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Real Zaragoza: una fuga en La Romareda

El Real Zaragoza solo ha ganado el 42% de sus partidos como local en las últimas diez temporadas.

Entrenamiento del Real Zaragoza en La Romareda, este viernes, 9 de diciembre.
Entrenamiento del Real Zaragoza en La Romareda.
Francisco Jiménez

Una vez más, el Real Zaragoza se quedó sin victoria en La Romareda en su partido contra el Alavés, confirmándose así una nueva temporada como local pobre, infeliz y deficiente. El equipo aragonés solo ha ganado cuatro partidos (Sporting, Villarreal B, Ibiza y Huesca) de los 13 jugados ya este curso en casa y aún desconoce el triunfo en 2023, en la segunda vuelta, al encadenar dos empates sin goles frente a Mirandés y Ponferradina y una sonora goleada (1-4) frente al Alavés.

Esta desventurada vida en su estadio no es nueva en el Real Zaragoza. La Romareda vive una pérdida permanente de puntos y victorias en su actual ciclo de diez temporadas en Segunda, periodo en el que solo ha ganado el 42% de sus partidos jugados como local. Un proporción excesivamente escasa para un club de sus dimensiones históricas, de sus aspiraciones de ascenso y de su volumen de aficionados.

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Este fenómeno crítico se ha acentuado especialmente en las últimas cinco campañas, desde que el equipo firmara su mejor temporada como local de la mano de Natxo González. Aunque en la 2015-2016 el Zaragoza ganó un partido más (13) como local; en ese curso, el de Borja Iglesias y la fallida promoción contra el Numancia, registró su récord de puntos (42) en casa, con doce triunfos, seis empates y solo tres derrotas. 

Ese buen tono del equipo en La Romareda sustentó en gran medida su tercer puesto final en la clasificación. Sin embargo, perdió el tren del ascenso con su derrota 1-2 frente al Numancia en el partido de vuelta de la primera eliminatoria del ‘play off’. Aquel día aceleró el declive del Real Zaragoza en su relación con su estadio. Desde entonces, el equipo aragonés no ha superado el 43% de victorias en su estadio ningún año. El porcentaje es demasiado reducido para un club con sus objetivos.

Lejos de convertirse en un baluarte fiable y ganador, La Romareda ha ido perdiendo esa capa de ventaja competitiva que se le debería presuponer en un ecosistema de rivales acostumbrados a atmósferas menores y escenarios de otro nivel. En la actual campaña, el porcentaje de victorias es casa alcanza un 31%, una cifra en la línea de la del curso pasado, cuando se logró tan solo el 33% de triunfos (10 empates firmó el Zaragoza de JIM ante sus aficionados).

En las dos temporadas anteriores, la 20-21 y la 19-20, el equipo aragonés no pasó de las nueve victorias, un 43%. Son llamativos ambos casos: el Zaragoza de JIM fraguó su permanencia en la segunda vuelta haciéndose fuerte en casa -se jugaba a puerta cerrada-, mientras que el Zaragoza de Víctor Fernández estrelló sus opciones de ascenso en sus resultados en, por entonces, un estadio vaciado de público por la pandemia. Ese Zaragoza es el que más partidos (8) perdió en casa de estas diez temporadas. Perdió tres antes del parón por el coronavirus y 5 en la reanudación. También le derrotó el Elche en la promoción.

En la campaña 18-19, el año iniciado con Idiákez y finalizado con Víctor Fernández, al Zaragoza, de nuevo, apenas le dio para ganar siete partidos en La Romareda, un escueto 33% de victorias locales. Es decir, en estas últimas cinco temporadas, el Zaragoza ha ganado, redondeando, solo un partido de cada 3 jugados en casa.

Si saltamos la mencionada campaña con Natxo González, llegamos al curso 16-17, en el que el Zaragoza consiguió también una tasa baja de triunfos: 38%. Así llegamos al año con más triunfos del ciclo: 62%, con 13 victorias -aunque se perdieron seis partidos-. Fue la temporada culminada en el desastre de Palamós contra la Llagostera, un curso en el que el Zaragoza, primero con Popovic, y luego con Carreras, presentó siempre garantías como local.

Una campaña antes, la 14-15, la de la promoción contra Las Palmas, el Zaragoza registró un 47% de victorias en casa (además perdió en el ‘play off’ con el Girona y venció a Las Palmas). Fue en su primera temporada de esta etapa en Segunda cuando el Zaragoza peores números facturó como local: solo venció el 33% de sus partidos locales y solo sumó 28 puntos (fue el segundo peor equipo en su estadio de toda la categoría).

Como se ve, el mal paso del equipo de Fran Escribá en La Romareda no es ajeno a su coyuntura. Salvo un par de temporadas excepcionales, su rendimiento como local ha sido incompatible con sus aspiraciones.

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