Valladolid-SD Huesca: Mucho más que tres puntos en juego

Cuando la Liga es ya una cuenta atrás, el camino se estrecha y la luz, aunque brillante, aparece lejana. Las oportunidades también menguan. 18 partidos por delante tiene la SD Huesca para intentar el más difícil todavía, una permanencia que pide victorias. Ganar y volver a ganar. Los tres puntos como una cura que sane las heridas de un equipo que se sabe vivo aunque tambaleante. Por eso lo de este viernes en el José Zorrilla (21.00, Movistar LaLiga) es más que un partido. Se podría admitir que es una final, aunque ya se han jugado algunas previamente. Esta vez, se antoja una encrucijada: ganar supondría ese golpe sobre la mesa tan demandado y perder, asumir una situación de preocupante diagnóstico.

El Real Valladolid emerge todavía como un rival directo, a siete puntos de distancia y con la posibilidad de superarle en el ‘golaverage’ después del 2-2 de la primera vuelta. Por encima de todas estas consideraciones se encuentra la de vencer para confirmar que sí, que con Pacheta a los mandos se atisban brotes verdes. Y para que no se mustien, se ha de dar continuidad a las buenas sensaciones tejidas en los partidos con Getafe y Villarreal. A una firmeza defensiva como principio fundamental para ser competitivos que se debe preservar a la vez que se mejora en el capítulo ofensivo. Porque al Submarino Amarillo se le disparó con pistolas de agua y la SD Huesca acumula ya cuatro partidos sin marcar, todos los de Liga disputados en 2021.

Pacheta ha dispuesto de algo más de calma, al menos temporal, para preparar este compromiso después de que al poco de su llegada ya tuviese que responder desde la zona técnica. Un punto en dos encuentros es el balance provisional con el burgalés, que ha hecho más fuertes a los azulgranas allí donde eran endebles y tienen la asignatura pendiente de todo el curso. Con solo 14 goles a favor es difícil emerger. Son números de lo que es, colista con 13 puntos y a seis de la permanencia. Se tratará de revertir la tendencia ante un Valladolid que encaja mucho: ocho dianas en contra en los tres últimos duelos. Además, faltará por sanción Javi Ontiveros, el jugador sobre el que ha pivotado el ataque en los dos últimos meses.

Sin el futbolista más en forma, Pacheta deberá reinventar un once que apunta al mismo esquema de tres centrales y dos carrileros. Las variantes comienzan a partir del centro del campo y para conocerse la identidad del futbolista que suplirá a Ontiveros. La dupla que formaron Doumbia y Seoane ante el Villarreal convenció a propios y extraños, por lo que cabe repetir la fórmula o añadir a Mikel Rico. Arriba y con la baja otra vez del lesionado Sandro Ramírez, que en un mes y medio ha acumulado tres partes médicos diferentes, solo Rafa Mir parece tener el puesto asegurado. Le acompañaría el emergente Escriche, que goza de la total confianza de Pacheta, y Ferreiro, Okazaki o Borja García se postulan para la segunda plaza del ataque.

La lista de bajas vuelve a ser numerosa, aunque se ha podido recuperar Andrés Fernández tras 17 días de cuarentena por la covid-19. Así, el técnico podrá contar de nuevo con los dos porteros del primer equipo; siguen confinados Pablo Insua y Juan Carlos Real, y tampoco viajará por lesión Pedro Mosquera. Luisinho padece molestias físicas. El mercado se mueve a paso de elefante africano y su desenlace se trasladará a la fecha límite del lunes. En todo caso, su peso en el partido de Valladolid será nulo y deberá empezar a contar en las siguientes curvas, pues aguardan después Real Madrid y Sevilla.