Modas Helen: 40 años reivindicando la última moda desde el barrio

Desde el corazón del zaragozano barrio del Arrabal, la pequeña tienda de ropa lo celebra sorteando 40 regalos entre sus clientes. 

Elena Quintín Giral, gerente de Helen Moda
Elena Quintín Giral, gerente de Helen Moda
Camino Ivars

Hoy en día, que un local pequeño cumpla años, y más desde un barrio, es todo un regalo. Sobre todo si lo que se celebra son nada más y nada menos que cuatro décadas. Por eso, Elena Quintín Giral (56) gerente de Helen Moda, ha decidido celebrarlo por todo lo alto. “Serán 40 años, 40 semanas, 40 regalos”, explica esta vecina de Barbastro que representa a una familia de tres generaciones de costureros aragoneses.

Entrar al pequeño taller ubicado en el interior de su local, ubicado en el número 33 de la calle Sobrarbe de Zaragoza, es viajar en el tiempo y trasladarse a aquellos momentos en los que la costura era un oficio, nunca mejor dicho; de moda. Máquinas de coser de las de antes, planchas forjadas de hierro, o una antigua tabla para planchar mangas son algunos de los materiales que atesora, junto a decenas de bobinas de hilo de todos los colores. Elementos que muy pronto podrán verse en su escaparate, en el que plantea hacer un paseo por la historia de esta tienda y sus raíces.

Elena, gerente de Modas Helen, en la máquina de coser, elemento fundamental para su negocio de moda.
Elena, gerente de Modas Helen, en la máquina de coser, elemento fundamental para su negocio de moda.
Camino Ivars

La mayor de tres hermanas, junto a Ana Isabel (55) y Beatriz (52), no dudaron en apoyar a su madre, María Luisa (83), en esta empresa cuando eran unas crías. ¿El objetivo? Regentar su propia tienda de moda. “Siempre hemos estado las cuatro juntas, mano a mano”, afirma. Fue su abuelo Jesús Giral, natural de Alquézar y que logró convertirse en un afamado sastre conocido en toda la comarca, quien enseñó a su madre y a sus tres hermanos todo lo que sabían. “Cuando salían del colegio los ponía a todos a picar solapas, como se decía. En aquellos momentos no era una alternativa”, rememora.

Afortunadamente, eso le sirvió a María Luisa para tener algo muy valioso en aquel entonces: un oficio. De los cuatro solo siguieron ella y José María que, ya en Barcelona, también logró forjarse un nombre en el mundo de la moda. “Mi madre se quedó en casa, pero no dejó de coser nunca como modista. Un día, uno de los talleres en los que trabajaba le ofreció abrir una tienda propia. Acababa de divorciarse, algo no muy habitual por aquel entonces. Es una mujer valiente”, asegura.

Elena, gerente de Modas Helen, en el mostrador.
Elena, gerente de Modas Helen, en el mostrador.
Camino Ivars

Dicho y hecho, junto a sus tres hijas abrieron un primer local en la calle García Arista, a escasos metros de la actual tienda. “El nombre fue el mío, Elena, porque era la mayor. En cuanto a ponerlo en inglés era porque sonaba más cosmopolita”, bromea. Con un gran don de gente y un trato personalizado, además de sus confecciones a medida, las aragonesas no tardaron en meterse al barrio en el bolsillo. Hoy son muchas las clientas que son “de toda la vida”.

Era 1983, y Elena tan solo tenía 17 años. “Por eso, el lema que he elegido es ‘Siempre contigo’. Para mí esta tienda es mi vida”, reivindica. De las tres hermanas tan solo fue Beatriz quien siguió los pasos de la familia, estudiando patronaje. Hoy es maestra de costura en Atades. “Yo me titulé en turismo, pero la tienda me llamaba demasiado. Era aquí donde quería estar”, asegura Elena. Mientras su madre confeccionaba trajes a medida, ellas realizaban el reparto de patrones y organizaban las ventas. “Ninguno de nuestros hijos ha decidido seguir por esta vía, y la verdad es que no me extraña. Hoy en día pensar en un traje a medida es algo impensable para la mayoría”, explica.

Elena muestra los 40 años formados con fotos del establecimiento
Elena muestra los 40 años formados con fotos del establecimiento
Camino Ivars

Poco después de la apertura, las socias de su madre acabaron dejando el negocio que pasó a convertirse en una empresa 100% familiar. Fue en 1993 cuando decidieron dejar de confeccionar a medida por el poco margen económico que conseguían. “Es un trabajo muy artesanal y complicado. Al tiempo que llegaban las prendas ‘pret a porter’ y esa moda se extendía. No salía a cuenta”, rememora. Ya en 2011 la tienda se traslada a la ubicación actual, no sin antes probar suerte en otro local cerca de plaza San Miguel que se llamaba Karisma (1988).

“Mi tienda es mi vida”

Hoy siguen haciendo dobles de pantalones y vestidos, “y mi madre, a sus 83 años, todavía me ayuda”, reivindica. Sin embargo, la voraz competencia de grandes cadenas e internet, asegura, es “algo que siempre complica”. “Con lo difícil que es hacer una venta en persona. Con lo que se lo piensan, se lo prueban, te preguntan… es algo que me cuesta entender todavía. Afortunadamente, sigo creyendo en la experiencia de compra por encima de otros factores”, opina.

Sin embargo, Elena asegura que ahora es tiempo de celebrar y reconocer a la gente del barrio el apoyo aportado durante estos 40 años de vida. “Al final seguimos aquí porque ellas no han dejado de entrar a comprar. Ni siquiera durante la pandemia, que nada más abrir tenía fila de gente en la puerta que venía para ayudar”, recuerda, poniendo en valor la importancia del apoyo al pequeño comercio, también desde el barrio. “Mi sueño era jubilarme aquí, y por fin veo que puede cumplirse. Estoy muy orgullosa de mi familia, de todo lo que hemos logrado, y de amar mi trabajo como lo amo”, afirma, emocionada.

Ahora, para celebrar estos 40 años, serán 40 regalos a sortear, uno por semana, siendo el primero un lancero, y el último, una escapada de lujo a un hotel de 5 estrellas a Canfranc para dos personas. “También he reunido fotos de todos estos años, vamos a sacar algunas máquinas antiguas de mi abuelo, y vamos a celebrar cada día, hasta que acabe el año”, asegura. 

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