economía

Rusia cierra el grifo: "Que nos quedemos sin gas parece complicado, pero que tengamos que pagar más es bastante factible"

Los expertos analizan las consecuencias en España y Europa de que se prolongue el recorte de energía iniciado este lunes que, en principio, sería temporal por labores de mantenimiento.

Nord Stream 1.
Nord Stream 1.
DPA

Rusia ha cerrado parte del suministro de uno de sus gasoductos en Europa, en principio, de forma temporal, alegando cuestiones de mantenimiento. Durante diez días llegará menos gas a través del llamado Nord Stream 1, la principal conexión del gas ruso con Alemania, por lo que en el país europeo se empiezan a lanzar mensajes a la población para mentalizarse de que igual tienen que restringir el uso de la energía. El escenario más adverso, un corte de suministro total y prolongado de Rusia, es el que más preocupa a la Comisión Europea, que ha reconocido que haría empeorar sus previsiones de crecimiento.

"A España no le va a afectar el corte porque tiene muy diversificado el abastecimiento entre el gas de Argelia que llega por gasoducto y el licuado que viene en barco de 14 países", ha asegurado José María Yusta, ingeniero y experto en mercados energéticos.  "Alemania confió en Rusia, lo que fue un error estratégico y su dependencia es del 55%", ha señalado el profesor de la Universidad de Zaragoza.

Miedo a la escasez

Esto no impedirá que cada vez resulte más caro. "El precio del gas sigue subiendo por una cuestión de miedo a que no haya suficiente para el próximo invierno", ha reconocido. Tras esta situación ve una "cotización especulativa" de un bien "que está haciendo temblar un poco a los mercados", ha apuntado. 

Entre las razones, que los países se encuentran echando cálculos de sus necesidades de cara a al periodo de mayor consumo. "Ahora es la temporada de llenado de los almacenamientos subterráneos de los países europeos, para cuando llegue el invierno", ha añadido Ignacio Gistau, consultor energético de la compañía Futura Energía. Entre octubre y marzo se van consumiendo esas reservas. La evolución dependerá de que se cumplan los plazos de la reparación del gasoducto y vuelva a fluir la energía. Eso está previsto que suceda el 21 de julio.

"Rusia no se pude permitir dejar de suministrar gas a Europa, pero está utilizando el suministro como arma"

"Si el día 21 se vuelve a poner en marcha el gasoducto, igual el precio del gas se da la vuelta y baja, pero mientras tengamos ese problema con Rusia vamos a estar así", ha lamentado el profesor de la Escuela de Ingeniería y Arquitectura (EINA). Mantiene que "Rusia no se pude permitir dejar de suministrar gas a Europa, pero está utilizando el suministro como arma". El país no contaría con infraestructura suficiente para pasar de transportar su gas hacia Europa por gasoducto y venderlo a otros países transformándolo en gas licuado para poder llevarlo en barco.

El ingeniero ha explicado que Rusia cuenta con una "infraestructura gigantesca para enviar gas por tubería y no está enviándolo. Pasarlo a barcos no es tan fácil". En este sentido,  ha señalado que hay limitación por el número de metaneros, de terminales para convertir el gas en líquido para poder vender a otros países y no perder ingresos.

Hay que cambiar una de las grandes turbinas por las que viene el gas. En medio de la guerra con Ucrania y las sanciones a Rusia por la invasión, Europa ha tenido que pedir una excepción para poder traer desde Canadá la pieza, porque se estaba reparando allí. Rusia ha dicho que si tiene la turbina se reparará y se volverá a la normalidad, pero el consultor recuerda que estando en guerra "cuando la devuelva, Dios dirá". La cancillería alemana ya ha reconocido que la situación es "muy tensa" a la espera de lo que ocurra  cuando termine la reparación.

El conflicto con Argelia pasa factura

La Península cuenta con Argelia como proveedor y tras la guerra de Ucrania se han ido ampliando los acuerdos comerciales con Estados Unidos para comprarle gas licuado que llega en barcos a las plantas regasificadoras españolas. "Que nos quedemos sin gas parece complicado, pero que tengamos que pagar más es bastante factible", ha asegurado Gistau, autor del libro 'Arde la luz', en el que explica el funcionamiento del sistema eléctrico.

El problema es que el enfrentamiento diplomático que provocó España con Argelia cuando dio un giro en su posición en el Sáhara Occidental, acercándose a Marruecos, podría traer un recorte del gas argelino, una subida de precios o ambas. "Argelia sigue enviando el gas según el contrato que tiene con las empresas españolas, pero si afectase a contratos de gas, España puede tener un problema", ha asegurado el consultor.

"Estamos pagando por el gas más de lo que le pagábamos a los argelinos"

En los próximos meses habrá que estar atentos también al aumento de demanda desde Francia e Italia, que también van a recibir gas del país norteafricano. Los expertos coinciden en que el gas que llega en barcos desde Estados Unidos es más caro que el que se recibe por gasoducto desde Argelia y cualquier problema de producción en las plantas de origen que recorte el suministro también hará subir los precios. "Estamos pagando por el gas más de lo que le pagábamos a los argelinos", ha añadido José Ángel Oliván, presidente de la Unión de Consumidores de Aragón (Ucaragón). No ve que haya riesgo de desabastecimiento en el caso de España. "Los alemanes no tienen alternativas".

El coste del gas no ha dejado de aumentar desde finales del año pasado. "El gas lleva subiendo antes de la guerra, desde octubre. En la pandemia estaba a 7 euros el megavatio hora y llegó a 80", ha recordado Gistau. Los mercados de futuros reflejan los precios incluyendo el aumento de la demanda que se espera en la temporada de inverno, sobre todo, en Centroeuropa, más fría que España. El gas de referencia en Europa para agosto está fijado en 170 euros el megavatio hora y para el invierno, 133,8. En España para agosto está en 140 euros y en invierno 157. El aumento de precio es el principal riesgo que destaca el Gobierno, que ha hecho una llamada a la "tranquilidad" asegurando que suministro no faltará.

"El problema es el precio, probablemente haya menos demanda de gas porque el precio que tengan que pagar industrias y comunidades de vecinos haga que la gente tenga que reducir el consumo", ha apuntado Yusta sobre las previsiones para la época de frío. La subida de las facturas de las calefacciones ya tensó las cuentas de las comunidades de vecinos el invierno pasado.

El impacto del tope del gas

Para controlar la subida se aprobó el mecanismo del tope del gas para el mercado ibérico. "Cuanto más sube el precio, más tienes que compensar a los productores de gas natural", ha recordado Gistau sobre esta medida que se aplica hasta mayo del año que viene. En la práctica, aunque ha ralentizado un poco la subida de los precios de la luz, sobre la que se buscaba actuar, "se está promoviendo que se consuma más gas", ha dicho el consultor, lo que llevará a más subidas de precios "y menos incentivo para ahorrar" y en contra de las advertencias de gobierno europeos como el alemán para restringir el gasto.

Oliván ha destacado que el efecto en la factura de la luz se ha notado, con los precios por debajo del resto de países europeos, con un máximo de 150 euros el kilovatio hora. "En términos generales, España no debería pasar problemas de desabastecimiento, inviernos son más suaves y tenemos gas acumulado, pero si ese gas es para nosotros", ha puntualizado, ya que hace hincapié en que las que compran son empresas españolas, pero no el Gobierno de España. Plantea el supuesto de que las compañías vendan parte a otros países.

"El momento crítico será el invierno", ha coincidido Gistau. En caso de que algunos países tuvieran que implantar restricciones se esperan medidas desde la UE. "Si las cosas se complican habrá acuerdos europeos", ha avanzado Oliván.

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