Los vigilantes de seguridad, una profesión sin relevo en Aragón

En verano se demandan servicios que muchas compañías no pueden prestar al no tener bastantes profesionales. Lo denuncian empresas aragonesas, pero es un problema en toda España.

Imagen de recurso de un vigilante de seguridad
Imagen de recurso de un vigilante de seguridad
Guillermo Mestre

En el sector de la seguridad privada, el mayor problema en estos momentos es encontrar personal para poder atender todos los servicios que aumentan con la llegada del verano. Javier Grasa, director general de la empresa aragonesa Coviar, asegura que "en el periodo con mayor carga de trabajo, desde mayo hasta septiembre, se ve incrementada la plantilla pero no lo suficiente para acometer toda la demanda que se origina".

 Además de los servicios habituales, "hay otros esporádicos en urbanizaciones o piscinas que no podemos atender por falta de personal". Aunque los clientes lo pagasen al doble, destaca, "sería imposible". "Nos robamos el personal unas empresas a otras. A ese punto hemos llegado", dice el también vicepresidente de Asecops (Asociación Española de Compañías Privadas de Seguridad), que cifra en 5.000 los empleados que harían falta en España para cubrir las vacantes.

"No es solo es en Coviar, que emplea a 1.200 personas en toda España, de ellas 500 en Aragón", asegura Grasa, sino que "la falta de profesionales es un problema para todas la Seguridad Privada en España". La forma de acceso a la profesión, con un examen al que hay que presentarse a través de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, para la obtención de una tarjeta profesional, supone un gran impedimento, dice, y la gente que busca trabajo prefiere emplearse en otros sectores que no piden tantos requisitos de entrada.

Javier Grasa, director general de la empresa aragonesa Coviar, en su despacho.
Javier Grasa, director general de la empresa aragonesa Coviar, en su despacho.
R. LOSADA

Aunque en Coviar el 96% de su plantilla es fija, les resulta muy difícil -reconoce su máximo responsable- la contratación, sobre todo en los meses de verano, para instalaciones turísticas que precisan de seguridad. "En muchos casos", añade, dependiendo de en qué zonas geográficas no se puede ni presupuestar al cliente porque no se le va a poder dar servicio. Es triste ver que no tienes por donde crecer por esta falta de personal. Llevamos un par de años así y cada vez vamos a peor". "Un sector resulta atractivo o no y con el paro juvenil que hay parece que este no lo es", se lamenta.

No ayuda, opina este empresario, que el Gobierno no haya sacado todavía el reglamento de seguridad privada que tenía que haberse publicado y en el que el sector pedía abrir la puerta de la profesión a personas de fuera de la Unión Europea por ahora vetadas. Eso sí, confía en que la aprobación del nuevo grado de FP de técnico en Seguridad con 2.000 horas, publicado ene l BOE del pasado 26 de julio, permita que poco a poco entre más personal.

Asimismo, le cuesta encontrar profesionales a Silvia Lasheras, directora general de Tecalsa Seguridad y Alarmas, empresa con 40 años de experiencia y 60 personas en plantilla. "Nuestro propio sector ha revelado la carencia de profesionales cualificados en una profesión con buenas salidas", dice. En su caso, señala, optan "por incorporar perfiles técnicos y formarlos internamente" para dar un servicio cuidado a sus clientes, tanto de la Administración como de industria, banca, campos solares, gasolineras, supermercados, joyerías, etc.

Empleados de Tecalsa Seguridad, en las oficinas de esta firma aragonesa.
Empleados de Tecalsa Seguridad, en las oficinas de esta firma aragonesa.
S. L./TECALSA

Lasheras reconoce que en periodo estival hay que realizar más trabajos de mantenimiento y puesta a punto de alarmas en las empresas y que en muchos casos se trata de ampliaciones para controlar todos los puntos vulnerables. En clientes particulares, sin embargo, el ‘boom’ de trabajo llega a final de septiembre, cuando las segundas residencias se quedan vacías. Destaca esta directiva que la demanda de alarmas en hogares está creciendo a buen ritmo desde hace años. Según algunos estudios, hasta el 35% en 5 años, ya que a la preocupación por el robo se suma el auge de la ocupación ilegal de viviendas.

Aragón representa aproximadamente el 2% de los 87. 500 vigilantes de seguridad en activo, según la patronal Aproser. En cuanto a la cantidad de profesionales que requeriría el sector de la vigilancia, lo sitúan entre 3.000 y 5.000 profesionales adicionales a los ya existentes. "En España, al igual que en otros países del entorno, está siendo difícil la incorporación de profesionales a desempeños que implican una interacción directa y recurrente con los ciudadanos y que exijan cambios frecuentes de horarios, trabajo a turnos –incluyendo fines de semana- o situaciones similares", constatan.

Además, "en verano el trabajo es algo superior a otros periodos del año y hay que compaginarlo con las vacaciones del resto de empleados", precisa por su parte Jorge Pola, director de Marketing de Deinta Seguridad. Coincide con los directivos de otras compañías de seguridad en que el mayor ‘hándicap’ para el sector es encontrar profesionales. "No existen apenas trabajadores en paro en este sector. Y dada la especialización que se requiere no es fácil la reconversión desde otros sectores afines que puedan tener más disponibilidad", dice.

En Deinta, casi todo el personal que integra la estructura principal del negocio es fijo y estable, con apenas rotación, pero la dificultad la encuentran al requerir personal temporal o subcontrataciones para proyectos puntuales más grandes de lo habitual o fuera de Aragón, que es donde realmente tienen problemas.

Complica el panorama, según el director general de Coviar, que "cada año se jubilen más vigilantes y accedan menos a la profesión". Tener que trabajar sábados y domingos no es atractivo para muchos chavales hoy en día, señala. Cerca de cumplir 40 años en 2024, el responsable de esta empresa aragonesa recalca que la mano de obra es el principal obstáculo. "Aunque pagues un plus de distancia de 600 u 800 euros no encuentras gente que quiera ir a prestar servicio a localidades como Ejea o Calatayud", apunta.

Habiendo recuperado cifras de negocio ya prepandemia, 32 millones, Grasa asegura que el sector en Aragón aún se defiende, si bien no crece lo que debería por esta falta de personal. Recuerda que con la llegada de los centros de datos de Amazon Web Services a Aragón, las compañías de seguridad privada llegaron a ofrecer importantes pluses para dotarse de personal y poder optar a la contrata. Aún así, añade, el problema es mayor en grandes ciudades como Madrid y Barcelona, donde "se las ven y las desean para encontrar vigilantes para aeropuertos como Barajas y El Prat". El problema es general, confiesa, y de ahí que "se esté tirando de la innovación y las nuevas tecnologías con sistemas de videovigilancia para reducir los efectos negativos de no encontrar suficiente personal. No solo son vigilantes lo que falta", advierte, sino personal técnico, instaladores y operadores de alarmas.

En cuanto a las condiciones salariales, el último convenio las mejora, apunta Antonio López, responsable de seguridad privada en la Federación de Servicios de UGT Aragón, para unos 2.000 profesionales que trabajan en Aragón, principalmente en empresas grandes como Prosegur, Coviar y Securitas. "El convenio estatal recoge una subida del 6% en 2023, el 4% en 2024, el 3% en 2025 y otro 3% para 2026 y condicionado a que si el IPC fuera superior al 16%, el incremento salarial sería de dos puntos más a percibir el último año de convenio". 

Firmado a finales de 2022, no es un mal convenio, indica, ya que incrementa la media del salario, unos 1.300 euros brutos , y también los complementos por festivos, nocturnidad o si lleva arma o no. "Se necesitan vigilantes. Falta gente, pero costearse la formación en un centro privado y conseguir el certificado profesional de Vigilancia y Seguridad Privada que supone tres meses de curso e incluye formaciones modulares y prácticas profesionales en empresas no está al alcance de todos", indica. Asimismo, aplaude que recientemente salieran publicados en el BOE los primeros módulos de Formación Profesional, que van a permitir el acceso de más personas al sector.

"Serán 2.000 horas de formación repartidas en dos años que durará el grado medio de técnico en Seguridad y Medio Ambiente". Ayudaría a paliar la falta de personal y a la renovación de las plantillas. "Somos un sector muy envejecido. Es raro el servicio en el que no hay uno o dos vigilantes en edad de jubilarse y hemos solicitado que el contrato de relevo vuelva a las condiciones que tenía y que se reduzca la jornada que es de 162 horas al mes y 1.782 horas para mejorar además del poder adquisitivo, las condiciones en que se trabaja", señala.

Alejandro Gastón, delegado de UGT en Securitas, culpa a la Administración de ser en parte responsable de esta falta de personal ya que al decidir solo por precio y no por la calidad del servicio en las adjudicaciones, lo que fomenta son las externalizaciones por parte de las compañías o situaciones lamentables como la de que al final no puedan pagar a los trabajadores, como ocurrió en Ombuds, que acabó en concurso y liquidación.

"Ni el salario del sector ni el trabajo en festivos atrae a los jóvenes"

Sí, faltan vigilantes y más en verano, reconocen dos profesionales veteranos, Javier Gagias, que presta servicio en Cercanías de Renfe, y Valerica Adriana Rohan, en la Universidad de Zaragoza. "Uno de los mayores problemas del sector, con una media de edad de 54 años, es el envejecimiento. No resulta atractivo para los jóvenes ni por el salario que son 1.300 brutos al mes, que se quedan en 950 a cobrar más los pluses por trabajar de noche y en festivo, ni por la continua rotación ni las amplias jornadas", explican. 

Además, el acceso tampoco es fácil. Rohan recuerda que ella llegó gracias a que el curso de formación –con un examen teórico difícil y físico también al tener que superar pruebas duras en Policía Nacional– lo costeó la Casa de la Mujer. "18 lo hicimos y lo superamos 4", dice. Ahora se ha habilitado una nueva puerta de entrada a la profesión, el nuevo grado medio de FP en Técnico de Seguridad, que supondrá mayor preparación. "Este nuevo grado permitirá que el que llega a vigilante lo haga de forma vocacional y no debido a que no encuentran otra cosa", apunta Gagias, que lleva en el sector desde los 20 años. Le gustaba, confiesa, y trabajó primero de auxiliar de servicios en Prosegur y dos años después, tras superar un examen en la Guardia Civil y un ejercicio de tiro, se convirtió en vigilante jurado prestando servicio en bancos y empresas hasta ahora, que lleva 10 años en Renfe.

Los vigilantes de seguridad Javier Gagias y Valerica Adriana Rohan, en la sede de UGT Aragón.
Los vigilantes de seguridad Javier Gagias y Valerica Adriana Rohan, en la sede de UGT Aragón.
S. E.

Ambos profesionales valoran el incremento salarial del último convenio, pero creen que no es incentivo suficiente para rejuvenecer el sector. "La nocturnidad, los turnos 24 horas, la rotación, las largas jornada de pie hacen que el sector no resulte atractivo", indican. "Habría que venderlo mejor y poner en valor el trabajo del vigilante", añade Gagias, "al ser en muchas ocasiones los primeros en intervenir y realizar una labor de auxilio a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. 

"Estamos capacitados para intervenir en situaciones de riesgo como hurtos o infartos", añade Rohan. Del futuro de la profesión, dicen que "siempre habrá servicios que no pueda sustituir la inteligencia artificial". Eso sí, piden que las empresas apuesten más por el contrato de relevo. "No es lo mismo hacer una intervención con 30 años que con 60". Además, concluyen, servicios calificados de ‘retiro dorado’ en museos o controles de acceso se han ido reduciendo y aumentado los de centros comerciales, estaciones, o aeropuertos, más complicados.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión