REAL ZARAGOZA

Velázquez estudia devolver a Mollejo a la delantera tras las altas de los lesionados

La vuelta de Valera, junto con la presencia de Lecoeuche en las convocatorias, permite al técnico recuperar la esencia de su 5-3-2 inicial de hace dos meses y aportar más gol al ataque con el manchego.

Mollejo, en el centro de la fotografía, en un pasaje del entrenamiento del Real Zaragoza.
Mollejo, en el centro de la fotografía, en un pasaje del entrenamiento del Real Zaragoza.
Francisco Jiménez

Este viernes en La Romareda, donde el FC Cartagena es el rival del Real Zaragoza para abrir la jornada 27 de la liga, existen grandes opciones de que Julio Velázquez, el entrenador zaragocista, mueva algunas piezas de su once inicial. 

El núcleo principal de las valoraciones técnicas en esta corta semana, tras el regreso de Éibar en la madrugada del lunes, gravita alrededor de la figura de Víctor Mollejo. El jugador manchego, habitual delantero o extremo (siempre con vocación de punta, en el mecanismo de la delantera), acumula ya cuatro partidos, un mes, actuando como defensa lateral izquierdo, el llamado en argot 'carrilero', dentro de la línea de cinco zagueros con la que sigue iniciando todos sus partidos Velázquez desde su segundo choque como zaragocista, hace ya 9 jornadas por lo tanto. 

Es un posicionamiento, el de Mollejo, postizo, forzado por las circunstancias. A ojos de todo el mundo, algo puntual, propio de un parcheo obligado, que ha de tener poco recorrido. La tendencia, desde un principio, siempre fue que, una vez se recuperasen de sus lesiones y dolencias los habituales pobladores de ese lateral zurdo de la retaguardia (Lecoeuche y Valera, que fue el primer adaptado a la función procedente de la parte atacante), Mollejo volviera de inmediato a sus terrenos naturales, más cerca o dentro del área rival.

Y esta tesitura se está dando en estos precisos momentos. Valera ya lleva dos partidos en fase de reaparición progresiva, asomando en el minuto 72 ante el Sporting y en el 46 (toda la segunda parte) en Éibar. Tras romperse la musculatura en un muslo el día del Levante (20 de diciembre), el extremo murciano dejó abierto ese papel específico y fue Mollejo su relevo coyuntural. 

El lateral puro Lecoeuche (el único tras caer gravemente lesionado Nieto en septiembre), en su rosario interminable de problemas musculares, fue aprontado para jugar de titular en Elda (el 15 de enero) y debió ser sustituido al poco de iniciarse aquella segunda parte por no hallarse bien, como dejó en evidencia la calidad de su rendimiento. Y ya no ha vuelto a contar de inicio, ni frente al Andorra, ni en Alcorcón, ni contra el Sporting de Gijón, ni en Éibar. Solo ha entrado en la rueda de los cambios, sin demasiadas exigencias dadas las circunstancias (apareciendo en los minutos 94, 70 y 83 en los tres primeros casos, sin ser considerado para nada en Ipurúa).

Entretanto, en punta, cuando Mollejo fue elegido para jugar de carrilero desde atrás en el quinteto defensivo, quien ocupó su hueco fue Azón, que también venía de la enfermería. Y Azón, en esta serie de partidos, más allá de su pelea y su implicación innata, no ha logrado ver portería ni una vez. Su aportación como '9' del equipo no está dando los mínimos que se piden en un equipo con ciertas aspiraciones. 

Así que Velázquez cavila si ha llegado el momento de mover el árbol en busca de alicientes ofensivos. Su 'invento' primigenio para el dúo atacante del 5-3-2, que fue para sorpresa general la apuesta por Maikel Mesa-Mollejo (un media punta y un extremo) dio sus réditos en un mundo de carencias como el que vive el Real Zaragoza en la faceta anotadora. 

Y es que, quienes estaban destinados a sumar más goles en esta temporada, los delanteros más específicos Bakis, Sergi Enrich, Azón y Manu Vallejo, entraron desde muy pronto en unas dinámicas particulares (y también de mezcla con los demás) muy alejadas de las expectativas. A mitad de febrero, Bakis y Enrich aún no se han estrenado; y Azón y Vallejo suman dos goles cada uno, cifras demoledoras, por ruinosas, en cualquier análisis serio y no mediatizado que pueda hacer cualquiera. 

En un medioambiente de carestías goleadoras a todas caras, los 8 tantos de Mesa y los 3 de Mollejo (casi 4, con el que proporcionó en propia puerta el día del Sporting) son agua fresca en el desierto para el actual Zaragoza. 

La derrota en Éibar abre un punto de inflexión que los entrenadores tienen bastante en cuenta para modificar algunos detalles tácticos de vez en cuando. Ante el Cartagena, lo normal es que esta variación referida tome cuerpo en el once zaragocista... quizá con alguna más. 

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