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La SD Huesca se abona a jugar con tres centrales lejos de casa
Aunque sigue sin ganar a domicilio, en cuatro de las últimas cinco salidas Ziganda ha usado el mismo esquema con muy pocas variaciones en el once.
Tampoco en El Molinón se pudo. La SD Huesca regresó el domingo de su visita al Sporting con un trabajado y sufrido empate a uno que aunque resulta útil para mantenerla en la zona templada de la tabla implica que en lo que va de temporada la victoria ante el Oviedo de hace cuatro meses sigue siendo la única lejos de El Alcoraz. La situación pesa en un equipo que en cambio acumula doce jornadas sin perder ante su afición. La plantilla es la misma, pero su rendimiento difiere y por ello Cuco Ziganda está buscando soluciones distintas en función del escenario. En cuatro de los últimos cinco desplazamientos ha optado por un sistema de tres centrales, esquema que paradójicamente tuvo su puesta de largo en el cruce con el Andorra (1-0) en casa, donde al margen de aquel día solo ha sido empleado como recurso para los minutos finales.
El de Gijón fue el último ejemplo y la constatación. El propio técnico confirmó que se había decantado por ese dibujo táctico guiado por las buenas sensaciones que había dejado dos semanas atrás en Las Palmas pese a la derrota por 1-0. “Los jugadores se sienten cómodos en ese plan”, expuso, aunque también reconoció que “es una idea que se ha de mejorar y a la que hay que darle más continuidad, con precisión y calma en la circulación de la pelota”. De hecho, por el momento los resultados no acompañan a las impresiones y en esos cuatro careos solo se han logrado dos de doce puntos posibles.
El choque con los canarios fue el de la reaparición del 5-2-3 después de que en los tres primeros encuentros de la segunda vuelta se hubiese recuperado el 4-4-2 de cabecera para Ziganda, incluido el 0-0 de Cartagena. El desarrollo del duelo tuvo ciertas similitudes con el del Sporting. El Huesca arrancó bien y tuvo ocasiones para marcar, algo que en El Molinón logró con una falta directa de Sielva y que en el Estadio de Gran Canaria no consiguió. En ambos casos una acción a balón parado le costó un gol -el domingo en un libre directo en el que la barrera no fue sólida y en Las Palmas en un córner mal defendido- y la segunda parte acabó convertida en un rondo de los locales.
El sistema comenzó a usarse de forma decidida coincidiendo con la primera lesión muscular de Mateu. Con el Andorra se amagó de inicio con el esquema habitual, pero pronto Miguel se acercó a Blasco y Jorge Pulido para hacer sitio atrás a Vilarrasa. Se repitió idea tres días después en La Romareda cambiando muchos de los nombres y el resultado, un 3-0 con el Real Zaragoza, distó mucho del deseado. En Burgos, en el ecuador del curso, se calcó lo dispuesto con los del Principado y se consiguió un satisfactorio 1-1.
Ese once es el que se ha convertido después en el molde para los desplazamientos. Las variaciones en Las Palmas y en Gijón han sido mínimas. Tanto frente al Andorra como en El Plantío jugaron de inicio Andrés, Ratiu, Blasco, Jorge Pulido, Miguel, Vilarrasa, Salvador, Kento, Joaquín, Juan Carlos y Kanté. En Canarias Timor relevó a Kento en la medular para formar pareja con Salvador y en Asturias no pudo repetir a causa de una dolencia estomacal y su sitio lo ocupó Sielva. Además, Rubén Pulido suplió la baja del otro Pulido, Jorge, que estaba sancionado.
Así ordenado, el Huesca sufre para mantener el balón incluso cuando, como fue en el caso del Sporting, el de delante también juega con tres centrales. Con los rojiblancos y con los canarios la posesión azulgrana fue del 26%. Se valora aspectos como la seguridad defensiva y la versatilidad arriba, aunque no se haya traducido en una gran cantidad de goles. Juan Carlos se sitúa escorado a la izquierda, desde donde también puede ayudar a los mediocentros e incluso actuar de falso nueve como en El Plantío, cuando intercambió su sitio con Kanté, mientras que en el otro lado Joaquín aprovecha su velocidad a la contra e incluso también puede hacer de punta.
