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A la espera del otoño en el textil: "La gente ni se ha probado abrigos en octubre por el calor"

Algunos comercios aprovechan estos primeros días nublados para dar más protagonismo en sus escaparates a las prendas de invierno, que llevan toda la campaña colgadas en las perchas sin compradores.

Cambio de escaparate con ropa de invierno en Zaragoza.
Cambio de escaparate con ropa de invierno en Zaragoza.
H. A.

La ropa de invierno llega a las tiendas en verano, pero no suele esperar tanto tiempo a ser vendida como este año. Los comerciantes recuerdan meses de octubre y Fiestas del Pilar con temperaturas primaverales, aunque esta vez han sido casi veraniegas, rondando los 30 grados un día tras otro. Así, ha resultado misión imposible vender abrigos, a lo que se  ha sumado que la situación económica no está muy boyante para muchas familias. Esta semana, con los cielos nublados y lluvia, aunque rondando todavía los veinte grados de temperatura, algunas tiendas de señora se han decidido a sacar al escaparate abrigos y cazadoras, donde hasta ahora había ropa de fiesta, de tejidos más livianos.

"En septiembre solemos sacar la ropa de invierno, pero este año no se ha vendido porque no ha hecho frío", cuenta Yolanda Gimeno, propietaria de Misson Moda, que dispone de dos establecimientos de prendas de señora, de vestir y fiesta, en el centro de Zaragoza. Este jueves cambiaba el escaparate de la tienda de don Jaime para intentar animar a las potenciales clientas con abrigos y cazadoras de la nueva temporada. "Se ha picoteado algo, pero la gente compra por necesidad y no ha hecho frío", comentaba. Le ha compensado que sí ha habido ventas de ropa de fiesta, con la vuelta a la normalidad de las celebraciones, algunas todavía retrasadas desde las restricciones por la pandemia de covid-19.

Celebraciones tras la vuelta a la normalidad

"Hay todavía bodas en noviembre y diciembre", asegura Natalia Lleyda, una de las propietarias de Portebel, otra tienda de señora de la misma calle. "No nos podemos quejar porque se ha vendido ropa de fiesta", reconoce junto a Conchi Villarreal, dependienta. Esta última confiesa que hasta ahora "no se han vendido ni abrigos ni jerseys".

En las ventas que se hacen se nota que no hay alegría en el consumo. Con la subida del coste de la vida en alimentos, las hipotecas y las facturas de la luz y el gas, el gasto en prendas de vestir se resiente. Quienes han comprado ropa de ceremonia "no quieren algo para tener colgado en el armario, sino que les sirva de 'fondo de armario'", comentan ambas. 

"La gente ni se ha probado abrigos en octubre por el calor que hacía", añadía Cristina desde Escorpion, un establecimiento de moda de señora perteneciente a la asociación Zaragoza Centro. El balance de la temporada es claramente "malo", apunta. La crisis económica agudiza la caída de ventas este ejercicio. "El año pasado, que tampoco hizo mucho frío, a finales de septiembre ya empecé a vender parkas, en cuanto empezó a refrescar", recuerda. 

Ahora cree que antes de lanzarse a comprar ropa de invierno, "la gente está esperando a ver qué pasa cuando empiecen a poner la calefacción y vengan las facturas". 

Yolanda Marín y su hijo Raúl en la tienda de ropa de bebé y niño Le Petit Querubín en Zaragoza.
Yolanda Marín y su hijo Raúl, en la tienda de ropa de bebé y niño Le Petit Querubín en Zaragoza.
H. A.

Resisten mejor comercios de ropa de bebé como el de Yolanda Marín en la calle Méndez Núñez. "Aunque ha hecho calor, el sector de bebé e infantil se preparan con antelación", explica. Entre las razones, que los niños crecen, así que no queda más remedio que comprarles ropa y se vende también como regalo de nacimiento. Las prendas de invierno comienzan a llegarle todos los años a finales de julio, pero las ventas se suelen retrasar a septiembre.

Este año "ha sido un 'boom' de bautizos y celebraciones", reconoce. El auge de eventos como las bodas también ayuda a dar salida a la ropa de los más pequeños que acuden como acompañantes o de pajes. 

En un mes algunos comercios colgarán los primeros carteles de rebajas, si se apuntan a la tradición importada de Estados Unidos del Black Friday, el último viernes de noviembre, pero el grueso de su campaña seguirá siendo enero en el pequeño comercio. "Seguimos en la época tradicional. Pondré algo de Black Friday, pero como tienda pequeña no me funciona", cree Cristina. Entre las razones, apunta a que la gente lo relaciona más con otro tipo de comercio como el electrónico.

Antes de tener que poner rebajas esperan que haya llegado el frío y haya animado el consumo, aunque les resulta complicado hacer previsiones por la incertidumbre económica actual.

Los comercios se quejan del aumento de los costes que sufren en sus negocios. Se ha disparado la factura de la luz y les han subido los precios sus proveedores. Una situación que no se ha dado en otras épocas de crisis económica. En la anterior, la vivida en 2008, "aunque se vendía menos los gastos no eran tan grandes", apunta Lleyda. Este año más que nunca seguirán pendientes del tiempo, a la espera de que el otoño termine de llegar también a los termómetros.

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