El Real Zaragoza ha decidido casi duplicar los precios de las entradas sueltas que salen a la venta en taquilla a partir del próximo partido a disputar en La Romareda, el de la jornada 9, el domingo 1 de octubre a las 16.15 frente al Mirandés. Se trata de una subida de cerca del 100% en todos los tramos y ubicaciones del graderío.

A partir del inminente duelo ante los burgaleses, la localidad más asequible pasa de costar 25 euros a 40. Y la más costosa, cambia su valor de 55 a 100 euros. Entremedias, obviamente, la horquilla variada que ofrece la arquitectura de La Romareda discurre por precios que oscilan entre los 45, 50, 55, 60, 65, 75, 80 y 90 euros.

Desde el club se razonó ayer a HERALDO que «se ha adoptado esta medida como gesto y deferencia especial hacia el inmenso colectivo de abonados que, desde mayo, fidelizaron su apoyo con la SAD, hasta cubrir los 28.882 carnés que la normativa permite emitir según el aforo actual de La Romareda». 

En los despachos de la entidad zaragocista se ha querido «poner en valor el dinero que los socios depositaron incluso antes del verano, aumentando el precio de las entradas, cuyo cupo en taquilla no llegan a ser ni 2.000». 

El resto, hasta algo más de 33.000, están destinadas «a patrocinadores, clubes convenidos, equipo rival y zona visitante», apuntan en el Real Zaragoza. La normativa vigente en La Liga solo permite tener abonados «el 85% del aforo del estadio, un tope de obligado cumplimiento». Con esta subida, el rango del Real Zaragoza en el precio de sus entradas sueltas alcanza el nivel de los equipos más poderosos de la Primera División, los que juegan Champions League. Es un hecho inusual, sin precedentes en las andanzas por Segunda.

Por su parte, entre la afición zaragocista la decisión se ha acogido con división de opiniones. Pablo Palomar, presidente de la FEderación de Peñas, así lo resumía: «Una parte aplaude la tesis de la directiva del Real Zaragoza y su guiño a los más de 28.000 abonados. Y otra, los afectados por este incremento del precio de los billetes, que son espectadores esporádicos por motivos de trabajo u otras razones, creen que se han pasado, que han convertido el fútbol en artículo de lujo y que esta exageración puede volverse un día en contra de la directiva».