Heraldo del Campo

agricultura

Seis firmas para poner coto a la voracidad de los conejos en el campo aragonés

Las organizaciones agrarias, las cooperativas y la platafoma Paidas han sumado fuerzas en un documento que recoge 28 contundentes medidas para hacer frente a los daños que estos animales provocan en los cultivos de la Comunidad.

La superpoblación de conejos supone un quebradero de cabezas para los agricultores aragoneses.
La superpoblación de conejos supone un quebradero de cabezas para los agricultores aragoneses.
Raquel Labodía

Según el horóscopo chino 2023 es el Año del Conejo, un animal que simboliza el resurgir de las cenizas, la longevidad, la paz y la prosperidad en la cultura del gigante asiático, para quien este será un año de esperanza. No lo ven con los mismos ojos los agricultores aragoneses que llevan años sufriendo los destrozos que este animal lleva más de un década causando en sus cultivos, especialmente en los campos de cereal, pero cada vez con mayor intensidad en las plantaciones de leñosos (frutales, almendros, olivos o vides).

Pero, y aunque sea una casualidad, es precisamente en este año en el que todo el sector, a través de sus representantes –las organizaciones agrarias y las cooperativas bajo el paraguas de la recientemente creada Plataforma Aragonesa Independiente en Defensa de la Agricultura Sostenible (Paidas)– ha decidido sumar fuerzas, "ir todos a una" para exigir medidas contundentes que pongan fin o remedio a esta plaga (aunque no está considerada como tal) que tiene en jaque a las producciones de 128 municipios repartidos por toda la Comunidad y causa pérdidas que alcanzan los 50 millones de euros.

Esta unidad quedaba plasmada esta semana en un documento en el que han estampado su firma los responsables de Paidas, de las organizaciones agrarias con representación en Aragón –UAGA, Araga, Asaja y UPA– y Cooperativas Agroalimentarias. Un documento con 28 medidas que estará esperando en su despacho al próximo consejero de Agricultura del nuevo Gobierno autonómo.

Daños provocados por los conejos en los leñosos.
Daños provocados por los conejos en los leñosos.
Paidas

Las cifras detallan la magnitud del problema. Ya son 128 los municipios en los que se han establecido medidas extraordinarias para el control de la población del conejo. Una cifra que no ha dejado de aumentar exponencialmente desde 2008 cuando los términos municipales afectados era menos de la mitad, unos 60. Zaragoza es la provincia más afectada. En 81 de sus 293 localidades, los agricultores tienen que compartir sus cosechas con la voracidad de estos animales, que si bien hace años se conformaban con alimentarse con los granos del cereal, ahora han comenzado a añadir a su dieta las cortezas de los leñosos, por los que trepan para alcanzar las ramas más tiernas y jugosas. Cuarenta son los municipios oscenses que sufren los destrozos de los conejos y en Teruel hay 7 localidades afectadas.

Los daños se cuentan por miles de hectáreas y por millones de euros. Así, según los cálculos del sector, en Aragón hay unas 100.000 hectáreas que han sufrido algún tipo de daño (un millón en el conjunto del país). De ellas, dicen las organizaciones agrarias, alrededor de 50.000 hectáreas tienen destrozos superiores al 30%, lo que supone pérdidas superiores a los 50 millones de euros en la Comunidad (800 en toda España) en los más variados cultivos.

"Hay campos de cereal y de leguminosas arrasados por la plaga de conejos, que devoran también viñas, almendros, frutales y olivos, causando la muerte de los árboles por la desaparición de la corteza", coinciden en señalar los representantes del sector, que añaden además los cuantiosos desperfectos que originan estos animales en caminos y márgenes, en balsas de riego y de purines, en acequias y otros sistemas de regadío, en plantas fotovoltaicas y en infraestructuras rurales.

De todo este rosario de destrozos también dan buena cuenta los datos de Agroseguro más recientes. Hasta el pasado 28 dejunio, los agricultores aragoneses han presentado declaraciones de siniestro por fauna cinegética y salvaje para un total de 4.740 parecelas que suman 6.394 hectáreas aseguradas. De ellas, la mayor parte estaban ocupadas por cereales, especialmente por cebada, donde los daños declarados se reparten por más de 2.300 hectáreas, aunque también comienzan a ser significativos los daños en viñedos. Es cierto que las cifras difieren de las ofrecidas por las organizaciones agrarias, que insisten en que los afectados cada vez se acogen menos al seguro agrario para este riesgo porque "cuando tienes tres años con daños al siguiente ya no se puede contratar", aseguran los representantes del sector.

Ante esta "insostenible situación", los agricultores se muestran ya "agotados", con un "sentimiento de impotencia y de rabia constante" y advierten que la acción de estos animales no solo se deja sentir en sus cosechas, sino también en el mercado y en el bolsillo de los consumidores, ya que las pérdidas se traducen en menor oferta de mercado, con las consecuencias que eso supone, alertan, en el incremento de los precios, en la pérdida de soberanía alimentaria y en mayores costes energéticos. "¿Se imagina alguien que hubiese pasado si durante la pandemia en vez de faltar mascarillas hubiesen faltado los alimentos? Pues la superpoblación de conejos está mermando la comida de todos nosotros, poniendo en riesgo la seguridad de abastecimiento alimentario", insisten las voces del sector.

Esta desesperación no es nueva. Los agricultores llevan años denunciando la situación, reclamando la actuación de las administraciones y lamentando la escasa efectividad de las medidas aplicadas hasta este momento. Lo novedoso es que ahora, en este Año del Conejo según el horóscopo chino, todos sus representantes han decidido darse la mano, actuar todos a una y plasmar sus exigencias en un documento único, en el que la Plataforma Aragonesa Independiente en Defensa de la Agricultura Sostenible (Paidas) cumple un papel aglutinador. Y para dejar clara la unidad, el texto termina con seis firmas, las que han estampado un responsable por cada una de las organizaciones agrarias (UAGA, Asaja, Araga y UPA), uno de Cooperativas Agroalimentarias y uno de Paidas, una iniciativa que apenas cuenta con dos meses de vida, alejada de siglas políticas, que integra a colectivos de 60 pueblos y que quiere dar la batalla –junto con el resto de los representantes agrarios– para que "esta pesadilla tenga fin", señala su presidente Manuel Latorre.

"Urge poner en marcha medidas contundentes"

El texto recoge 28 medidas concretas y contundentes, que van mucho más allá de la caza y que los firmantes esperan que se pongan en marcha con agilidad, "porque las administraciones son muy lentas y los conejos avanzan con mucha rapidez", se escucha entre los afectados.

Para comenzar, exigen que se declare la superpoblación de conejos como una plaga o se catalogue a este especie como productora de grandes daños agrícolas. La propuesta no es baladí. Con esta consideración podría utilizarse herramientas "más allá de las cinegéticas", como son los plaguicidas, explica el presidente de Paidas, Manuel Latorre.

Una de esas herramientas son, según figura en el documento, los biocidas. Los hay que ya están autorizados, como el fosfuro de aluminio, aunque eso puede ser manipulado por técnicos de la administración y únicamente para eliminar los animales de las madrigueras excavadas en las infraestructuras públicas. Se trata de un inhibidor de oxígeno que al mezclarlo con agua se disuelve y se convierte en un gas que afecta al sistema respiratorio del animal al que provoca la asfixia.

"No tenemos constancia de que se esté utilizando en Aragón", señala Latorre, que insiste en que está demostrado que este método no supone perjuicio alguno para la cadena trófica, esto es, para el proceso de transferencia de sustancias nutritivas a través de las diferentes especies de una comunidad biológica.

En sus exigencias por escrito el sector quiere que este biocida pueda ser aplicado por los agricultores, previo curso que les capacite para ello. Y aún más, piden que se subvencione el coste que supondría utilizar este tipo de plaguicidas, a los que quieren sumar el fosfuro de zinc, utilizado para acabar con las plagas de topillo en el cereal pero no permitido para reducir la población de conejos. "El problema es que no hay ficha técnica para el uso en esta especie, por lo que sería necesario la realización de un estudio que detalle su utilización y eficacia con los conejos", reconoce el responsable de Paidas.

En estos momentos, la única medida en marcha para el control de la población de conejos es la caza. Pero resulta, según los representantes del sector, una práctica totalmente insuficiente. "Hasta los cazadores están ya aburridos y cansados de salir a cazar", señala Latorre.

Sin embargo, en el documento firmado por Paidas, las organizaciones agrarias y Cooperativas se pide incentivar esta práctica proponiendo, eso sí, unas modificaciones en la ley aragonesa de caza que recoga doce medidas que proponen en el escrito. Entre ellas se exige autorización para caza nocturna desde los vehículo, el uso de armas de calibre 22 y de carabinas de aire comprimido, pasando por el uso de silenciadores o visores térmicos.

"Que pisen el territorio"

El documento firmado esta semana se cierra con una reclamación que recoge una petición que suena a aviso a navegantes para el nuevo Gobierno de Azcón. "Pedimos que los representantes de las administraciones pisen el territorio, escuchen a los campesinos, a los granjeros, a las gentes del medio rural, que son los que más saben cuidar el territorio. No hay nadie más quiera la tierra más que nosotros", señalan los firmantes.

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