Vivienda

Ahorro en calefacción: medidas o consejos para gastar menos dinero

Aunque las instalaciones comunitarias "están desapareciendo" a merced de sistemas como la aerotermia, muchos propietarios todavía tienen una sala de calderas que pueden renovar.

Son 198 pisos de 2, 3 y 4 habitaciones, con dos baños. La torre principal tiene 20 plantas.
Vistas de Casanate, una promoción de Zaragoza que cuenta con un sistema de aerotermia.
Aedas Homes

Se ha hablado mucho de la calefacción. Especialmente, tras la guerra entre Rusia y Ucrania, cuando los precios de la energía se dispararon. Fue entonces cuando muchas comunidades de vecinos de Aragón y del resto de España tuvieron que reducir las horas en las que encendían los radiadores. Y ni con esas evitaron numerosas derramas. Este invierno la situación ha cambiado y, gracias a nuevas prácticas y sistemas, muchos propietarios han conseguido un ahorro significativo.

Para Antonio Calvo, miembro de la Junta de Gobierno del Colegio de Administradores de Fincas de Aragón, en lo que respecta a innovación y ahorro, dice que "cada comunidad es un mundo", pero lo que son instalaciones comunitarias "están desapareciendo" con el auge de la aerotermia, que es un sistema individual, y certificados energéticos altos, como el passivhaus. 

"Con la sala de calderas hay dos factores de ahorro: buscar el mejor coste de kilovatios por hora, que todos hemos aprendido, y las horas de encendido de calefacción", comenta Calvo. De hecho, en este sentido los administradores deben hacer un presupuesto con una estimación de las horas que se encenderán los radiadores, por lo que cuanto menos frío hace "más problemas" tienen, pues luego los vecinos la conectan menos tiempo. "Hay que regular el tema de las horas y adaptarlas al máximo a lo que los vecinos luego van a gastar", añade. Con ello, se puede alcanzar un ahorro de entre un 30% o 40%, según Calvo.

El auge de los contadores individuales ha hecho que se baje notablemente el consumo, ya que cada uno puede regularlo en función de si va a estar en casa o no. En este sentido, desde el Ministerio para la Transición Ecológica dan una serie de consejos útiles para no gastar de más. Por ejemplo, los dormitorios o pasillos deben situarse en una temperatura entre 15 o 17 grados; la cocina, donde hay que moverse un poco, en unos 18 grados; y zonas en las que estás sentado, como el salón, entorno a unos 20 grados. Así, se puede ahorrar entre un 10% y un 20% del gasto energético.

Al salir de casa, frente a la creencia errónea de algunas personas de que hay que dejar la temperatura estable, lo óptimo es apagar la calefacción. "Mantener una temperatura dada en el hogar (por ejemplo 20°C) exige un aporte continuo de energía, ya que la vivienda tiene pérdidas de calor, a través de los muros, ventanas o techos, que hay que compensar", expresan desde el Ministerio. Haciendo ese simple gesto se puede llegar a gastar un 20% menos.

Pero las comunidades de vecinos que todavía tengan calefacción central también pueden cuidar el gasto energético. 

Así, un cambio de la sala de calderas puede suponer una mejora notable en el gasto energético. Muchos vecinos que tenían gasoil, que gastaba mucho, se han pasado a otras de pellets, pero las que reinan son las de gas. Además, existen muchas instaladoras que hacen el coste del cambio de calderas a cambio de un contrato de energía. Así, una comunidad que gastaba 30.000 euros al año y pasaría a pagar 20.000 euros, se le mantiene el precio y no debe pagar la instalación.

Fachadas y ventanas

Se dice que la fachada de un edificio es su abrigo. Por lo tanto, en un bloque antiguo (la mayoría del parque de viviendas de Aragón lo es), de poco sirve llevar a cabo consejos para gastar menos si el problema está en el núcleo del inmueble. "En estos niveles conviene mucho plantearse si rehabilitar las fachadas. El mayor ahorro que puede tener una comunidad es acudir a los fondos Next Generation y renovarse la fachada, aislar terrazas o balcones, los techos de los locales... En definitiva, hacer un cubo hermético", asegura Antonio Calvo. El sistema más utilizado recientemente en obra nueva es la fachada ventilada, que estuvo en el punto de mira tras el trágico incendio de viviendas en Valencia que terminó con diez fallecidos. 

Lo mismo ocurre, a nivel individualizado, con las ventanas. Por ellas se escapa el calor y entra el aire frío en invierno y viceversa en verano. La inversión para cambiar todas las cristaleras se estima en 7.000 euros, y el ahorro en la factura puede llegar a ser de un 10%. Otra opción más económica es colocar burletes en los huecos por los que deslizan las ventanas para conseguir algo más de aislamiento, pero si las ventanas son malas el cambio no se notará mucho.

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