teruel

La Repro Cella, el negocio de dos amigas en su pueblo que les permite conciliar

Ana María Sánchez y Ana Hernández abrieron esta librería-copistería en 2011, cuando se puso en marcha el instituto de esta localidad turolense.

Ana, a la izquierda, y Ana María son las dueñas de La Repro Cella.
Ana, a la izquierda, y Ana María son las dueñas de La Repro Cella.
Heraldo.es

Hace 12 años que Ana María Sánchez y Ana Hernández, dos amigas de Cella, abrieron una librería-copistería en la localidad turolense. Coincidió con la apertura del instituto, al ver en aquello una oportunidad de negocio ya que en el pueblo solo había hasta entonces una pequeña papelería. Por desconocimiento del sector y para que los comienzos fueran más fáciles, empezaron como franquicia pero ya hace un tiempo que continúan por su cuenta.

Las dos son administrativas y habían trabajado en empresas anteriormente pero emprendieron el camino del autoempleo en busca de poder conciliar mejor su vida laboral y profesional. “No tenemos que coger el coche ni salir a carretera, nos da tiempo a ir a recoger a los chicos al colegio y todo es más fácil”, explica Ana María. La Repro abre de lunes a viernes mañana y tarde y el sábado, solo por la mañana. Para organizarse, se turnan y está una de las dos sola en la tienda, aunque en temporada alta están las dos. Esto es sobre todo desde finales de agosto hasta octubre, con la vuelta al cole, y también en navidades.

Cuando abrieron, la crisis económica de 2008 seguía haciendo estragos por lo que estas dos amigas y socias saben bien lo que es esforzarse para sacar adelante un negocio. “No abrimos esto para hacernos ricas, tenemos a nuestros maridos con sus sueldos para complementar y disfrutamos de otras ventajas. Además, al estar en el medio rural, es algo más difícil. Las redes de negocio y de comunicación hacen que llegues a menos público potencial, pero tienes otro contacto con la gente”, explica Ana María, como pros y contras de tener un establecimiento en un pueblo.

Ampliar productos y servicios

En estos años han ido ampliando los productos que venden, en parte siguiendo la demanda del cliente y también los cambios de tendencia de consumo generales. De un tiempo a esta parte han notado cómo los ebook han comido terreno a las novelas en papel, y también cómo se resiente la venta de libros de texto. “Ahora, además, en los centros escolares hay bancos de libros por lo que se compran todavía menos. Pero quizás ese dinero lo gastan en comprar una mochila nueva”, comenta. 

También hacen trabajos de copistería, como fotocopias, impresiones y encuadernaciones, venden prensa y revistas, consumibles, como cartuchos de tinta, o productos de papelería. Más recientemente, han incorporado juegos educativos para niños de 1 a 12 años, regalos y detalles para eventos, así como invitaciones. “Poco a poco nos hemos ido dando a conocer tanto en Cella como en localidades de alrededor y también trabajamos para empresas, ayuntamientos o colegios, suministrando material de oficina”, explica Ana María.

Uno de los últimos servicios que han incorporado es el ser punto de recogida y entrega de paquetería., comenta. Esta es, de momento, la única relación que tienen  “Lo hacemos más por dar servicio que por el beneficio que reporta. Así el cliente no tiene que ir a Teruel cuando compra cosas por internet”las dueñas de La Repro con la venta online. En varias ocasiones se han planteado dar el salto con su tienda pero no terminan de verlo claro. Lo que sí hacen es pedir a sus proveedores aquellos artículos que los clientes les solicitan, aunque no los tengan en ese momento en su establecimiento.

Dedicación y horas

Con la pandemia La Repro fue declarado como servicio esencial por la venta de los consumibles. “Como vendemos tinta para impresora y se estaba teletrabajando o hacemos fotocopias y los estudiantes estaban en casa, teníamos que prestar el servicio”, recuerda Ana María. Solo abrieron ciertas horas por las mañanas y dicen, “con mucho miedo”. Por otro lado, al no haber cerrado no pudieron acogerse a ninguna ayuda ni subvención y los pagos los tuvieron que seguir haciendo aunque sus ingresos disminuyeran considerablemente. Pasada ya esa época, ahora La Repro es la única papelería de Cella, desde que la otra que había cerró hace unos meses.

Actualmente, Ana María y Ana tienen 42 y 41 años y su intención es poder terminar su vida laboral al frente de su negocio. Cuando apostaron por esta salida, eran conscientes del riesgo pero ahora, doce años después, ratifican que fue un acierto. “Nos arriesgamos y decidimos apostar por el autoempleo para poder así conciliar y quedarnos en el pueblo”, explica Ana María, que es natural de Cella. Su socia Ana es de Villalba Baja, a 25 kilómetros, pero su marido es de Cella y vive allí desde hace muchos años. 

La Repro Cella está en la calle San Pedro número 2, junto al Ayuntamiento, en un local donde antiguamente había una tienda de marroquinería donde se hacían zapatos de piel y otros artículos similares. Abren de lunes a viernes de 9.30 a 13.30 y de 17.30 a 20.00, y los sábados de 10.00 a 13.30. En verano suelen cerrar dos tardes a la semana y cada una tiene 15 días de vacaciones para disfrutar con la familia, porque la actividad baja bastante. En todos estos años, Ana María y Ana siempre se han repartido el trabajo entre las dos, excepto para cubrir la baja de maternidad de una de ellas, cuando contrataron a una persona durante unos meses. Así es como, con mucha dedicación y horas de trabajo, juntas consiguen seguir día a día teniendo la puerta de su negocio abierta. 

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