Maikel Mesa volverá al once inicial del Real Zaragoza este lunes frente al Real Oviedo, partido de la jornada 14 que pondrá –una vez más– el cierre a la estación el lunes a las 21.00, en el estadio de La Romareda. El mediapunta canario, pieza clave en la estructura ofensiva del desdibujado equipo de los dos últimos meses, fue baja en el último choque en Burgos por estar castigado con un partido de suspensión por acumulación de cinco tarjetas amarillas. A Valencia, por la Copa, no viajó por sentir una leve sobrecarga muscular que no es nada relevante.

Mesa es, por rendimiento y cifras, el mejor de la decena de fichajes llevados a cabo en verano por Juan Carlos Cordero, el director deportivo. Sus tres goles y la aportación de llegada y opciones de combinación al borde del área rival son credenciales con bastantes brillos dentro de la condición de mate del escaso y feo fútbol que está desarrollando el equipo de Fran Escribá en el primer cuarto de la temporada.

La presencia de Maikel Mesa, quien tras un buen inicio de curso pasó por unas jornadas de bajón particular al ser desplazado a la banda –muy lejos de la zona de los goles– por el entrenador, había retomado el mejor tono justo antes de ver la quinta tarjeta frente al Eibar.

El tinerfeño, dentro de 48 horas frente al Oviedo, volverá a sugerir a Fran Escribá la recuperación del sistema táctico 4-3-3 con el que, en El Molinón gijonés y en la recta final de la primera parte ante el Eibar en La Romareda, pareció mostrar la mejor cara dentro del periodo de crisis de resultados y juego que tiene a los zaragocistas atrapados en una sensación de crisis y dudas. Dos partidos en los que el Zaragoza tuvo a su favor sendas ventajas por 2-0 (con goles iniciales, en cada caso, del citado Mesa) que no fue capaz de rentabilizar, perdiéndolas ambas en los minutos finales, en Asturias para empatar 2-2 y ante los vascos para concluir con una dolorosa derrota por 2-3.

La falta de Mesa el último día en Burgos dejó patente que Escribá considera al lagunero un futbolista sin relevo natural en la plantilla. Aprovechó su ausencia forzosa para derivar de nuevo en el método del 4-4-2, juntando de nuevo a Azón con Bakis, como es tesis de cabecera del preparador valenciano desde la pretemporada. Como con anterioridad ya sucedió en repetidas ocasiones, la propuesta volvió a dejar un regusto amargo, de fútbol ofensivo ramplón y deficiente, raquítico en la mayor parte del partido en El Plantío.

La aportación de Maikel Mesa ha reverdecido iniciando su actividad ofensiva desde el flanco izquierdo de la tripleta central, con Aguado en el eje y Grau por la izquierda. Con Valera (derecha) y Manu Vallejo o Mollejo (izquierda) en las bandas del ataque, escoltando a Azón en punta. En la fase de abordaje del área rival, Mesa tiene la libertad de entrar por los adentros, convirtiendo lo que Escribá define como 4-3-3 en un verdadero 4-2-3-1, pues se incrusta en muchos lances como segundo punta, detrás del delantero centro, dejando atrás a Aguado y Grau y alcanzando la línea de vanguardia que marcan los dos extremos.

Salvo decisión sorprendente de Escribá al respecto, el retorno de Maikel Mesa al equipo base dotará al Real Zaragoza este lunes próximo de un rostro similar al anterior a Burgos, donde quienes debían reivindicarse en el 4-4-2 que tiene el entrenador como librillo de cabecera no dieron el paso adelante necesario.

Moya y Francho, en puertas

El entrenamiento de este viernes, tras el regreso del nonato partido de Copa del jueves ante el Atzeneta, sirvió para ver que Moya y Francho están en puertas de volver a la convocatoria de Escribá.

El primero, que sufrió una sobrecarga muscular en un muslo en el calentamiento en la banda en Burgos, no había viajado a Onteniente para jugar la Copa. El segundo, después de más de dos meses de baja por una seria lesión en la zona isquiotibial, es esperado como el santo advenimiento por el técnico. Si todo va bien, el domingo estará en la lista.