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La automoción aragonesa pospone su recuperación hasta mediados de 2022 por la crisis de chips

Las producciones de fabricantes e industria auxiliar se desploman por la falta de suministros.

Instalaciones de la auxiliar del autoóvil Módulos Ribera Alta /MRA), del grupo Cefa, en Figueruelas.
Instalaciones de la auxiliar del automóvil Módulos Ribera Alta /MRA), del grupo Cefa, en Figueruelas.
Guillermo Mestre

La fábrica de Opel España en Figueruelas, del grupo Stellantis, preveía romper su récord histórico de producción en 2020, hasta llegar al medio millón de vehículos, pero el parón causado en los primeros meses de la pandemia del coronavirus frustró ese objetivo. 2021 podía ser entonces el año para lograrlo, pero una nueva crisis, la de la falta de chips semiconductores –para gran parte de la industria peor que la causada por la covid-19–, ha retrasado la recuperación que hubiera ayudado a conseguir esa meta. En el sector se cuenta ya con que esa recuperación no se producirá al menos hasta mediados de 2022. Nadie se atreve a asegurar, incluso, que para entonces todo esté solucionado.

La falta de suministro de chips procedentes de países asiáticos ha hecho que la planta zaragozana de Stellantis haya dejado de ensamblar 100.00 unidades, según apuntaba a este diario semanas atrás José María Fernando, secretario general de CC. OO. en la factoría. La patronal de fabricantes españoles Anfac reseñaba el pasado jueves que hasta el mes de agosto la crisis de los semiconductores había provocado un desplome del 25% en la producción en comparación con los ocho primeros meses de 2019.

En la misma línea Sernauto, que agrupa a las empresas de la industria auxiliar, apuntaba estos días que el 80% de sus asociados han sufrido problemas de logística por la falta de chips y los retrasos en el tráfico mundial de mercancías y que el 90% de ellos no aprecia una mejoría respecto a los últimos meses. «La industria de componentes esperaba recuperar en 2021 gran parte de lo perdido en 2020 respecto al año anterior, pero dadas las circunstancia no se prevé una recuperación hasta, al menos, mediados de 2022», dijo.

El director general de Sernauto, José Portilla, acompañado del presidente del Clúster de Automoción de Aragón (CAAR), Benito Tesier, se reunió el pasado martes con el vicepresidente y consejero de Industria del Gobierno autonómico, Arturo Aliaga, para analizar la situación. «Nuestro margen de maniobra es mínimo en este tema», apuntó a este periódico el dirigente político. «Nos esperan un otoño y un invierno duros», reconoció.

«Hay ganas y proyectos para invertir, pero lo que no hay es producción», señaló David Romeral, que no ve soluciones a corto plazo. «Lo frustrante es que hay demanda que no se puede satisfacer, los concesionarios no tienen coches para vender y retrasan meses las entregas y hay empresas que están posponiendo la renovación de sus flotas, alargando un año la vida útil de sus vehículos», precisó.

«La situación está muy mal, y en contra de lo que creíamos, se ha empeorado mucho después del verano», indicó por su parte José Juan Arcéiz, secretario general de Industria en UGTAragón. «Se habla de que en Alemania se instalará una fábrica de semiconductores que puede ayudar a desatascar el tema en seis meses, pero dudo que sea así», agregó.

«Estamos ante un tema de gran calado, porque los fabricantes de componentes electrónicos abastecen a muchos sectores industriales», destacó Diego Orta, vicepresidente industrial de Tecnara, el clúster TIC de Aragón. «El problema va para largo, en todo 2022 dudo que se estabilice», añadió tras reseñar que en estos meses se han ido agotando las piezas que empresas de diferentes ámbitos tenían en ‘stock’, por lo que en breve habrá problemas en más industrias. Resolver el problema no es fácil, entre otras cosas porque cambiar de fabricante de chips cuesta mucho. «Con un nuevo proveedor hay que hacer ensayos, realizar pruebas que requieren una gran inversión», explicó. «Cuando ya has seleccionado al suministrador no puedes cambiarlo rápidamente por otro porque los productos no son fácilmente compatibles», ahondó.

«La utilización de componentes electrónicos es muy generalizada en las distintas industrias, lo vemos en automoción, en los electrodomésticos con BSH, en la maquinaria agrícola... la lista es larga», insistió Javier Ferrer Dufol, presidente de la Federación de Empresas del Metal (FEMZ), que ve en esta crisis un gran obstáculo para la recuperación.

Los números macroeconómicos ya están reflejando el alcance de la crisis. Las exportaciones aragonesas cayeron en julio un 22% en tasa interanual por el desplome del 67,4% de las ventas al exterior del sector de la automoción. Y la sangría continúa.

Opel rememora la concatenación de los ERTE de 2006-2011

En la planta zaragozana de Opel ya se cuenta con que los expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE) marcarán su modo de gestionar el excedente laboral provocado por la crisis de suministros industriales, una situación que ha obligado a cancelar, al menos durante unos meses, el turno de noche –en el que están 650 empleados–, y que tiene parados continuamente a los trabajadores de producción.

Encadenar un ERTE tras otro es una situación vivida ya con anterioridad en la factoría de Figueruelas. José Juan Arcéiz, actual líder de la Federación de Industria, Construcción y Agro de UGT Aragón, recuerda la aplicación sucesiva de expedientes temporales entre 2006 y 2011 en la fábrica, entonces perteneciente a General Motors y con él como como presidente del comité de empresa. Tal situación se dio entonces porque se había garantizado la llegada de nuevos modelos (los sucesores del Corsa y el Meriva), pero hasta que eso se materializara había que aguantar una ‘travesía por el desierto’ marcada por bajas producciones. La adjudicación del Mokka en 2013 –que se ensambló entre 2014 y 2019– ayudó a superar una situación que mejoró aún más con el nuevo Corsa, el Crossland y el C3 Aircross. 

Aragón, la fábrica de baterías y los semiconductores

Aragón es candidata a albergar una fábrica de baterías de coches eléctricos, un empeño en el que se ha implicado personalmente el presidente del Gobierno autonómico, Javier Lambán, con gestiones que apoyaría la ministra de Industria, Reyes Maroto. El muy completo ecosistema del sector de la automoción en la Comunidad –con la factoría de Stellantis, el amplio parque de proveedores, una ubicación geográfica estratégica y abundante ‘materia gris’ apoyada por la Universidad de Zaragoza– la convierte en una candidata con fuerza, si bien la decisión está en manos de los consorcios de empresas que proyectan estas inversiones millonarias.

Por esas y otras razones Aragón estaría en condiciones de ser sede de una fábrica de chips semiconductores, señaló a este diario el vicepresidente y consejero de Industria, Arturo Aliaga. «Tenemos industria, tecnología, ingeniería, agua...», dijo el dirigente político, que recordó que una fábrica de chips de Taiwan tuvo que recortar su producción por los efectos de una sequía en la región.

Aliaga reconoció, no obstante, que Europa está muy mal situada en esta crisis, con una dependencia de la producción asiática de un 80%. «Estamos muy preocupados», admitió. «¡Ahora que la recuperación estaba en marcha!», lamentó.

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