gastronomía

El bar de tod@s despega con su modelo de cocina generosa en Zaragoza

Las chilenas Salomé Bustamante y Verónica Barca han consolidado su casa de comidas a partir de un recetario casero y una atención muy cercana.

Verónica Barca y Salomé Bustamante, en una mesa de la pequeña terraza de El bar de tod@s.
Verónica Barca y Salomé Bustamante, en una mesa de la pequeña terraza de El bar de tod@s.
A. T.

“A aquel viejito que pasa por allí, ayer le preparamos un arroz blanco caldoso para su mujer que tiene problemas de estómago”. Así entienden Salomé Bustamante y Verónica Barca su pasión por la cocina, como un acto de amor hacia los demás que practican cada día en El bar de tod@s, en Zaragoza (c/ Doctor Horno, 27. 697 200 403).

En el día a día de estas cocineras, no dejan de acumularse este tipo de detalles: croquetas sin lactosa y recetas adaptadas sin sal; un cliente fijo que comía de bocadillos y comida preparada, y que desde que acude a su local ha adelgazado diez kilos al alimentarse de forma saludable, o el caso de Laura, que entra en el bar y pide algo ligero porque está un poco indigesta. Evidentemente, este no es su modelo de negocio, pero sí su talante, su forma de estar en el mundo y de relacionarse con la clientela.

Salomé y Verónica se conocen desde hace más de 30 años. En Zaragoza llevan unos cuantos, pero no habían podido trabajar juntas. La pandemia les brindó esa oportunidad: Salomé terminó su última relación laboral justo antes del confinamiento y Verónica vio cómo se paralizaba el curso de cocina que estaba haciendo. Ahí estaban las condiciones para iniciar un proyecto común.

“No queríamos algo tan exigente como un restaurante –relatan–, sino un local de comida para llevar en el que se mezclasen los mundos vegetariano y carnívoro”. Así se empezó a plasmar la carta inicial, con Verónica en la barra y Salomé en la cocina, aunque las dos hacen de todo. “La Vero es la simpática –comenta su compañera–; te dice: ¡Hola, corazón!, y te conquista; yo soy un poco más seca”.

Las dos cocineras chilenas han decorado el bar con mucho gusto.
Las dos cocineras chilenas han decorado el bar con mucho gusto.
A. T.

A día de hoy, estas dos cocineras están en vías de consolidar su modelo de negocio que básicamente consiste en ofrecer una lista de alrededor de 20 raciones que preparan cada día a unos precios muy asequibles. Se pueden adquirir para llevar a casa o comer en las cuatro o cinco mesas que hay en el local.

Eso sí, conviene tener en cuenta dos detalles: es mejor reservar el menú por teléfono y, en el caso de comer en el bar, lo mismo, pedir hora. “Hay platos que tienen mucha demanda como la lasaña de berenjena, que hacemos bastante, pero si reservas te garantizas que vas a tener”, explican.

Hace aproximadamente un año, las cosas no pintaban tan bien para ellas. “Alquilamos un local y nos dijeron: está para entrar a trabajar. Sin embargo, a la semana todo dejó de funcionar; apenas teníamos dinero y llegaban gastos por todos los lados; fue desesperante”.

La ración de albóndigas de ternera pirenaica es una de las más demandadas.
La ración de albóndigas de ternera pirenaica es una de las más demandadas.
A. T.

Un ´tuit` de la hija de Verónica, Moria Tosti-Croce, fue el punto de inflexión. “Hizo un llamamiento para que la gente viniese a probar nuestra comida y nos ayudase a salir de esa situación tan difícil –recuerda su madre–, y la respuesta fue abrumadora, durante varias semanas tuvimos unas colas tremendas a la puerta; no dábamos abasto”.

Desde entonces, el proyecto ha crecido a partir del boca/oído, de la red de trabajo generoso y solidario que estas dos mujeres han tejido. Pero, sobre todo, de una propuesta gastronómica que se resume en la siguiente idea: “Nos gusta mucho cocinar y comer bien; esa es la base de todo, no dar a los demás lo que no queremos para nosotras”, explican.

Salomé y Verónica son unas apasionadas del café, así que desde el punto de la mañana se puede tomar de calidad. También les gusta trabajar los productos ecológicos. “Compramos todo lo que podemos, pero no nos volvemos locas pagando tres veces más por unos huevos”, comenta Salomé.

Verónica Barca, atendiendo a una clienta.
Verónica Barca, atendiendo a una clienta.
A. T.

Otra seña de identidad es la carne de ternera de la raza pirenaica. Sus afamadas albóndigas de los martes y los jueves (mejor reservar si uno quiere garantizarse una ración), el guiso de la carne mechada a baja temperatura y la hamburguesa completa (7,50 euros) se preparan con distintos despieces de la Roya Pirenaica.

Pero hay más: mucha legumbre; la ensalada Bardetod@s, que es una explosión de ingredientes y colores; platos elaborados al momento como el bacalao con frutos de mar y la sepia a la plancha, o el cuarto de pollo asado. Un recetario variado y preparado con mucho cariño. 

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