REAL ZARAGOZA

La rutina positiva invita a Escribá a repetir once inicial por cuarta vez ante Las Palmas

El entrenador del Real Zaragoza avanza en una semana larga de entrenamientos sin mayores incidencias. En contra de su método habitual durante la liga, el técnico está apostando por un bloque base.

Los jugadores del Real Zaragoza se refrescan durante el entrenamiento en la Ciudad Deportiva.
Los jugadores del Real Zaragoza se refrescan durante el entrenamiento en la Ciudad Deportiva.
Rubén Losada

El once inicial del Real Zaragoza de los últimos tres partidos, que ha sido el mismo, tiende a repetirse por cuarta vez este domingo en La Romareda (21.00) frente a Las Palmas. Fran Escribá ha clonado su plan táctico frente al Granada, Racing de Santander y Eibar a base de Cristian Álvarez; Gámez, Lluís López, Jair, Nieto; Francho, Grau; Bermejo, Bebé; Azón y Simeone. Y en una semana del modelo largo en cuanto a entrenamientos (son así las que unen un partido en viernes con otro en la franja última del domingo o el lunes siguiente, como es el caso) donde todo está transcurriendo en calma, con las rutinas siempre en positivo y sin alteración alguna, el técnico blanquillo está a punto de batir su própio récord de hace muchos años. 

Porque Escribá se ha caracterizado en todo momento por cambiar siempre alguna pieza de un día para otro. Y, normalmente, más de una. Incluso, sin que haya demasiadas razones evidentes a priori -y visto siempre desde fuera-, el técnico ha sido dado a acometer revoluciones de cuatro o cinco novedades en partidos concatenados. Por esta razón, que ahora el preparador valenciano dé muestras de haber encontrado un once base sobre el que sustentar la parte nuclear de cada partido del Real Zaragoza en esta recta final del torneo 22-23 es cuestión llamativa. 

El equipo está funcionando bien, dentro de sus limitaciones y defectos de fábrica. Acumula nueve jornadas seguidas sin perder, puntuando cada día, un hecho anómalo en esta categoría, mucho más si se da en un bloque que durante largos meses ha estado debatiéndose en los últimos seis o siete puestos de la tabla sin apenas brillos. Por eso, Escribá ha tenido claro en los últimos 20 días que era momento de dotar al grupo de cierta continuidad, otorgando confianza a quienes están sujetando con mayor responsabilidad esta reacción que tanto bien ha hecho al Real Zaragoza para eludir nervios y problemas mayores en la clasificación en el esprint definitivo del campeonato liguero. 

La última estación en la que Escribá optó por sus clásicos cambios tácticos fue la que unió el 1-1 del campo del Levante con el 1-0 victorioso contra el Granada. En Valencia ya había modificado las tres líneas (defensa, media y delantera) respecto del 1-1 anterior en La Romareda frente al Albacete. Venía Escribá de introducir a Francés como central en vez de Jair después de Huesca, de tener que meter forzosamente por el expulsado Zapater al chileno Alarcón, y de buscar a Bermejo -suplente varias jornadas- como sustituto del ausente Bebé (con Cabo Verde esa semana). Y en el campo levantinista volvió a sentar a Francés para devolver al once a Jair, apostó por Puche como titular en vez de Gueye (hay que recordar que el africano jugó de inicio en casa contra los albaceteños) aún con Bebé fuera de ritmo y, sobre todo, hizo su último invento con un 'trivote' central con Zapater, Francho y Alarcón.

Una vez terminada la cita con el Levante, surgió el actual momento de inusual continuismo. Frente al Granada dejó fuera a dos pivotes, Zapater y Alarcón, para decidirse por el regreso de un Grau que llevaba dos meses casi destarifado. Aprovechó el regreso de Bebé para dejar fuera de plan a Vada. Y, sobre todo, pudo recuperar al lesionado de larga -y reiterada- duración Azón, que llevó a Puche al banco. 

Todos estos movimientos en la pizarra, tan de Escribá desde que llegó al Real Zaragoza en noviembre en busca de un equipo solvente que casi nunca ha tenido, han quedado congelados desde hace 20 días. Y, opuestamente a lo rutinario este año en el seno zaragocista, se está asistiendo a una fase de quietud, de regularidad en los comportamientos de los futbolistas y del técnico

Este domingo, ante el potente Las Palmas que viene a jugarse el ascenso directo a La Romareda, la querencia de la semana en los ensayos de la Ciudad Deportiva parece ir a desembocar en un nuevo giro de 360 grados al mismo bucle en la alineación, para acabar en el mismo punto y en el mismo sentido (hasta hace tres semanas, los giros de Escribá eran cercanos a los 180 grados, con cambios de rumbo a veces sonoros). El rendimiento sobre el césped de los protagonistas lo avala. 

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