Sostenibilidad con impacto en las personas

La Responsabilidad Social Corporativa ha evolucionado hacia un concepto más amplio, el que los anglosajones denominan ESG (medio ambiente, social y gobernanza), criterios cuyo cumplimiento nos hace más humanos

Ana Hernández, en una jornada en Zaragoza sobre Responsabilidad Social Corporativa.
Ana Hernández,directora de Personas en Inycom, y ahora con responsabilidades similares en el grupo valenciano que compró la firma aragonesa, Nunsys, en una jornada en Zaragoza sobre Responsabilidad Social Corporativa.
Toni Galán

Lo que hasta hace no mucho conocíamos como Responsabilidad Social Corporativa (RSC), acciones que en el caso de muchas empresas servían para cumplir el expediente o lavar conciencias, ha dado paso a un movimiento mucho más amplio que habla de la importancia de la sostenibilidad, tanto medioambiental como social. 

Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS)de la Agenda 2030 de Naciones Unidas han ayudado a estructurar mejor ese amplio paquete de medidas que sirven para conseguir que las empresas no se centren en exclusiva en su irrenunciable objetivo de ganar dinero, sino que lo hagan cumpliendo otros muchos propósitos.

«Sin personas no hay nada, hemos puesto un cierto orden en la RSC», resumía el pasado jueves en un foro sobre este tipo de cuestiones Juan Royo Abenia, pionero en la materia en Aragón, economista e impulsor del mundo cómic, entre otras cosas. «La clave no es solo qué haces con el dinero, sino cómo lo ganas», precisaba antes de destacar que llevar a cabo acciones sostenibles ha dejado de ser una opción y se está convirtiendo en una obligación, incluso por ley. 

«Las pymes no se pueden ir ahora de rositas en eso del ‘reporting’», indicaba en referencia a la nueva Directiva europea CSRD, que obligará a partir de 2024 a un número mayor de empresas a monitorizar su cadena de valor.

«No habrá ninguna pyme o empresa grande que no esté sujeta a la regulación sobre sostenibilidad», corroboró en ese mismo foro, celebrado en el campus de Cogullada de Ibercaja, Ramón Pueyo, socio de KPMGque es experto en la materia. «Esto va de personas», incidió, en los primeros compases de su ponencia titulada ‘Tsunami normativo y pymes’, en la que desmenuzó todo lo que atañe hoy a los criterios denominados ESG (Environmental, Social and Governance, es decir, medio ambiente, social y gobernanza). «La ESG», recalcó, «tiene una perspectiva de oportunidad y otra de riesgo».

La nueva Directiva CSRD supone, según Sergi Simón, coordinador del área de Riesgos de Ealde Business School, «un auténtico reto porque por primera vez se avanza hacia un sistema único de reporte en toda Europa».

Además de lo que significa adaptarse a un sistema homogéneo, Simón destaca que «cumplir con la Directiva comporta cambios radicales en lo que se reporta, destacando como principal aspecto la doble materialidad (de impacto y financiera)». Esto supone, añade, «que no solo debe reportarse el impacto de la empresa sobre el entorno y la sociedad, sino que debe considerarse cómo un mundo más sostenible impactaría en el rendimiento y solvencia de la empresa».

A pesar de que las pymes no cotizadas están exentas de presentar los informes de sostenibilidad fijados en la CSRD, aquellas pequeñas y medianas empresas que sean parte de la cadena de valor de una gran compañía cotizada sí se verán afectadas de forma indirecta por estos nuevos estándares europeos.

«Las compañías están posicionándose en materia ESG, pero pueden abordar de forma proactiva las oportunidades que ofrece el mercado», sostiene Ramón Pueyo, de KPMG. De hecho, reseñó en el foro en Cogullada, muchas están diseñando planes de acción ejecutando proyectos prioritarios con especialistas en sostenibilidad y transformación, de ahí que estén incorporando a sus equipos a personas con perfiles relacionados con la sostenibilidad.

Ramón Pueyo, de KPMG, en Cogullada.
Ramón Pueyo, de KPMG, en Cogullada.
Toni Galán

Antes, recordaba Pueyo, en las empresas estos temas apenas importaban, la RSC la llevaban personas a punto de jubilarse y becarios. Ahora, en cambio, los criterios ESG forman parte de la estrategia de la dirección. 

«No hay nada que no esté impactado hoy por el Pacto Verde», asegura. Por ello, si en temas de medio ambiente el cumplimiento de ciertos parámetros era un obstáculo, ahora se está viendo que «las iniciativas ESG no reducen el crecimiento económico, sino que pueden ser una palanca de desarrollo». 

Y esto ocurre, según el experto, porque los consumidores son cada vez más conscientes de la importancia de lo que está en juego si la contaminación aumenta y si no se cumplen los derechos laborales, por ejemplo. 

Una encuesta reciente indica que dos tercios de quienes consumen todo tipo de productos en España toman sus decisiones de compra teniendo en cuenta criterios de sostenibilidad. «Ser excelente en ESG puede ser una fuente de ventaja competitiva para empresas de diferentes sectores», remata Pueyo.

Más que de un tsumani normativo, el experto de KPMG prefiere hablar de «un puzzle en el que cada pieza representa una inicativa recogida en el Pacto Verde europeo». Las nuevas leyes, avisó en su intervención, «harán cambiar a las empresas sus modelos de gestión en materia de personas».

Ana Hernández, hasta hace poco directora de Personas en Inycom, y ahora con responsabilidades similares en el grupo valenciano que compró la firma aragonesa, Nunsys, ratificó en la mesa redonda en el mismo evento en Cogullada las afirmaciones de Pueyo. 

Su experiencia le dice que el avance de los criterios ESG en las empresas obliga a un enfoque diferente en cuestiones que afectan a los trabajadores como la conciliación, las formas de interacción entre los empleados y su implicación en los proyectos de la compañía. 

Realidades que ya tienen en cuenta empresas que contratan sus servicios. La desconexión digital, de la que habló Laura Davara, forma parte de esas acciones relacionadas con el fomento del bienestar del trabajo. Cuestiones que deben quedar claras por escrito y deben ser medidas, coincidieron ambas en una jornada en la que también intervinieron Choni Fernández (Port Aventura) y Juan Eduardo Ferrando (Carrefour).

Liderpack 2023: La caja reutilizable de estudiantes de la Universidad de Zaragoza, premio Diseño Joven

Las ganadoras del premio de la Universidad de Zaragoza.
Las ganadoras del premio de la Universidad de Zaragoza.
S. E.

La Universidad de Zaragoza se ha alzado con un premio en la categoría de Diseño Joven de los premios profesionales de envase Liderpack 2023. El proyecto ganador fue finalista en la última edición de los Premios Nacionales de Diseño y Sostenibilidad de Envase y Embalaje, organizados por el Clúster de Innovación en Envase y Embalaje, y representarán a España en la próxima edición del concurso mundial de envase y embalaje WorldStar for Packaging Awards, en su categoría para estudiantes.

Según informaron desde el campus público, el galardón de liderpack 2023 fue concedido a las alumnas Irene Camañes, Ana Cuenca, Sara Fuentelsaz y Ana Covadonga por la propuesta de ‘Rediseño Caja Eco 1’ utilizado en el reto de Encaja. Se trata de una solución basada en una caja, cuyas grapas se pueden estirar, sirviendo tanto para el almacenaje como para el envío, por lo que se trata de un embalaje reutilizable, montable y desmontable, con una capacidad de plegado completa.

Los premios están convocados por la Asociación Española de Packaging de Graphispack Asociación y el salón Hispack de Fira de Barcelona.

STEM Responsable: Un asistente virtual para personas sordas logra un reconocimiento de Nestlé

Otro premio relacionado con la implicación de las personas en el ámbito de la sostenibilidad que se ha anunciado esta semana es el STEM Responsable, impulsado por Nestlé, a través de su Global IT Hub Barcelona, Fundación Randstad y la Univesitat Oberta de Catalunya (OUC). En este caso reconoce los trabajos de alto rigor científico de graduadas en el ámbito STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) que contribuyen a mejorar la calidad de vida de las personas con discapacidad.

Marta Vázquez (derecha), tras recibir el premio.
Marta Vázquez (derecha), tras recibir el premio.
S. E.

En esta primera edición, la estudiante de la UOC Marta Vázquez, con un asistente virtual para que las personas sordas puedan contactar con el teléfono 112 de emergencias, ha ganado el primer premio del jurado. Gemma Fàbregas, con el proyecto Yo también leo para niños y niñas con discapacidad intelectual, y Mónica Romero, con su trabajo sobre la aplicación de métodos de aprendizaje semisupervisado para el reconocimiento del habla en personas con afasia, obtuvieron el segundo y tercer premio respectivamente

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