Turismo

Las Rutas del Vino atraen cada año a casi medio millón de turistas a Aragón

Las bodegas y museos de las cuatro denominaciones de origen que hay en Aragón recibieron el año pasado a un total de 451.802 visitantes.

Instalaciones de la bodega Sommos de la denominación de origen Somontano.
Instalaciones de la bodega Sommos de la denominación de origen Somontano durante una visita institucional.
José Luis Pano

Los datos dicen que los españoles consumimos más litros al año de cerveza, pero es que el vino es de degustar más lento así que eso no quita para que el enoturismo lleve varios años sumando cada vez más adeptos. Las bodegas no dejan de innovar para diferenciarse y ofrecer experiencias innovadoras a sus visitantes y algo deben de estar haciendo bien porque, según los datos del sector, sus propuestas tienen cada vez más tirón como alternativa turística a la hora de elegir una escapada.

Según el informe anual de la Asociación Española de Ciudades del Vino (Acevin), que analiza el impacto económico del enoturismo, las rutas del vino de Aragón recibieron el año pasado a 451.802 visitantes, manteniéndose así en la senda ascendente iniciada hace ya unos años.

En Aragón pertenecen a las Rutas del Vino las cuatro denominaciones de origen de la Comunidad : Calatayud, Campo de Cariñena, Garnacha-Campo de Borja y Somontano, generando entre todas un considerable volumen de negocio alrededor entre alojamientos, restaurantes, actividades de ocio temático, museos, centros de interpretación, bares de vino, enotecas y servicios de vinoterapia, degustación o cata que implican en las Rutas del Vino de la Comunidad a más de 70 entidades que ofrecen cerca de 190 servicios enoturísticos.

Visitas por DO

La ruta del vino de Calatayud fue la que registró a lo largo del año pasado un mayor volumen de visitas, incrementando más de un 23% las visitas a bodegas y recibiendo, entre éstas y el museo ubicado en el Monasterio de Piedra a un total de 296.325 personas.

En segundo lugar se sitúa la ruta del Somontano, cuyas bodegas (no hay ningún museo inscrito) recibieron a 76.601 visitantes el año pasado, un 11,2% de procedencia internacional. A continuación, la ruta de la Garnacha-Campo de Borja atrajo a 56.821 personas a sus bodegas y museos mientras que la del Campo de Cariñena hizo lo propio con 22.055 enoentusiastas. Entre todas, sumaron 63.900 visitas más que apenas dos años antes. 

Según los datos aportados por cada denominación, los enoturistas eligen el mes de agosto para conocer los caldos de las DO de Calatayud y el Somontano, mientras que para los de Campo de Cariñena es marzo el mes en el que más ajetreadas andan sus bodegas con las visitas y el mes de abril para los de Garnacha-Campo de Borja.

En cuanto al gasto de los turistas, la ruta de Calatayud se encuentra entre las que mayor desembolso medio por persona realizan sus visitas en las tiendas de las bodegas. El precio medio de la entrada a las bodegas ronda los 9,6 euros y además, cada turista se gasta otros 34,6 comprando botellas en la tienda. Esta cifra se sitúa muy por encima de lo que gasta de media un visitante en las bodegas de otras rutas españolas, pues el desembolso medio en las tiendas de las bodegas del país no llega a los 20 euros.

En las rutas de la Garnacha–Campo de Borja y del Somontano, el gasto en llenar el maletero de botellas para consumir durante el año o, en el más generoso de los casos, regalar a seres queridos, es algo más modesto y ronda los 27,31 euros en la primera y los 23 euros en la segunda; mientras que en la del Campo de Cariñena los bolsillos de los visitantes salen todavía mejor parados pues allí cada visita compra solo unos 8,54 euros en vino.

El informe de Acevin solo incluye el gasto realizado durante las visitas a bodegas y museos, dejando a un lado otros servicios especiales de estos establecimientos, como catas, degustaciones o alquiler de espacios, y también todo el negocio que generan alrededor los establecimientos adheridos a las rutas, que incluyen desde hoteles, balnearios y restaurantes a parques naturales o empresas de actividades.

Muchas de estas empresas aprovechan el tirón del enoturismo y cada año incluyen nuevos servicios o actividades turísticas relacionadas con el sector del vino. Las bodegas de la Ruta del Vino de Calatayud, por ejemplo, disponen de una amplia oferta turística que va desde paseos por los viñedos hasta experiencias únicas como 'convertirse en enólogo por un día', paseos fotográficos entre viñas o rutas en BTT. Tampoco en Campo de Cariñena paran de innovar y, además de promocionar la fiesta de la vendimia de Cariñena, la zona impulsa con fuerza los buses del vino y su propio catálogo de rutas para ciclistas y senderistas en torno a los viñedos. En esta zona también destaca la celebración del solsticio de verano en una de sus bodegas durante la noche de San Juan (con show-cookings, espectáculos de danza y fuego, música en directo, etc.) o la posibilidad que ofrecen otras de practicar yoga entre viñedos o de disfrutar de juegos de orientación y paseos en bicis eléctricas.

En la ruta del Garnacha han creado incluso su propia marca para ciclistas y la Cicloturista Garnacha & Bike fue elegida entre las 25 mejores experiencias turísticas de Aragón, algo que también ha conseguido la propuesta de mushing (trineos) entre viñedos.

Y por último, no es de extrañar que sea en agosto cuando más visitantes reciben las bodegas de la ruta del Somontano, pues el primer fin de semana de ese mes se celebra cada año el Festival del Vino del Somontano, cuatro noches en las que "el maridaje gastronómico se alía con la música".

Hay que tener en cuenta que este informe de Acevin solo incluye el impacto en la región de las Rutas del Vino. En Aragón, las cuatro denominaciones de origen se han constituido como ruta, pero no así las seis indicaciones geográficas, lo que se conoce en Aragón como 'Vinos de la Tierra' y para las que actualmente elaboran vino otra veintena de bodegas en la Comunidad.

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