Mouriño ya es el nuevo defensa central del Real Zaragoza

Santiago Mouriño, defensa central uruguayo de 21 años, es desde primera hora de la noche de este viernes 11 de agosto nuevo jugador del Real Zaragoza. El club aragonés ha cerrado la cesión del joven futbolista charrúa procedente del Atlético de Madrid, a través de la vía de las sinergias entre los grupos inversores que operan en ambas entidades. El club del Metropolitano necesitaba liberar una de las 25 fichas que tenía ocupadas para dar de alta con urgencia al turco Soyuncu y ha decidido esta tarde ejecutar la maniobra con la de Mouriño, circunstancia de la que se ha beneficiado de inmediato el club zaragocista.

El trato estaba en marcha, realmente, desde principios del verano, cuando el club madrileño ya tenía encarada la contratación del sudamericano desde su club de origen, el Racing de Montevideo, con el que logró el ascenso de Segunda a Primera uruguaya el año pasado y con el que ha jugado el torneo de Apertura recientemente. El plan de vuelo de este emergente futbolista, que ha llegado a ir convocado incluso en la selección celeste absoluta (sin llegar a debutar), se dibujó desde muy pronto tal y como ha sucedido: fichaje inicial por el Atlético, desarrollo de la pretemporada con el primer equipo rojiblanco para ser observado 'in situ' por Diego Pablo Simeone, el entrenador de los colchoneros, y, a continuación, cesión a un equipo de Segunda División en busca de muchos minutos y crecimiento rápido, con el Real Zaragoza en primera línea del escenario por el vínculo sinérgico referido que se da desde el curso pasado entre ambas instituciones. 

Mouriño es un central espigado, potente, de 1,86 de estatura y fino de morfología física, con apenas 76 kilos pese a su envergadura y diestro de golpeo preferente. Se trata de un prototipo de defensa de cierre típico del fútbol uruguayo, con el que sus mentores pretender dar continuidad a figuras semejantes que, en su juventud, ya llegaron al Atlético de Madrid para acabar triunfando y desarrolládose en un alto nivel mundial, casos del recientemente retirado Diego Godín o del vigente José María Giménez. 

Como es natural por su fisonomía atlética, Mouriño es un especialista en el juego áereo en el área y, con el balón en los pies y en el fútbol a ras de  hierba, destaca por su agilidad y velocidad. A estas alturas de su carrera, le falta dar el salto definitivo a un fútbol más potente y exigente que el de la liga uruguaya. 

Como es habitual en la última década y media, los prometedores futbolistas de los principales países de Sudamérica (Argentina, Uruguay, Brasil) abandonan sus países con una antelación antes nunca conocida. Ninguno se termina de cocer y cuajar en su casa y el destino europeo se apronta sobremanera. Es el caso de Mouriño, que arriba a Zaragoza para llevar a cabo el crucial periodo de adaptación al fútbol español, en una liga dura y de buena visibilidad como la Segunda División, en un club histórico de gran seguimiento al otro lado del océano Atlántico y con el escudo protector perenne del Atlético de Madrid en su matriz contractual. 

Por lo tanto, no será menor el papel de Mouriño en esta plantilla que sigue conformando Juan Carlos Cordero. Al contrario. El charrúa tiende a, si su rendimiento así lo sustenta, convertirse en una pieza de gran relevancia en las 42 jornadas de esta liga 23-24 que nace en apenas 20 horas después del anuncio de su fichaje. Por supuesto, la idea es totalmente opuesta a la del rol que el año pasado ocupó en el vestuario el boliviano Quinteros, quien solo jugó 14 minutos en un partido durante todo el curso. Mouriño viene a jugar mucho.