real zaragoza

Un argentino, un Francés... y el punto de penalti

Simeone hizo creer en la victoria en el inicio, pero el Zaragoza no tuvo argumentos para mantener su ventaja y acabó cediendo por sus errores defensivos.

Alejandro Francés conduce un balón en presencia de Mollejo y Gámez.
Alejandro Francés conduce un balón en presencia de Mollejo y Gámez.
Enrique Cidoncha

Veinticuatro horas después de levantar la Copa del Mundo, Argentina seguía celebrando. Diego Pablo y Giuliano se miraban cómplicemente tras el 0-1 del Cholito en Butarque. El padre asomaba por la tribuna; el hijo, por el área rival en cada balonazo en largo, en cada envite, en un nuevo derroche de arrojo que no bastó para que el Real Zaragoza sacase ayer algo positivo de Leganés.

Una vez más, Simeone fue el zaragocista más destacado. Su gol, al cuarto de hora, hizo creer en la victoria que hubiese catapultado al equipo; pero faltaron argumentos para consolidar el crecimiento que se venía exponiendo en las últimas jornadas.

En la primera parte hubo dos Zaragozas. El anterior a la lesión de Bermejo, con ese gol incluido, y el posterior. Aparentemente, la influencia del mediapunta madrileño estaba siendo menor que en otros encuentros, pero el equipo se descompuso en su ausencia. Perdió el control del balón en campo contrario -esa capacidad de asomar para sorprender entre líneas- y también el orden defensivo, un rigor que se diluyó por las bandas.

Las ayudas desaparecieron. El Zaragoza empezó a sufrir en balones laterales. A Jair y Francés les entraron las dudas; y el canterano quedó señalado al cometer dos errores de bulto (en realidad tres) que voltearon un partido que estaba de cara.

El primero fue antes del descanso, permitiendo que Juan Muñoz se le anticipase en un centro desde la derecha. El segundo, ya en la segunda parte, vino con un penalti en el que arrolló a Arnáiz cuando enfilaba hacia a Rebollo.

Fuese pena máxima o no; hubiese falta previa sobre Jaume Grau o no; resulta injustificable que el defensor zaragozano cometiese la chiquillada de ir a destrozar el punto de los once metros a sabiendas que acababa de ver la cartulina amarilla por el derribo…

Mientras Hernández Maeso acudía a interesarse por el estado de Grau, Francés y Simeone se dedicaron a dañar la hierba con sus botas, circunstancia que, a su regreso al área, observó y no dudó en castigar con la segunda tarjeta para Francés.

Ahí acababa de terminar el partido para el Zaragaoza. Juan Muñoz -otra vez el exzaragocista Juan Muñoz- ajustició el lanzamiento y, a partir ahí, se diluyó cualquier opción de sacar un resultado positivo de Butarque.

De todo se aprende. Un jugador joven como él se dará cuenta de que no es algo que le haga crecer como futbolista”, lamentó Escribá al término del encuentro. Y seguro que el propio Francés le sigue dando vueltas a una noche que frenó la evidente progresión del equipo.

De haber ganado, el Real Zaragoza se hubiese marchado de vacaciones a cuatro puntos del ‘play off’ y preguntándose “¿por qué no?”. Así, esa misma distancia es la que separa a los aragoneses del descenso y el interrogante viene dado por el número de refuerzos que deben llegar en el mercado.

Lo que más urge es un delantero centro, pero ayer se volvieron a poner de manifiesto las deficiencias que hay en la posición de extremo e interior. Sin Bermejo, que habrá que ver cuántas semanas queda al margen tras abandonar el campo en camilla y doliéndose del adductor, el Zaragoza apenas tiene capacidad de desborde.

Larrazabal no es decisivo en los últimos metros; Puche no está contando demasiado; y la ristra de centrocampistas que ayer partieron desde el banquillo (Petrovic, Manu Molina, Grau…) ocupan posiciones centradas.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión