gastronomía

Una cocina que funciona con donaciones: "Aquí no se tira nada"

En la cocina del comedor social del Carmen de Zaragoza apuran cada alimento, tanto que con un mismo producto idean diferentes recetas. "Lo importante es que aprovechamos todo lo donado", dicen.

En el interior de la cocina del comedor social del Carmen, en Zaragoza.
En el interior de la cocina del comedor social del Carmen, en Zaragoza.
José Miguel Marco

Al son de la música, cuatro mujeres trocean tomate, calabacín y otras verduras. Son voluntarias del comedor social del Carmen de Zaragoza, donde cada día comen de media 210 comensales, una cifra que ha aumentado a raíz de la pandemia.

Al otro lado de la larga cocina Nati Hernández termina de rellenar las calabazas con pescado. "Esta semana hemos tenido muchas calabazas que nos donaron, así que si un día ha sido crema de calabaza, hoy comerán calabaza rellena de pescado y gratinada con alioli", explica la cocinera. Las mete al horno su compañero David Girón, en un momento que ha parado de dar vueltas al tomate frito que prepara en una gran marmita. "También hemos tenido muchos tomates, así que lo estoy friendo para estos días. Otras veces, los hacemos en gazpacho", dice con la pala en la mano.

Estas palabras coinciden con lo que se ven en los grandes frigoríficos del comedor social, donde también hay numerosas cajas de judías verdes, patatas y col morada. "Aquí no se tira nada" asegura Ana Cucalón, trabajadora social de la entidad. "Los cocineros intentan hacer un menú lo más equilibrado que pueden, pero juegan con las donaciones. Lo importante es que aprovechamos todo", añade.

Cuentan con un primer plato, un segundo, fruta y algo de repostería si hay. "En verano también les damos gazpacho y en invierno caldo", aporta Cucalón. Ensaladas ilustradas completan el menú. Este viernes, además de las calabazas, había empanada de atún y hamburguesas. En la actualidad diseñan un menú en el que haya opción sin cerdo por si algún usuario quiere retirarlo. Todo ello está controlado por una coordinadora de cocina.

Los productos que se donan se pueden ver en la despensa, una habitación con largas estanterías que acumulan todo tipo de alimentos. "Tenemos unos voluntarios que los ordenan por tipo y fecha de caducidad", explica la trabajadora social. Estos víveres, la mayoría donados por cadenas de supermercados y el Banco de Alimentos, se destinan a la cocina, pero también se reparten en carros entre familias sin recursos.

En el interior de la cocina del comedor social del Carmen, en Zaragoza.
En el interior de la cocina del comedor social del Carmen, en Zaragoza, en los 80.
Archivo Heraldo

Mientras en la cocina se vive cierto trajín, como ocurre en cualquiera en la hora punta, en lo alto de la escalera que da a la calle ya se ven las piernas de los comensales del día. "Si se termina la comida y viene alguien, le damos. Se preparará algo en un momento, pero de aquí no se va nadie sin comer", apunta Ana.

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