En una temporada marcada por la alternancia, el Real Zaragoza parece haber encontrado, al fin, la estabilidad en sus carriles. Si las lesiones no lo impiden, Fran Gámez y Carlos Nieto están llamados a completar el curso como titulares, afianzados en dos puestos (lateral derecho e izquierdo) que en las últimas jornadas han acercado puntos.

El triunfo del sábado ante el Granada (1-0) trajo la mejor versión de Gámez. El defensa valenciano subió una y otra vez la banda; mezcló bien con Bermejo para atacar el lado débil nazarí; y convirtió un gol antológico, con el exterior de su bota, que hubiese firmado el mismísimo Luka Modric.

Fue una actuación redonda, necesaria para un jugador que parece haber recuperado el espacio perdido. Una jerarquía que durante la pasada campaña fue indiscutible, pero que en la presente no ha logrado mantener. Carcedo nunca terminó de asentarlo, en esa permanente sucesión con Larrazabal, y tampoco Escribá le otorgó galones a su llegada. Al contrario. El técnico valenciano añadió el nombre de Marcos Luna a la rotación, y el canterano fue quien se adueñó del puesto hasta sufrir una inoportuna lesión de menisco.

Te puede interesar

Podemos sostiene que la nueva Romareda costará 5,3 millones más al no incluir las demoliciones del viejo estadio

Lluís López: "Mientras no sea matemática, no damos por hecha la permanencia"

Ocurrió a mediados de marzo. Hace justamente un mes, abriendo el periodo en el que Gámez, ahora sí, ha encontrado la regularidad y su pico de juego, en una sucesión de buenos partidos que se asemeja mucho a la protagonizada por su compañero Carlos Nieto.

Olvidado hasta la llegada de Fran Escribá al banquillo, e incluso en los primeros compromisos que dirigió el técnico valenciano, el zaragozano se ha hecho indiscutible en el lateral izquierdo. Suma 10 titularidades consecutivas, rindiendo a un nivel que ha desplazado por completo al otro carrilero zurdo. El colombiano Gabi Fuentes es ahora quien apenas entra en los planes de un entrenador que no se cansa de repetir que, en ese drástico intercambio de roles, solo influye la meritocracia.

Nieto ha ido creciendo progresivamente por diversas razones. La primera, como no puede ser de otra forma, reside en la confianza que Escribá ha depositado en él; en la continuidad que le ha llevado a sentirse valioso y adquirir ritmo competitivo, elemento indispensable en futbolistas su despliegue físico.

La segunda causa, probablemente, venga vinculada al sistema empleado por el Real Zaragoza actual. Carlos Nieto se siente cómodo en un 4-4-2, con un extremo ofensivo por delante, y ha mezclado bien con Tiago Bebé desde que fuera contratado en el mercado invernal.

En ataque, Bebé tiende a meterse hacia adentro, aprovechando su capacidad de disparo, y favorece que el lateral pueda ganar la línea de fondo en busca del centro. En defensa, a pesar de que el caboverdiano no se implica como otros compañeros, sí obliga a que su marcador vigile sus acometidas y tenga menos profundidad.

Así, Nieto puede centrarse en los duelos individuales, en una faceta en la que se le ve muy seguro. Exceptuando el partido ante el Albacete, cuando su falta de contundencia -acompañada de la dejadez de Vada- favoreció el gol del empate visitante, el zaragozano viene firmando actuaciones notables.

Sus dos recientes compromisos, como demuestran los datos, fueron impecables a nivel defensivo. Ante el Granada, recuperó 10 balones y se impuso en ocho de los 12 duelos que disputó. Frente al Levante, cuando prácticamente secó a De Frutos, esas cifras fueron incluso mejores: recuperó 13 balones y se impuso en 9 de sus 14 duelos.

Hacia arriba, también se está viendo un Nieto enriquecido. Pisa campo contrario con más determinación; no le quema el balón en los pies y ha encontrado el poso, la serenidad, para mejorar su porcentaje de acierto en el pase.

No es descabellado afirmar que su último mes de competición, el que va desde la goleada ante el Leganés (3-0) hasta hoy, está al nivel de su temporada 2019-20 a las órdenes de Víctor Fernández. De aquella campaña en la que Nieto voló por la izquierda hasta que la covid, y aquel maldito ‘play off’ ante el Elche, cortó las alas del canterano y de todo el zaragocismo que fantaseaba con el ascenso.