El cambio climático calienta aún más la cesta de la compra por las temperaturas extremas del verano

El BCE constata que las olas de calor elevan los precios de los alimentos y avisa que el impacto será mayor en los próximos años.

Los precios de los alimentos se moderan, aunque algunos siguen subiendo
Los precios de los alimentos, decisivos en la economía doméstica
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IPC. Estas tres letras han estado presentes en las páginas de los periódicos, en las tertulias de bar y en las conversaciones diarias. El precio de los alimentos en los últimos meses, ya años, ha subido impulsado por escasez y por los problemas de suministro causados por acontecimientos como la pandemia y la guerra en Ucrania. Pero en la fórmula para calcular cuánto han subido los alimentos también hay que introducir otra variable: el cambio climático.

"No somos del todo conscientes de su existencia, desde hace un tiempo una parte de la actual inflación ya se debe precisamente a las consecuencias del cambio climático". señala Benja Anglès, profesor agregado de Derecho Financiero y Tributario de la Universidad Abierta de Cataluña (UOC). "No podemos olvidar que la última escalada de precios, causada por la crisis energética y la subida de precios de los alimentos, no han sido debidas solo a cuestiones geopolíticas sino también a cuestiones ambientales", añade. Y el reflejo está en los boletines oficiales del Banco Central Europeo (BCE) que estima que el calor extremo del verano de 2022 calentó la inflación de los alimentos un 0,67%.

El cambio climático plantea importantes retos para la seguridad alimentaria global. Los cambios a largo plazo que afectan a la temperatura, la humedad, las pautas de precipitaciones y la frecuencia con la que se producen los fenómenos meteorológicos extremos afectan ya a las prácticas de explotación agrícola, las cosechas y la calidad nutritiva de los cultivos destinados a la alimentación.

El maíz, el trigo, el arroz y las patatas -productos básicos en la cesta de la compra- se encuentran entre los cultivos más susceptibles a los cambios en los patrones climáticos. Un estudio realizado por la Universidad de Yale (Estados Unidos) revela que un aumento de un grado en la temperatura de la Tierra podría provocar la pérdida de cosechas de casi 13 kilómetros cuadrados de cosechas sólo en Estados Unidos.

No es la única investigación que une ambos conceptos: cambio climático y alimentación. Investigadores del Instituto Potsdam para la Investigación del Impacto Climático en Alemania analizaron los datos mensuales de precios al consumidor nacionales y datos meteorológicos en 121 países entre 1991 y 2020, combinando los resultados con proyecciones de un modelo climático físico para estimar los impactos en la inflación bajo el calentamiento futuro entre 2030 y 2060. ¿La conclusión? Tanto los países de ingresos altos como los de bajos ingresos experimentarán inflación impulsada por el clima; sin embargo, los países del sur global se verán más afectados. En el caso de Europa, el Banco Central Europeo calcula que el calentamiento global añadirá un plus en la subida de precios de los alimentos de la zona euro de entre 0,92 y 3,23 puntos porcentuales en cada uno de los próximos años, hasta 2035.

Una realidad imparable

A pesar de que los cálculos de los investigadores de la Universidad de Postdam y el BCE apuntan a mitad de la próxima década, la realidad de la inflación climática es tangible e incluso ya medible. "Se trata de un problema que ya sufrimos y que todo apunta a que persistirá y probablemente se agravará en el futuro", aclara Anglès.

Junto con el aceite de oliva, el precio del cacao ha sido uno de los grandes protagonistas en los últimos meses. Las semillas que llegan a convertirse en chocolate se han disparado y los futuros de esta materia prima han cotizado como el oro, los semiconductores y el bitcóin.

El Niño, un fenómeno meteorológico relacionado con el calentamiento del océano Pacífico oriental ecuatorial, unido al calentamiento global provocó, a mediados de febrero, varias olas de calor que dispararon el mercurio de los termómetros por encima de los 40 grados en Costa de Marfil y Ghana. Estos dos países acumulan el 6o% de la cuota de producción de estas semillas y la falta de precipitaciones y las altas temperaturas han debilitado la cosecha ya maltrecha.

El impacto del cambio climático en la producción alimentaria es global, aseguran los estudios. "Es posible que los bancos centrales tengan que tomar decisiones de política monetaria también en respuesta a shocks meteorológicos y climáticos", advierten los investigadores de la Universidad de Postdam.

Sin embargo, Anglès señala que el BCE ha decidido mantener los tipos de interés para intentar "enfriar" la economía. Pero añade que "de las declaraciones de Christine Lagarde y decisiones no se desprende que en estos momentos tenga especialmente en cuenta la influencia de la inflación climática en el comportamiento de la inflación a nivel europeo".

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