REAL ZARAGOZA

Real Zaragoza: el crucial (y delicado) papel del tercer entrenador en un año

Víctor Fernández repite experiencia como técnico de urgencia en una misma temporada. Los antecedentes en la época moderna son dispares, con resultados positivos y también negativos. 

Víctor Fernández, solitario y meditabundo, en un momento de los entrenamientos de su primera semana al frente del actual Real Zaragoza.
Víctor Fernández, solitario y meditabundo, en un momento de los entrenamientos de su primera semana al frente del actual Real Zaragoza.
Francisco Jiménez

Dentro de menos de 72 horas el Real Zaragoza estrenará su tercer entrenador en una misma temporada. Un síntoma indiscutible de problemas, de dificultades, de errores, de un mal año en definitiva.

Esta circunstancia, que no es común a lo largo de la historia global, supone un modelo de curso futbolístico que viene como consecuencia de la necesidad de actuar de un modo extraordinario por parte de la directiva de turno. Es la consecuencia de una deriva en el equipo, que se ha alejado en exceso de las expectativas o previsiones de proyecto inicial del club. Un fracaso, en definitiva.

Víctor Fernández es en este mes de marzo de 2024 el tercer eslabón de la defectuosa cadena que tiene por delante a Fran Escribá, el iniciador fallido del plan de la SAD, y a Julio Velázquez, el primer repuesto elegido que, naturalmente, ha salido con taras y ha debido ser a su vez sustituido.

En un año así, donde se acaba llegando al recurso de urgencia de traer un tercer entrenador, las pautas de comportamiento presentan signos de conductas siempre semejantes. El primero descarrila con estrépito en los primeros partidos o en un momento dado de la primera vuelta de la liga, causando decepción en la directiva y en la afición por no alcanzar el nivel prometido y esperado. El segundo llega mediatizado por el accidente del primero, trata de remodelar el equipo y de dejar su marca como técnico innovador y, por diversas causas, acaba estrellándose más pronto que tarde, pues ni llegan los resultados, ni los jugadores evolucionan en positivo y, de todo esto, emana un mal ambiente en la afición y en el entorno que acaba siendo tóxico y recomienda a los dirigentes una nueva sustitución en el banquillo, su burladero y paraguas imprescindible.

Lo que está sucediendo en este punto de la liga 23-24, por lo tanto, no es extraño ni inédito. En Zaragoza, en la época más moderna (los últimos 30 años), es la 7ª vez que una misma temporada va a acabar con tres o más entrenadores al frente del vestuario. Casi un tercio de las dirimidas, pues, en tres décadas. Una media muy alta que denota tiempos abruptos. Demasiados.

Delicada labor la del tercero

Víctor Fernández estrenará su nuevo papel de tercer entrenador del curso ante el Espanyol este domingo enLa Romareda (18.30). Crucial y delicada labor. El tercero en la cadena de restauración de un equipo resquebrajado se encuentra siempre con vicios de dos orígenes diferentes. Retumban los ecos del fiasco inicial (ahora, el de Escribá) y, en especial, la plantilla aún está imbuida en el confundido mensaje del segundo mando, que en este caso es Velázquez.

El tercero llega deprisa. Con un medioambiente viciado (aunque esto, en el caso de Víctor, se alivia sobremanera por su aura zaragocista). Y con poco tiempo para reaccionar pues la liga se acaba. Así que no caben dudas ni existe apenas margen para seguir cometiendo errores graves en aspectos futbolísticos. Esos, ya los gastaron los dos entrenadores anteriores.

Los ‘terceros’ entrenadores en las ligas más convulsas en el banquillo zaragocista en tres décadas

Antecedentes dispares

El análisis de los seis años anteriores a este en los que el Real Zaragoza de los últimos 30 años tuvo que recurrir a tres entrenadores o más en una misma temporada ayuda a comprender lo dificultoso de este trabajo para sus protagonistas. En este periodo, tres casos ocurrieron con el equipo aún en Primera División y los otros tres (este es el cuarto) dentro ya de la abominable década consecutiva en Segunda.

Luis Costa en la liga 1996-97; Marcos Alonso en la 2001-02; Javier Irureta en la 2007-08; César Láinez en la 2016-17; Víctor Fernández en la 2018-19; y Juan Ignacio Martínez ‘Jim’ en la 2020-21 componen el sexteto de antecesores del actual episodio del repetidor Fernández como terceros platos en años torcidos. En todos los casos, los problemas y retos fueron relativos a la salvación de la categoría, a estar inmersos en la pelea por huir del descenso.

Cuatro saldaron en positivo sus cometidos. Dos, por el contrario, no pudieron y se derrumbaron con todo el equipo. Los que cumplieron la misión fueron Luis Costa, César Láinez, Víctor Fernández y Jim. Quienes se vieron incapaces para reflotar al Real Zaragoza que, obviamente, acabó descendiendo (las dos veces en Primera, camino de Segunda), fueron Marcos Alonso y Javier Irureta.

En el caso de este, Irureta en 2008, no fue él quien firmó la defunción zaragocista camino de la división inferior porque se fue antes de tiempo. Eso le tocó a Manolo Villanova, que tendría que venir como ¡cuarto entrenador en un mismo curso!, un hecho único.

Como se aprecia en el cuadro adjunto, hay bastantes similitudes en los tiempos, dinámicas y modos de proceder en los dirigenes del Real Zaragoza en los años con varios cambios de entrenador. Se tarda ligeramente más o menos en echar al primero; el segundo no suele durar demasiado normalmente; y llega el tercero, con un tiempo más diverso para la reacción, según el histórico.

Es clave para los terceros entrenadores embocar bien y pronto la reacción. No acumular dos partidos sin ganar en su debut. Es imprescindible detener cuanto antes la caída libre. Ese es, otro año más, el desafío del presente.

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