Jefe de la sección de Deportes de HERALDO DE ARAGÓN

Fran Escribá y el arte de repartir juego

Fran Escribá sigue el partido Real Zaragoza-Villarreal B.
Fran Escribá sigue el partido Real Zaragoza-Villarreal B.
José Miguel Marco

A Fran Escribá se le está quedando una plantilla de lo más apañada. Los currículum que buscó –y encontró– Juan Carlos Cordero ya prometían que este Real Zaragoza podía ser otra cosa. Que su nivel competitivo iba a permitir al equipo elevarse de forma notable con respecto a las últimas temporadas. Los hechos han demostrado, en pretemporada y en el primer partido de liga, que esta impresión resultaba acertada. El curso apenas ha empezado, y anda que no tiene que llover aún hasta que junio llegue otra vez; pero las bases que se han puesto deberían garantizar que el aficionado vea esta temporada un equipo reconocible, con personalidad y categoría, un grupo del que sentirse orgulloso y que le permita celebrar más que lamentar.

El club difundió ayer en sus redes sociales el vídeo de los festejos de la plantilla en el vestuario tras el triunfo el sábado ante el Villarreal B. Se vio un bloque unido, alegre, en el que titulares y suplentes botaban y cantaban ese ‘hit’ del zaragocismo en el que se ha convertido el ‘Moverse, maños, moverse’. La intensidad de la celebración –el del sábado solo fue el primero de los 42 partidos que tiene la liga, recuerden– fue una muestra del grado de implicación que parece que, de momento, tiene el grupo. Ahora todo es más fácil por el efecto ‘luna de miel’ que invade tanto a los nuevos como a los más veteranos. Lo difícil es mantener esa actitud cuando lleguen las derrotas o cuando alguno se pase cinco o seis partidos sin jugar.

Por eso Fran Escribá tiene el reto de conseguir que todos los miembros de la plantilla se sientan importantes. Esta temporada da gusto mirar al banquillo del Real Zaragoza. Echas un vistazo a la banqueta y ves jugadores que realmente pueden aportar cosas nuevas a los partidos, tanto por su calidad individual como por la variedad de matices que pueden introducir en el dibujo. Escribá los va a necesitar a todos. En una temporada tan larga, y más con la posibilidad de hacer cinco cambios, la profundidad de banquillo es más importante que nunca. Repartir juego es todo un arte para los entrenadores, y el técnico valenciano lo sabe. No sería de extrañar que, a pesar de la victoria y del buen juego, este viernes frente al Valladolid se viera algún cambio en el once titular.

El técnico tiene donde elegir. La categoría de los cinco jugadores que ayer entraron al césped desde el banquillo –Mollejo, Enrich, Valera, Bermejo y Grau– demuestra lo que ha ganado esta plantilla. Hay que sumar a Luna y Lluis López –que se quedaron sin jugar–, al lesionado Lecoeuche, a los canteranos que pueden aportar cosas y a los quedan por llegar. Que vendrán.

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