El Real Zaragoza más plural

La estructura futbolística del actual Real Zaragoza es contundentemente plural. En solo 20 jornadas de liga, en los primeros cuatro meses de la temporada 22-23, ya han tomado parte de los partidos del equipo blanquillo 28 futbolistas. Es una cifra récord a estas alturas del torneo, cuando aún no se ha terminado la primera vuelta, hecho que sucederá el próximo lunes en Leganés.

El último en sumarse a los créditos del largometraje de esta campaña fue el pasado sábado ante el Huesca el portero Rebollo. Justo un partido antes, en Albacete, lo había hecho el penúltimo, Vigaray. En este importante apartado del día a día, el que se refiere a la composición y manejo de la plantilla, tanto Juan Carlos Carcedo –el entrenador que arrancó el proyecto– como Fran Escribá, quien tomó el testigo del banquillo hace un mes tras un deficiente primer tramo de competición, han convertido al equipo en un colectivo de dimensiones extraordinarias.

Se veía venir desde julio

Que la plantilla del Real Zaragoza iba a estar este año superpoblada se sospechaba desde el inicio de la pretemporada, cuando fueron hasta 31 los futbolistas los que empezaron a trabajar en julio con Carcedo. La mayoría de los contratos del bloque del año precedente estaba en vigor y, en muchos casos, con varios años de recorrido por cumplirse. Fue un dato clave que influyó decisivamente en que el equipo de esta liga sea precisamente este y no otro distinto.

El hecho se confirmó cuando se cerró el mercado de verano, el 1 de septiembre, y el equipo definitivo ocupó 24 de los 25 dorsales de la primera plantilla, además de dotar de número del filial a Mollejo y el tercer portero, Rebollo, lo que hacían 26 jugadores susceptibles de ser utilizados por el técnico en cualquier momento. A ese contingente se unió enseguida otro joven canterano, el lateral Luna (había estado durante la preparación estival en el grupo principal), que empezó a contar en las citaciones del equipo profesional mucho más que en las del filial de Segunda RFEF. Ya eran 27 piezas.

Y como en las tres primeras jornadas del torneo liguero, las que se disputaron aún en agosto y con el zoco de fichajes y traspasos en plena efervescencia y sin clausurar, hubo dos futbolistas que empezaron con el Real Zaragoza y se marcharon traspasados in extremis, casos de Narváez (al Valladolid) y Chavarría (al Rayo Vallecano), la nómina de participantes apuntaba a lo que definitivamente ha sucedido.

Aún se pisa el espacio de la primera vuelta y el Real Zaragoza ha utilizado ya 28 jugadores en sus partidos oficiales. Es decir, todos los que han estado presentes en en las distintas fases del curso excepto el defensa boliviano Jairo Quinteros, que a estas alturas de diciembre pasa por ser el único que no ha gozado de un solo segundo con la camiseta zaragocista (tiene asignado el dorsal 15), por lo que, al ser nuevo en la plaza, todavía no ha debutado.

Además de este inédito, otros dos jóvenes del filial podían haber aumentado el elenco en dos unidades más, pues fueron convocados sin llegar a entrar en la rueda de sustituciones: el también central Operé (una vez en el banquillo) y el delantero centro Naranjo (dos veces citado).

En enero vendrán más fichajes

No serán estos 28 los que aparecerán en la contabilidad final del Real Zaragoza en mayo de 2023. La cifra aumentará. Llega enseguida el mercado invernal –activo en todos el próximo mes de enero– y en el vestuario blanquillo habrá incorporaciones. El presidente de la SAD, Jorge Más, rebajó este pasado fin de semana las expectativas sobre nuevos fichajes, al subrayar que «serán uno o dos los que vengan» y no los cuatro o cinco de los que se llegó a hablar hace poco tiempo. Pero habrá nuevos miembros del plantel en pocas semanas, al margen de que Quinteros pudiera llegar a estrenarse y de que algún muchacho del RZD Aragón de los promocionables acabe por tener su oportunidad.

El neofútbol facilita este tipo de aluviones de futbolistas en las alineaciones de los equipos, como es este caso puntual del Real Zaragoza del presente. La instauración de las cinco sustituciones por partido (medio equipo, en jugadores de campo, se puede cambiar cada día) engorda las estadísticas y las multiplica más del doble que hace 25 años, cuando solo había dos relevos permitidos (luego fueron tres hasta la pandemia de covid de 2020). Y que las citaciones sean ahora corales, de 23 jugadores que pueden ser inscritos en acta, en vez de los 18 de la época precedente (antes llegaron a ser 16 y 15), también obliga a discriminar estos tiempos de los pretéritos. Nada es ya igual, ni comparable.

Costa ganó la Copa y fue 4º en liga con solo 17 jugadores

La mudanza de los tiempos en el fútbol moderno necesita de comparativas rotundas para entender bien la metamorfosis que este deporte vive en los últimos años. El caso del Real Zaragoza de la temporada 1985-86 sirve de muestra para calibrar la dimensión real de que el equipo actual haya utilizado ya a 28 futbolistas en diciembre. Entonces, el entrenador, Luis Costa, cubrió toda la campaña, ganó la Copa al Barcelona (1-0, gol de Rubén Sosa) y acabó 4º en la liga (en plaza europea) con tan solo 17 jugadores en el primer equipo.

El peso de todo el año lo soportaron Cedrún, Casuco, García Cortés, Fraile, Kalicanin, Casajús, Juliá, Güerri, Señor, Herrera, Juan Carlos, Conde, Rubén Sosa, Pineda, Pardeza, Corchado y Ayneto. Y eso contando con que Juliá subió del Aragón con la temporada empezada. Al final, uno más del filial, Roca, apoyó una vez a esta escueta plantilla campeona. Los porteros Vitaller y Ruiz no jugaron nada ese año.

Ya en el siglo XXI, el agapitismo inició los hábitos de contar con plantillas de 33 hombres (en dos casos). En la última década en Segunda, esto se ha repetido como algo ya natural.