Rubén Tull, el arquitecto que volvió desde Gales a Quinto por su grupo de teatro (y muchas otras cosas)

Tras estudiar la carrera en Valencia y vivir en Inglaterra, decidió regresar a sus orígenes en este pueblo zaragozano donde tiene su propio despacho.

Rubén Tull es arquitecto y hace una década volvió a su pueblo natal, Quinto.
Rubén Tull es arquitecto y hace una década volvió a su pueblo natal, Quinto.
Heraldo.es

Como tantos otros aragoneses que nacen en el medio rural, Rubén Tull tuvo que salir de casa para seguir sus estudios. En su caso, la ciudad escogida para realizar la carrera de Arquitectura fue Valencia. Allí pasó los años de la licenciatura y uno más, trabajando en una empresa. Pero cuando terminó el contrato en prácticas decidió invertir lo ganado en seguir formándose en el extranjero. Así, viajó a Inglaterra, donde tuvo que trabajar de lo que pudo para poder, al menos, perfeccionar el idioma. Su camino en el extranjero no quedó ahí, ya que después terminó haciendo un posgrado de construcciones sostenibles en Gales, donde vivió durante dos años.

Por aquel entonces Rubén rondaba los 28 años y, además de darse cuenta de que el concepto de arquitecto que se tiene en otros países no es como el de España, también vio que para manejarse en aquel sector profesional tenía que dominar mucho más el inglés, sobre todo por los tecnicismos. Además, el recuerdo de su pueblo, Quinto, de su familia que prácticamente reside allí al completo, y, especialmente, de su grupo de teatro, siempre le acompañaba.

“Cuando echo la vista atrás y busco la verdadera razón por la que volví, llego a la conclusión de que fue por el grupo de teatro. Suena a broma y quizás lo es”, reflexiona Rubén. Se llama Quintus Teatrae y es una asociación que fundó junto con otros amigos en 1996. Eso fue el gancho pero detrás están muchas otras razones, como la vida en el pueblo, su familia y sus amigos. “Aquí salir a hacer un recado es encontrarte por la calle con vecinos con los que vas hablando. Me gusta conocer a quien me sirve el café o me vende el pan, es mi forma de ser”, asegura.

"Aunque vivo en Quinto estoy a 40 minutos de la ciudad. A veces me cuesta menos llegar a casa que a otras personas que no tienen que salir a la carretera"

Esta implicación con el pueblo de Rubén no solo es en lo personal, sino también, en parte en lo profesional. Durante dos legislaturas ha sido concejal de Urbanismo y Música en el Ayuntamiento, y también forma parte de la charanga y la banda. Además, desde 2019 es también un emprendedor. “Cuando volví en 2012 intenté trabajar como arquitecto por mi cuenta en Quinto pero me di cuenta de que era muy complicado. Soy el primer arquitecto de mi familia por lo que la gente, al principio, no me vinculaba con la profesión y a nivel rural, los contratos se hacen casi siempre a través de los constructores”, explica.

Ante este difícil panorama, Rubén decidió buscar las habichuelas en otro sitio. Así, empezó dando clases de inglés a nivel particular y llegó a formar parte de una academia. Después, trabajó por cuenta ajena en una empresa de ingeniería local y, con lo que fue ahorrando, decidió plantarse finalmente en 2019, cuando dio el paso de montar su propio negocio. Tull Arquitectura vio la luz siete años después del regreso de Rubén a España pero la espera mereció la pena. “En estos años me ha ido bastante bien. En cuanto a mis propios clientes, con la pandemia incluso crecieron porque la gente se quería reformar casas en el pueblo y también han venido a vivir varias parejas jóvenes”, explica.

Por otro lado, trabaja como perito para una aseguradora, lo que hace viajar por toda España, y también colabora con antiguos compañeros en Zaragoza. “Aunque vivo en Quinto estoy a 40 minutos de la ciudad. A veces me cuesta menos llegar a casa que a otras personas que no tienen que salir a carretera”, asegura. Para Rubén las ventajas de vivir en el pueblo de nuevo pesan más que las carencias, aunque es consciente de que las hay. “Cuando vivía en Valencia practicaba remo o podía coger la bici e ir a una sala de teatro. Ahora tengo que coger el coche mucho más”, comenta.

El balance

Su aterrizaje de nuevo en Quinto fue directo en casa de sus padres, hace once años. Pero desde hace un tiempo, su madre vive en la antigua casa de los abuelos y Rubén, junto a su hermano, en la de sus padres. “Si no tienes propiedades es muy difícil encontrar una casa en alquiler, tanto aquí como en prácticamente todo el medio rural. Y construir una, si no tienes el terreno, cuesta más de 200.000 euros”, reflexiona, sobre uno de los principales problemas de la repoblación, la escasa oferta de vivienda.

En esta línea, uno de sus últimos proyectos como concejal de Urbanismo de Quinto ha sido la realización de un análisis de cómo está el parque inmobiliario del pueblo y los potenciales que tiene. “El resultado lo obtuvimos tarde, por lo que no se ha podido ejecutar nada, pero está todo escrito y preparado”, explica Rubén que, de cara a estas elecciones ha dado un paso atrás. “Voy tercero en las listas y no creo que ocupe ningún cargo pero después de dos legislaturas también creo que es importante saber dejar paso a otros”, asegura.

Aunque nunca se ha considerado un político, sino más bien una persona que trata de solucionar problemas a sus vecinos, dio el salto a la primera línea de fuego en el Ayuntamiento de su pueblo porque vio la posibilidad de mejorar cosas. Rubén es uno de los protagonistas del libro ‘Zaragoza. Historias de ida y vuelta’, escrito por Miguel Mena e impulsado por la Cátedra DPZ sobre Despoblación y Creatividad para mostrar la realidad de hombres y mujeres que decidieron regresar a su pueblo para vivir y trabajar.

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