REAL ZARAGOZA

Escribá: "El debate sobre mi futuro no debería estar abierto, yo ni lo pienso"

El entrenador del Real Zaragoza, en una difícil situación por la racha vigente de 6 puntos sumados de los últimos 24 disputados y con el equipo en caída libre de solvencia  y resultados, rehúye la preocupación sobre su futuro. 

Escribá, respondiendo a la prensa este miércoles antes del partido de Copa.
Escribá, respondiendo a la prensa este miércoles antes del partido de Copa.
RZ

Fran Escribá sabe que la espiral de los vientos que giran alrededor de su equipo (como de todos), el actual Real Zaragoza en crisis de solvencia y resultados, lo ha colocado en el ojo del huracán. Efecto inevitable en el mundillo futbolístico desde tiempos inmemoriales. 

Tras un inicio de liga impecable, con cinco triunfos seguidos (15 puntos sumados de 15 disputados en las primeras 5 jornadas), el equipo se le ha caído de forma tan estruendosa como evidente: ha logrado solo 6 de los últimos 24 puntos, ritmo notablemente insuficiente para aguantar en cabeza (hace ya dos semanas que el colchón adquirido se pinchó y ocupa la 9ª plaza) y que, de no mediar ya mismo una reacción con victorias, tiende a convertir el huracán en un tornado de efectos más devastadores. Es la ley del fútbol, que a nadie distingue ni indulta llegado el caso.

En los preámbulos del viaje a Valencia para jugar este jueves 2 de noviembre el partido ante el Atzeneta UE (el equipo pernoctará el Alcoy, Alicante, a 33 kilómetros de la localidad valenciana de Onteniente, donde se jugará la eliminatoria), Fran Escribá ha actualizado su situación personal, su parecer, sus criterios ante lo que acontece. 

"Yo no soy tan negativo como lo que detecto alrededor. Yo no veo ninguna preocupación y, desde luego, yo no la tengo. Entiendo el ruido que hay siempre alrededor de los entrenadores pero creo que las circunstancias, con independencia de la exigencia de nuestro club, nos deben llevar a estar todos tranquilos. Yo lo estoy", dijo para dibujar su modo de asumir todo lo que se debate sobre su figura como responsable técnico del Real Zaragoza a fecha de hoy. 

"El debate sobre mi futuro no debería estar abierto. Yo, ni lo pienso. Si alguien lo abre, que lo siga abriendo. Yo no voy a entrar", redondeó su postura principal. Escribá se muestra ajeno y refractario a la preocupación general del zaragocismo sobre la marcha del equipo en el último bimestre.

Asunción de las carencias con carácter retroactivo

"A mí, hubo cosas de los cinco primeros partidos que no me gustaron. Ganamos algunos de esos partidos que no debimos haberlos ganado", admitió Escribá este festivo 1 de Noviembre. Una asunción de las carencias que muestra el Real Zaragoza desde el primer minuto de la temporada 23-24, que en aquella magnífica racha inicial quedaron difuminados entre las victorias y que, aunque algunos analistas sí subrayaron, entonces fueron motivo de ataque y combate por considerarse críticas innecesarias y molestas. Ahora, dos meses después, es el propio entrenador el que las saca a relucir, a primer plano, en el foco principal del diagnóstico. Singular conducta.

Y Escribá continuó: "Ahora, sin embargo, creo que en alguno de los partidos que hemos empatado o, incluso, perdido, hemos hecho cosas muy bien y, al final, el resultado, impidió la visión de esos aciertos. En Burgos hicimos un partido muy serio, un muy buen partido, que no se podía ganar desde el buen fútbol sino desde la disputa y la lucha. Pero venimos de situaciones dolorosas, donde nos han hecho remontadas de dos goles, de goles recibidos en el tiempo de aumento, de encajar demasiados goles a partir del minuto 80... ", dijo como contrapunto.

El técnico valenciano sigue basando su tesis de salida del atasco mental y futbolístico del Real Zaragoza en la estadística de algo tan intangible como es la costumbre. "Al final, estas adversidades seguidas, el fútbol te las acaba devolviendo. Esa es la idea que debemos tener. Cada partido es distinto. Yo en Burgos quedé satisfecho", afirmó.

Sabe que su gran problema puede ser La Romareda

Escribá, en su constante alegato sobre la normalización de las cosas, llegó a un punto en el que, de soslayo, citó la larva del que puede ser su principal problema de no salir de inmediato de la mala dinámica de resultados que arrastra desde el 10 de septiembre: el hecho de no ganar en La Romareda, ante una afición que viene volcada desde el verano con un proyecto anunciado como ganador y exitoso. 

Son ya cuatro (de siete) los patinazos sufridos por el Real Zaragoza en el estadio municipal, ante los suyos. Empate 1-1 con el Racing de Santander y derrotas ante Mirandés (0-1), Alcorcón (0-2) y Eibar (2-3). La última victoria en casa fue el 3 de septiembre (2-0, al Eldense).

"Hay cosas que debemos mejorar y evitar que ocurran, sobre todo, en los partidos de casa, que es donde estamos realmente fallando. A veces porque estamos jugando mal, porque nos hemos equivocado. Yo, el primero. Lo cierto es que donde estamos fallando es donde al principio no lo hacíamos, que es en casa. Fuera, el equipo está siendo muy fiable", argumentó. Escribá, hasta ahora no contestado ni recriminado por la afición pese a este récord tan negativo encadenado, prevé dificultades serias el lunes de no vencer al Oviedo. 

"El partido del lunes será para nosotros fundamental. No solo para volver a ganar y sumar 3 puntos, sino sobre todo para volver a engancharnos con nuestra gente, que no nos está fallando", redundó en este sentido. A Escribá, entre líneas, sí que se le escapa cierto temor ante lo que está escondido tras la próxima esquina. 

"Nos afecta todo lo que pasa. Tener un partido ganado y que se te vuelva a escapar en los últimos minutos genera decepción. Pero creo que estamos mejor de lo que los resultados dicen", introdujo también en su mensaje. 

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