, en el resto de parques las cocinas son más humildes.

En días como Nochebuena o Nochevieja preparan platos más elaborados, pero el resto del año optan por comidas tradicionales que todos conozcan, ya que puede ser que tenga que culminarla otro compañero. "Si suena la alarma, apagamos el fuego y salimos corriendo", explican nada más sonar –esta vez de prueba–.

Las emergencias también marcan el número de comensales. Se suelen sentar entre 14 y 19 compañeros en unas largas mesas. También para desayunar –normalmente un café–, almorzar y cenar. "El almuerzo es importante para nosotros, aunque sea poco, porque si sale un servicio a mediodía puede ser que ya no comamos y de esta forma tenemos algo en el estómago y más si nos toca hacer esfuerzo físico", cuentan Aznar y Casamayor. Si están comiendo, dejan todo y acuden a la intervención; el regreso puede ser 30 minutos después o cinco horas más tarde. Aquí los turnos son de un día entero.

Con el paso del tiempo han cambiado las comidas y si hace unas décadas eran platos más grasientos, en la actualidad son más saludables. El menú lo organizan el día de antes y la lista de la compra la hacen después de la cena. Compran entre ellos y lo pagan entre todos, normalmente ronda los 10 euros por cabeza aunque varía según la propuesta. "Tenemos un grupo de Whastapp para ponernos de acuerdo", indica Aznar. Hay bomberos que siguen dietas vegetarianas, veganas o sin gluten y se llevan su comida.

A pesar de que siempre haya alguno que tome la voz cantante, la voluntariedad de los pinches es vital. Esto demuestra que el trabajo en equipo de los Bomberos de Zaragoza llega hasta la cocina.

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