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Cepas viejas y grandes vinos de Alpartir

Bodegas Frontonio establece un riguroso método de selección en la vendimia para sus vinificaciones.

En las cuevas de Bodegas Frontonio, Fernando Mora afina sus vinos.
En las cuevas de Bodegas Frontonio, Fernando Mora afina sus vinos.
Aránzazu Navarro

Elaborar un gran vino no es una tarea fácil. Cada bodega tiene su pócima mágica para transformar las uvas en elixir de dioses, pero hay proyectos que tienen un no sé qué especial, y Bodegas Frontonio, dirigido por Fernando Mora y Mario López en Alpartir, es uno de ellos.

Su ideario pasa por recuperar y cultivar viñas viejas. "Su cuidado y gestión es la clave. Poda, abonado, trabajo y revitalización del suelo", explican los dos protagonistas, que en 2010 vieron cómo nacía la primera añada de Frontonio.

Desde entonces, Mario y Fernando han dado muchos pasos. Entre otros, buscar y rebuscar cepas centenarias hasta hacerse con casi 65 hectáreas en los alrededores de Alpartir, El Frasno, Inogés y Tobed.

En los últimos años han sucedido algunas cosas más. Entre otras, un logro único en la historia de los 'Master of Wine', el máximo reconocimiento oficial en el mundo del vino. Fernando Mora consiguió este título en 2017, en primera convocatoria, después de una preparación de tres años. En todo el mundo apenas hay 400 profesionales de este tipo y, en España, poco más de media docena.

Estos detalles justifican por sí solos una visita a Bodegas Frontonio. Más que nada porque ahora es tiempo de vendimia y son días claves para la gestión de un gran vino. Esto es lo que busca este reportaje: conocer cómo unas cepas viejas bien cuidadas ofrecen lo mejor de sí mismas.

La vendimia en los viñedos de Bodegas Frontonio se desarrollará hasta final de septiembre.
La vendimia en los viñedos de Bodegas Frontonio se desarrollará hasta final de septiembre.
Aránzazu Navarro

El miércoles pasado, a las diez de la mañana, Fernando y su equipo hacían un alto en el camino para almorzar. Ese día terminaron de recoger la uva en La Tejera, una parcela de 1,7 hectáreas. Con las variedades garnacha y macabeo de este pequeño viñedo se elabora uno de los 'grand cru' de la bodega, Las Alas de Frontonio.

En 15 días han vendimiado la mitad del fruto de viñedos que están a unos 700 metros de altitud. A final de mes habrán terminado la faena, cuando lleguen a los que están a mil metros, que tardan más tiempo en madurar.

El enólogo Mario López explica que "la previsión es que haya un 40% menos de producción que el año pasado, pero la calidad es muy buena porque con el calor y la falta de lluvia no ha habido enfermedades". Eso sí, matiza Fernando Mora, "en las últimas tres semanas se ha producido un pequeño milagro: han caído alrededor de 40 litros de agua, lo que ha hecho que las plantas se recuperen y los racimos estén madurando muy bien".

Mario López y Fernando Mora, con sus vinos y en su parcela más especial, El Jardín de las Iguales.
Mario López y Fernando Mora, con sus vinos y en su parcela más especial, El Jardín de las Iguales.
Aránzazu Navarro

Una de las claves para obtener un gran vino, explican los dos expertos, es la selección que hacen de la uva. Los racimos pasan hasta cuatro filtros. El primero, el de los temporeros que reciben instrucciones precisas de los que sirven y los que no; el segundo, el de la persona de confianza que está todo el tiempo con ellos y supervisa las cajas de 15 kilos donde se transportan; el tercero, el de los ocho ojos que sobre una mesa ponen el acento en detalles tan pequeños como eliminar una uva verde que aparece entre muchas maduras y, el cuarto, el de Fernando Mora y Mario López, que dan el visto bueno definitivo antes de que los racimos pasen a ser pisados.

"Solo entra lo mejor de lo mejor –explica el Master of Wine-, tenemos claro qué necesitamos para conseguir el resultado que queremos; a la búsqueda de un vino especial no hay miedo a desechar lo que no nos interesa".

Pero además de esta estricta selección hay otros detalles, como que los vinos de alta gama se estrujan con los pies. En ello se afana Fernando Mora mientras cuenta con detenimiento que "de esta forma se evita la rotura de pepitas que daría notas amargas".

Lo que suceda a partir de este momento ya es un futurible, lo que vendrá. Por ejemplo, la fermentación, "que nos gusta hacerla en depósitos de cemento, aunque también utilizamos tinos de madera y alguno pequeño de acero inoxidable".

Mario López y Fernando Mora, comprobando el estado de la uva.
Mario López y Fernando Mora, comprobando el estado de la uva.
Aránzazu Navarro

En Frontonio las maceraciones son largas, entre unos 45 y 90 días, "en función de cómo vemos la evolución". A partir de ahí llegará el sangrado para obtener un vino que sea de mayor calidad y el prensado para que acabe de fermentar, ya que "todavía quedará bastante uva entera".

Cemento, fudres, barro y barricas de madera francesa grandes y usadas son los contenedores en los que se irán afinando las distintas vinificaciones, perfectamente diferenciadas todas las parcelas. "Sin recetas; el vino manda", coinciden los dos socios.

Algunos, como El Jardín de las Iguales, mandan de una forma especial. Es el más exclusivo. De la añada de 2018 se elaboraron poco más de 500 botellas. Hay otros más populares, como Teléscopico, cuyo precio de venta al público ronda los 20 euros. Es un 'premier cru' que tiene 94 puntos Parker. Entre uno y otro, incluso por debajo, mucho donde elegir.

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