La negociación por la subida salarial en hostelería se enquista en plenas fiestas del Pilar

La patronal ve inasumible superar el 12% de aumento en tres años frente al 16% que plantean los sindicatos

Maribel Arnal, Iván Colas y María León, delegados de OSTA y trabajadores en el sector de la hostelería piden un convenio que permita dignificar el sector
Maribel Arnal, Iván Colas y María León, delegados de OSTA y trabajadores en el sector de la hostelería piden un convenio que permita dignificar el sector
Francisco Jiménez

Camareros, cocineros, recepcionistas, personal de limpieza... hasta 27.000 trabajadores de hostelería en Zaragoza, en plenas fiestas del Pilar, siguen sin nuevo convenio. Patronal y sindicatos están encallados. Les separa la subida salarial: los empresarios ofrecen un 12% (6% este año más un 3% en 2024 y otro 3% en 2025) mientras que la representación de los trabajadores pide un 16% (10%, 3% y 3%) tras rebajar sus pretensiones desde el l 18% en el acto de conciliación del pasado jueves en el Servicio Aragonés de Mediación y Arbitraje (SAMA).

El incremento salarial vuelve a tensar el pulso de la negociación aunque ambas partes muestran su mano tendida. Y es probable que el SAMA les llame de nuevo a negociar mañana para evitar que los paros de cuatro horas previstos para el 11, 13 y 14 desluzcan unos Pilares marcados por el buen ambiente y la diversión. La paz social conviene a ambas partes, pero está por ver hasta que punto están dispuestas a ceder.

De momento, la patronal ya ha dicho que «en ningún modo es asumible la subida del 16% que plantean los sindicatos sin poner en riesgo la viabilidad de muchos negocios familiares». Mientras, para los sindicatos resulta igualmente «inaceptable que la patronal solo haya ofrecido un ridículo 1% de incremento salarial en el SAMA» cuando vienen de la congelación salarial de estos últimos años y de la fuerte subida del coste de la vida.

Dispuestos a «agotar la vía de la negociación», desde la parte sindical se niegan a eliminar, como pretende la patronal, el descanso de diez horas entre jornada y jornada. Un escollo insalvable que empresarios y sindicatos parecen haber relegado a un segundo plano (igual que la regulación de la jornada o la carrera profesional) para centrarse en salarios.

Circunstancias que no cambian

«En muchos establecimientos cogen a un ayudante de camarero por ocho horas para que les hagan 14 horas», señala María León, delegada de OSTA y trabajadora en este sector desde hace 38 años. Antes, «igual que ahora se trabajaba de sol a sol», reconoce esta veterana, que tuvo su propio bar y ha trabajado en varios establecimientos. 

«Es una vergüenza que años después sigamos en el mismo sitio, que las condiciones apenas hayan cambiado» y recuerda que en 1985 ella cobraba 83.000 pesetas. «Entonces cundían mucho, no como ahora cuando con suerte y la paga del Pilar prorrateada rondan los 1.200 €».

León recuerda que «sabía cuándo entraba a trabajar, pero no cuándo salía» y que ha hecho jornadas de 8 de la mañana a 8 de la tarde y después ha seguido poniendo copas. Aún así no entiende que fijada la jornada en todos los sectores en ocho horas «no haya cambiado la mentalidad y algunos bares sigan contratando a una persona por 8 horas para que trabaje 14 en lugar de sacar del paro a dos».

«Desde el lado de los hoteles respetan más los horarios. Se ciñen al convenio», dice Maribel Arnal, que trabaja en el restaurante de un hotel zaragozano. «Muchos empleados están en categorías inferiores a las que les corresponde aunque luego les paguen un complemento». En su caso, indica, estuvo hace años de jefa de desayunos, pero luego entró otra empresa, la subrogó, y ahora está de camarera, es decir, le han bajado la categoría: «Entré a trabajar de extra en 1999 y cobraba lo equivalente a 2.400 euros con mi jornada y muchas horas extra". Sin embargo, en la actualidad ingresa «justo la mitad».

La patronal no pueden excusarse, apunta, «en que «hay crisis porque la gente dejó la pandemia con muchas ganas de salir y en Zaragoza cafeterías, restaurantes y hoteles estaba todo lleno. En 2022 se ganó mucho dinero. Así que tienen una deuda con los trabajadores», afirma.

«No puede ser que todo el mundo sea ayudante de camarero», critica Iván Colás, responsable de la Federación de Servicios y Afines de OSTA y trabajador en la actualidad de ocio nocturno. Recuerda cómo en un bar de tapas en el que estuvo contratando le tocó «estar solo con una persona en cocina cogiendo pedidos, atendiendo 28 mesas, limpiando, etc, todo al precio de ayudante de camarero». 

Este sector «inmovilista» necesita evolucionar, pide el sindicalista, y que paguen el festivo a más de 11,08 euros el día.

Sin embargo, los empresarios insisten en que el 12% es lo máximo que pueden ofrecer para no repercutir la subida salarial a los precios de venta al público. Y aseguran que «han cedido en la negociación al retirar la flexibilidad laboral o la penalización de las bajas no justificadas continuadas».

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