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Ingiva: salir del ERTE y ampliar plantilla en plena crisis gracias a los parques infantiles y el 'retail'

La empresa de ingeniería zaragozana recupera su actividad prepandemia y contrata a más profesionales.

Parte del equipo de la empresa de ingeniería Ingiva.
Parte del equipo de la empresa de ingeniería Ingiva con sus fundadores, María Valentín y Alberto Gil, de pie, en el centro.
Ingiva

La pandemia de covid-19 está suponiendo una prueba de fuego para empresas y hogares. Ha costado arrancar después del parón que supuso el confinamiento del año pasado y ahora que todavía continúan las restricciones de aforos y horarios en sectores como la hostelería y el comercio. Pese a ello, algunas compañías zaragozanas empiezan a recuperar sus cifras prepandemia e incluso a ampliar plantilla.

Los expedientes de regulación temporal (ERTE) específicos para los sectores más afectados han ido sujetando el empleo desde que en marzo de 2020 se decretara el estado de alarma. A ellos se acogieron muchas empresas para soportar la época más dura de paralización de la actividad. Este fue el caso de Ingiva, un estudio de ingeniería y diseño zaragozano, que ha conseguido dejar atrás el ERTE e incluso crear empleo. Por el camino la firma ha tenido que cambiar de oficina para reducir costes, ha perdido algunos clientes que no han recuperado aún su actividad, pero ha conseguido llegar a cifras prepandemia y sus fundadores se muestran optimistas para lo que resta de año.

Reducir gastos

María Valentín, ingeniera de Diseño Industrial, de 27 años, y Alberto Gil, ingeniero de Producto, de 31 años, decidieron emprender en 2018 después de trabajar en varias industrias. Ella nació en Soria y él en la localidad zaragozana de Paniza, pero ambos estudiaron en la Escuela de Ingeniería y Arquitectura (EINA) de la Universidad de Zaragoza. Así nació la firma zaragozana Ingiva, especializada en el estudio, diseño, desarrollo y fabricación para varios sectores industriales. Antes de la pandemia, su evolución estaba siendo positiva, con clientes del sector 'retail', el ocio infantil y la automoción, principalmente, y habían conseguido crecer y llegar a las siete personas. Entonces irrumpió la crisis sanitaria. Se paró la actividad y tuvieron que replantearse sus planes. "No teníamos nada de trabajo", confiesa la ingeniera.

"Estábamos en una oficina en el centro de Zaragoza y cuando llegó la pandemia tuvimos que irnos para reducir gastos", cuenta, como una de las primeras medidas que tomaron, unida a solicitar un ERTE para los trabajadores.  

En junio de 2020 volvieron a empezar a tener carga de trabajo, pero que asumieron solo dos para ir haciendo su desescalada poco a poco e ir sacando a más trabajadores del ERTE. Entonces se trasladaron a un nuevo emplazamiento  "Buscamos un sitio donde volver a empezar", cuenta, en el que reducir el coste del alquiler. Para ello, se decantaron por un vivero de empresas y alquilaron un despacho en la incubadora y aceleradora de 'start up' CIEM Zaragoza, en La Almozara.  "No sabíamos muy bien qué iba a pasar", reconoce. Pese a ello, en el mes de agosto "ya estábamos trabajando todos"

Contratar más plantilla

La carga de trabajo ha ido volviendo, aunque algunos clientes se han ido recuperando antes que otros. Primero les llegaron proyectos para el diseño de parques de ocio y luego para el 'retail'.  El volumen de trabajo les ha permitido incluso ampliar su equipo, en su mayoría formado por profesionales de la ingeniería como ellos. "Hemos vuelto a crecer y estamos 10 personas", cuenta. Siguen trabajando en los mismos sectores y con los mismos clientes. "Ellos se han recuperado bien y nosotros, con ellos", apunta. De ahí que ya piensen en seguir contratando más plantilla este año, una o dos personas. 

Este crecimiento ha hecho que se les quedara pequeña su primera oficina en el CIEM y hayan tenido que alquilar una más grande, pero también dentro del vivero. "Las perspectivas son bastante buenas para lo que nos queda de año, por lo menos para mantenernos", afirma Valentín, aunque no hacen planes para 'independizarse' del ecosistema de 'start up' porque prefieren seguir controlando los gastos.

Dentro del CIEM ha habido "poco" movimiento, aseguran desde la incubadora del Ayuntamiento de Zaragoza, que gestiona la empresa Init. "Cerramos a mitad de marzo y a finales de mayo nos incorporamos", recuerdan sobre el año pasado. En la desescalada hubo empresas que adaptaron los horarios y solo iban por la mañana o solo acudían a su oficina unos días a la semana. Una redujo costes pasando de un despacho a una zona de coworking. Este año se han ido incorporando todas, menos una. Y esperan otra en septiembre. Entre las razones de que hayan sido firmas que siguen trabajando pese a la crisis, apuntan que son de reciente creación y trabajan en campos como el sector tecnológico, la eficiencia energética y el medio ambiental, menos tocados por la pandemia e incluso algunos, reforzados.

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