Luis Romero: "Hace falta adaptar la peluquería a las nuevas formas de consumo"

Fundador hace 40 años, junto con Daniel Blanco y Lluis Llongueras y el patrocinio de Revlon, de Intercoiffure España, acaba de conseguir la máxima distinción en su profesión, la Gran Cruz de la Orden de Caballería.

Luis Romero Colás, que acaba de conseguir la máxima condecoración internacional en peluquería, en Zaragoza.
Luis Romero Colás, que acaba de conseguir la máxima condecoración internacional en peluquería, en Zaragoza.
José Miguel Marco

Junto a su familia, el peluquero Luis Romero ha trazado una trayectoria irrepetible. Premiado muchas veces y siendo de los profesionales que más veces ha actuado en los International Beauty Shows de Estados Unidos, Argentina y Rusia -donde creó escuelas en las ciudades más importantes del país de 1993 a 2005- acaba de recibir la máxima distinción de Intercoiffure. Es académico correspondiente de la Real Academia de Nobles y Bellas Artes de San Luis.

Acaba de recibir en Saint Tropez la máxima distinción en el Congreso anual de Intercoiffure mundial, que reúne a los mejores peluqueros. ¿Qué significa ser de los pocos profesionales españoles en lograrlo?Luis Llongueras lo recibió en París en 2006 y ahora me ha tocado a mi este reconocimiento, la Gran Cruz, el máximo galardón que concede Intercoiffure a nivel mundial a través de su Orden de Caballería. Lo primero que he de decir es que sin el apoyo de mis equipos y el respaldo familiar no habría sido posible. Y en segundo lugar, querría dedicárselo a toda la peluquería en general, que está haciendo un gran esfuerzo por adaptarse a las nuevas formas de consumo. El galardón supone un gran estímulo para volcarme con la segunda generación de la empresa, que son mis hijos y mis sobrinos. Sin este mundo que me ha rodeado, evidentemente, no lo habría conseguido. Ya cuando en 2006 me entregaron en París otro galardón muy importante se lo dediqué a todo el sector. Yo solo hago de espejo. Hay mucha gente alrededor mío trabajando mucho.

¿Se ha premiado su capacidad de enseñar?La mayoría de buenas peluquerías de Zaragoza tienen algo que ver con Romero o han pasado por nuestra escuela. En 1997 en Moscú quisieron darme un premio como la persona más importante porque nuestras escuelas llegaron a formar a más de 9.000 mujeres. Fue de las cosas que más me impresionaron en la vida. Ayudar merece la pena. Cuanto más haces por los demás, mejor te van las cosas.

¿De dónde le viene, por cierto, ese amor por Rusia, que le llevó a tener negocios allí?Desde muy joven me fascinaba leer y me gustaban los grandes autores de la literatura rusa, especialmente Mijail Sholojov, del que me entusiasmó su libro ‘El don apacible’, pero ahí se quedó. Años después, me llamó Antonio Muñoz Casajús para decirme que había venido a Zaragoza un empresario ruso buscando bienes de equipo y fui a una reunión con él y responsables de distintas empresas en el Gran Hotel. Cuando le dije que era peluquero se extrañó y yo le dije que seguramente sería conmigo con quien al final podría hacer más negocios. Su industria estaba anclada en los años 40 y le hice ver que lo primero que cambiaría en Moscú sería que sus calles se llenarían de tiendas de moda porque la gente lo    estaba deseando. Y fue mi primer socio: Igor Rivahof. Luego viajamos allí una delegación de empresarios apoyada por la Cámara de Comercio y la Diputación General de Aragón y fui uno de los pocos que vino con acuerdos firmados en colaboración con Henry Colomer. Me sentía en Rusia como en casa. Empecé a dominar el idioma y estuve allí hasta 2005. Estaba todo por hacer en aquel entonces, pero a partir de ese año, la economía rusa cambió mucho y bueno, me robaba bastante tiempo de estar con la familia. Así que cuando salió una oportunidad, lo vendimos todo. Aún somos socios minoritarios de una peluquería que sigue funcionando con nuestro sistema.

Menuda aventura empresarial. ¿Hasta qué punto la familia le dio soporte?No habría podido hacerlo sin el apoyo de mis hermanos. Si no estás respaldado hay cosas que no puedes hacer porque tienes que estar muy pegado al trabajo del día a día. Solo si estás respaldado te puedes ir a trabajar fuera unas semanas y ganar en conocimientos que a su vez revierten en la familia.

El relevo generacional, que tanto preocupa a la empresa familiar, ¿lo tiene garantizado?Confío mucho en la nueva generación que son mis hijos, Nacho y Jesús, y mis sobrinos Alicia y Pablo, pero estamos en un contexto nuevo muy complicado para la pequeña empresa en general. La sociedad ha tenido cambios brutales y va a tener más cambios que afectan a la forma de consumir y de cuidar la imagen.

¿Se ha recuperado el sector tras la pandemia?No. En los últimos años se han cerrado miles de peluquerías. El sector está sufriendo mucho. Una de las causas se debe a que nuestro trabajo es manual, no industrial. Todo lo hacemos es con las manos y ese trabajo manual castigarlo con un 20% de IVA es una barbaridad. Luchamos todo el sector por un IVA más reducido. Cuando se implementó iba a ser momentáneo, pero se ha quedado fijo. Y otra causa es el cambio en las actitudes de consumo, que la gente retrase sus visitas a la peluquería. Algo que afecta globalmente al sector.

¿A los jóvenes qué les diría? ¿Sigue siendo la peluquería un oficio con futuro?Sí, porque hasta en situaciones extremas como la guerra en Ucrania amigos de Kiev me dicen que tienen las peluquerías llenas. En cualquier circunstancia, por difícil que sea, la gente se ha preocupado de su imagen. Claro que hay futuro, pero de otra manera. Hay que basarlo en el conocimiento de las personas y de lo que quieren proyectar hacia los demás. Hace falta una nueva forma de entender la peluquería, adaptarla a las nuevas formas de consumo y crear nuevos modelos de negocio.

"Sin equivocarte, no avanzas. Lo que cuenta es la capacidad de seguir adelante"

Es cantante lírico, un artista de la tijera y también escultor. Si pudiera volver atrás ¿elegiría otra profesión que esta que ha vivido tan intensamente?No la cambiaría. La peluquería es mi vida, pero podría haber hecho las cosas mejor. En una vida hay muchos fracasos. Si tomas diez decisiones corres el riesgo de equivocarte en cinco, pero si no tomas ninguna, no te equivocas pero no avanzas. Lo que cuenta es la capacidad de seguir adelante. La gente solo ve los éxitos pero no la otra cara de la moneda.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión