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La etiqueta energética que esconden los anuncios de pisos

Hace siete años que es obligatorio que las viviendas en venta o alquiler indiquen su nivel de ahorro energético, aunque no es algo decisivo para los compradores.

Etiqueta energética de los edificios.
Etiqueta energética de los edificios.
Certicalia

"Piso de segunda mano de 86 metros cuadrados, tres habitaciones, dos baños, orientación norte, construido en 1981, con calefacción central y certificación energética 'F' (330 kWh/m² año)". La eficiencia energética de las viviendas, nuevas y de segunda mano, se ha incorporado como una característica más de los pisos en venta o alquiler, desde su obligatoriedad hace ya siete años, aunque todavía no es muy conocida entre el público en general ni decisiva para cerrar una compraventa.

Las viviendas tienen que someterse a un examen para certificar su grado de eficiencia energética y consumo de energía, en el que influye desde el revestimiento de la fachada y la orientación al tipo de ventanas y de sistemas de calefacción. En Aragón hay 78.284 edificios existentes y 201 nuevos que habían cumplido este trámite, según los datos de Ministerio para la Transición Ecológica a 31 de diciembre de 2018. 

De la A a la G

Los niveles se organizan en letras siguiendo el abecedario, como en el caso de la etiqueta energética de los electrodomésticos. En ambos casos son siete y comparten colores, pero en los edificios van de la A a la G y en los electrodomésticos se quedan en la D porque hay cuatro niveles de A.

"La etiqueta energética no deja de ser un resumen del certificado energético, de todo el informe. Es obligatorio ponerlo en el anuncio de la venta o alquiler, desde 2013", explica Rocío Amo, desde Certicalia, plataforma especializada en la gestión de trámites. El Real Decreto 235/2013, de 5 de abril, aprueba el procedimiento básico para la certificación de la eficiencia energética de los edificios. 

En Aragón, la mitad de los edificios nuevos cuentan con certificado A o B, mientras el resto se reparte entre el C y D y solo 16 tienen el E. No hay ninguno en el F o el G. Por contra, entre los pisos de segunda mano, la mayoría tienen la calificación E (43.035), seguidos de la G (10.946), la D (10.633) y la F (9.298). Solo alcanzan la máxima calificación 189 viviendas, según los datos hasta 2018.

El certificado tiene una validez de 10 años, explica Amo. Por ello, en el caso de un contrato de alquiler, si termina a los cinco años, el certificado todavía podrá utilizarse otros cincos años, aunque se cambie de inquilino.

Ubicación sobre ahorro energético

En la práctica, el consumo de energía no resulta un factor determinante para la compra o alquiler de una vivienda. "Ahora no tiene una trascendencia vital aunque cada día tendrá más importancia", asegura Fernando Baena, presidente del colegio de agentes de la propiedad inmobiliaria de Aragón. De momento, el criterio que se impone es el de la ubicación del piso. Así, "quien quiere un piso en el centro o las Delicias y es de hace 30 o 60 años sabe que va a tener una calificación energética muy mala". 

Sin embargo, sí que es una preocupación para el que adquiere un piso de obra nueva. "El que viene a comprar una vivienda nueva sí que pregunta la calificación energética", reconoce. Y cree que este factor, junto con el de la accesibilidad, irá ganando más peso en los próximos años.

Para calcular el consumo de energía de una vivienda se tiene en cuenta  la superficie útil, la altura del suelo o techo, las horas de sol y sombra, si está reformada o no, si tiene caldera de gas, termo eléctrico… 

La etiqueta refleja el resultado y otorga un nivel de eficiencia a través de la escala de colores, del verde al rojo, y con las letras de la A (inmuebles más eficientes) a la G (inmuebles menos eficientes), indican desde Certicalia. Se calcula el consumo de energía y las emisiones de CO2.  Los inmuebles de la letra A consumen por debajo de 30,3 kWh/m2 año y los menos eficientes superan los 287,5 kWh/m2 año.

Calefacción central o paneles solares

"Las viviendas A en teoría expulsan poco CO2 y suelen ser viviendas muy eficientes", señala Rocío Amo de Certicalia. Depende de cada caso, pero en general, este se puede conseguir si utiliza energía renovable, como un unifamiliar que use paneles solares para el agua y la calefacción. 

"Para un piso medio de 70 metros con caldera de gas natural estándard de 10 o 15 años, la eficiencia media que suelen tener es una E o una F", pone como ejemplo. "Un edificio con sistemas centrales de calefacción suele bajar la calificación de esas viviendas, aunque no solo por tener caldera central se tiene una G, porque influyen muchas cosas" como el tipo de ventanas y si da el sol o no en la fachada. En algunos casos, "con una buena reforma se puede subir a la D", afirma.

Las emisiones se miden en kilogramos de dióxido de carbono emitidos a la atmósfera por cada metro cuadrado del inmueble en un año (kgCO2/m2 año). Los inmuebles más eficientes emiten menos de 6,8 kgCO2/m2 año y los menos eficientes superan los 70,9 kgCO2/m2 año.

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