Fran Escribá, entrenador del Real Zaragoza, prepara con mimo el apartado anímico del equipo de cara al tardío partido del lunes por la noche en Málaga, el que pondrá fin a la 28ª jornada de liga frente al antepenúltmo clasificado, un agobiado rival andaluz que vive sorprendentemente todo el año en el lado opuesto al que el nivel de su plantilla y sus aspiraciones apuntaban al inicio del curso. Porque, más que la faceta futbolística, esta vez se trata de saber abordar con picardía y solvencia el otro fútbol que se dará en La Rosaleda, ante un adversario que juega ya a la desesperada en pos de eludir lo que sería un catastrófico descenso a Primera RFEF. 

Escribá no ha sufrido más quebrantos que los ya conocidos de días atrás: la grave lesión de tobillo de Mollejo en Andorra, de la que fue operado y ya convalece, y la reiterada recaída de Azón en sus eternos problemas musculares en un muslo, que viene desde la pretemporada en la concentración precisamente en tierras malagueñas. La baja del central Quinteros, otro mantra de los últimos meses, dado su carácter secundario en el equipo, no tiene el mismo valor, ni mucho menos, en la evaluación del presente del equipo. Todos los demás, incluido el juvenil Pau Sans, último 'refuerzo' para la delantera, están en perfectas condiciones. 

La Romareda, el estadio, fue este viernes el escenario del entrenamiento, ya con matices tácticos importantes. A Escribá le gusta ensayar en campo grande, en un escenario que aproxime a los futbolistas al fútbol real, a lo que se van a encontrar en la jornada siguiente como referencias espaciales. La Rosaleda, además, es uno de los grandes coliseos de esta heterogénea Segunda División en cuanto a campos de fútbol. 

En cuanto a la alineación, aunque la lejana ubicación del duelo ante los blanquiazules de Málaga (las 9 de la noche del lunes) aporta un marco temporal más largo que ninguna otra semana, tiende a tener pocos cambios respecto de la última que protagonizó el batacazo frente al Alavés, 1-4 el domingo último en La Romareda. Pau Sans, que debutó con 18 años en la recta final ante los vascos, apunta seguir como revulsivo en su segunda citación con los mayores, que eso sí parece totalmente asegurado (como que se quede en el primer equipo ya hasta el final de la campaña). La inclusión del chileno Alarcón (segundo fichaje de invierno junto a Bebé) en medio campo, suplente en las dos últimas citas, es la que más devaneos de cabeza está dando a Escribá en estos días. El dúo Francho-Zapater está funcionando bien en líneas generales y, como alternativa, podría derivar en un trivote con el desplazamiento de Francho a una banda.