REAL ZARAGOZA

Vada y Alarcón, los dos grandes damnificados del partido de Valencia

Lesionado y foco de polémica el argentino, sustituido prematuramente el chileno por su poca medida en el tempo del juego que le hizo rozar la expulsión, Escribá tiende a buscarles alternativas. 

Vada, lesionado en el suelo, y Alarcón, a punto de ser expulsado por el árbitro, Arcediano Monescillo, el viernes pasado en el partido contra el Levante.
Vada, lesionado en el suelo, y Alarcón, a punto de ser expulsado por el árbitro, Arcediano Monescillo, el viernes pasado en el partido contra el Levante.
Carla Cortés/LOF

Valentín Vada y Tomás Alarcón fueron los principales y notorios damnificados del Real Zaragoza a la conclusión del partido del viernes en Valencia frente al Levante, que dejó un valioso punto en el cajón del equipo aragonés en su pugna por librarse cuanto antes del peligro de la zona del descenso. El mediapunta argentino y el medio centro chileno, por diferentes motivos, salieron perjudicados internamente de lo acaecido sobre el césped el estadio levantinista en ese 1-1 final. Los dos hicieron de contrapunto a diferentes aportaciones en positivo en esa noche en la que el equipo acabó por encima de las expectativas previas a su disputa.

Vada y Alarcón quedaron señalados, no solo por el propio discurrir del juego a ojos de cualquier observador con cierto poso y solera, sino por las valoraciones de su entrenador, Fran Escribá, al término del partido, en la sala de prensa. El primero, además, salió lesionado (quizá también entró) del envite, por lo que es casi seguro que le esperan unos días de baja y ausencia obligada. 

El estigma de Vada, más allá de su dolencia en los músculos aductores, giró en torno al modo de producirse el daño y, en especial, a lo extraordinario de la narración de Escribá sobre su entrada en el campo. Porque Vada no fue titular. Y, singularmente, fue el sustituto de Alarcón cuando este fue relevado por el técnico antes del descanso, modalidad de cambio de piezas que, por sí sola, es anómala y no habitual en cualquier equipo de fútbol. 

Vada lucía un aparatoso vendaje blanco en el muslo derecho que denunciaba, de antemano, algún problema físico en la previa del partido del que el club no había informado a los medios de comunicación durante la semana... ni por lo que se ve tampoco al entrenador. «Me fastidia ver que un jugador sale con una venda, porque esa información yo no la tenía. Y eso es un error nuestro. Yo lo he visto cuando ya salía. Si no, evidentemente, no lo saco. Porque si un jugador sale con una venda es que algo le molesta», dijo el preparador zaragocista para sorpresa general. Y prosiguió: «Esto lo debemos ver como lo que es: un error grave. No es una cosa que no tenga importancia. Para mí, la tiene. Muchísima. Esto no va a volver a ocurrir», sentenció con rostro serio. 

El argentino solo estuvo en el campo entre el minuto 39 y el 53. Es decir, solo 14 minutos, con el descanso de por medio. Y obligó a Escribá a hacer un doble cambio de forma forzosa, para no perder una de las tres ventanas reglamentadas, pues además de meter a Bebé en su puesto a machamartillo, tuvo que acelerar la retirada de Zapater y la inclusión de Grau, algo que de no mediar su lesión habría aguantado hasta más adelante. 

Por su parte, Alarcón llevó a Escribá a perder precisamente una de esas ventanas al retirarlo del campo en el minuto 39 después de observar con estupefacción cómo el andino se jugaba dos veces la expulsión gratuitamente. El chileno había visto la tarjeta amarilla en el minuto 3 (exceso de celo del árbitro manchego Arcediano Monescillo) y, sin mesura, hizo dos entradas posteriormente susceptibles de ver la segunda y, por ende, la roja. Escribá fue a lo seguro: Alarcón, a la ducha. El precedente de Gijón, cuando dejó al equipo con 10 hombres en el minuto 6 de partido perniciosamente, le sobrevoló la cabeza al técnico, como a la mayoría del zaragocismo. 

Quedan solo 8 partidos para el final de la liga. Vada no está nada seguro que vaya a continuar el año que viene en el Real Zaragoza. Alarcón, que está cedido sin opción de nada por parte del Cádiz, sí que tiene la certeza de que su futuro está en otro sitio. Así que, después de este episodio en Valencia, ambos jugadores han salido ostensiblemente abollados de cara a este final de temporada. Escribá tiende a buscar alternativas distintas en cada caso. 

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