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La nueva fórmula de Carcedo

El cambio al sistema táctico 5-4-1 impulsó la victoria del Real Zaragoza contra el Tenerife. El buen tono del equipo con ese dibujo abre una vía para que el técnico pueda darle continuidad contra el FC Andorra.

ENTRENAMIENTO DEL REAL ZARAGOZA EN LA CIUDAD DEPORTIVA DEL CLUB / 24-10-2022 / FOTOS: FRANCISCO JIMENEZ[[[FOTOGRAFOS]]]
ENTRENAMIENTO DEL REAL ZARAGOZA EN LA CIUDAD DEPORTIVA DEL CLUB / 24-10-2022 / FOTOS: FRANCISCO JIMENEZ[[[FOTOGRAFOS]]]
Francisco Jiménez

Después de dos meses de ajustes, variaciones de futbolistas y el 4-2-3-1 como esquema matriz sobre el que pegarle giros a la pizarra; más por obligación que por devoción, las reflexiones y análisis de Juan Carlos Carcedo han derivado en un sistema táctico con tres centrales y dos carrileros. Una fórmula que en Tenerife elevó el tono competitivo del Real Zaragoza y que el equipo asimiló con naturalidad y cierta aplicación, potenciando el fútbol de varios de sus jugadores.

El 5-4-1 que Carcedo incorporó a su plan de partido en el Heliodoro Rodríguez López no es un esquema nuevo en la trayectoria del técnico, pues ya lo usó eventualmente en el Ibiza el pasado curso y también de modo puntual esta misma temporada en el Zaragoza en el enfrentamiento contra el Lugo. Hasta ahora, los dibujos basados en tres centrales y dos carrileros habían sido un recurso más que un discurso en el fútbol de Juan Carlos Carcedo, pero el notable rendimiento del Zaragoza en Tenerife con esa arquitectura abre el camino para que el equipo pueda crecer y evolucionar desde ella en sus próximos partidos, empezando mañana contra el FC Andorra.

Hasta ahora, Carcedo ha manejado el 4-2-3-1 como elemento casi innegociable de su modelo. Ha explorado otras vías, como el 4-4-2 frente al Oviedo o el 4-3-3 en Santander, pero siempre con una formación clásica de cuatro defensas, dos centrales y los laterales de cada banda. El Zaragoza ha priorizado más o menos la posesión, ha puesto más o menos énfasis en la ocupación de determinados espacios o ha explotado unos u otros mecanismos, pero, casi siempre, esta temporada, lo ha hecho desde un andamiaje similar.

Esto cambió en Tenerife, donde el equipo lanzó señales muy positivas de juego con ese renovado sistema. El Zaragoza sufrió en el primer cuarto de hora en ciertos balones cruzados al área, un desconcierto lógico cuando una defensa varía de cuatro a cinco futbolistas: los espacios y referencias cambian. Pero, una vez superado ese periodo de adaptación al partido, la propuesta funcionó.

El Zaragoza, en ese sentido, fue práctico y efectivo, pero exhibió muchos de los atributos sobre los que ha trabajado Carcedo en los últimos meses: juntó pases pacientes reuniendo jugadores por dentro, trató de dominar la posesión, trabajó los ataques hacia el lado débil rival, alternó la defensa alta y media… El sistema, en este caso, no condicionó el modelo ni los principios de juego de Carcedo, solo los organizó de otro modo.

En Tenerife, el entrenador llegó a esta fórmula, también, influido por las circunstancias: las bajas de Azón y Bermejo, el poco fondo de armario que ofrece la composición de la plantilla en extremos y mediapuntas para seguir con el 4-2-3-1 y las características del Tenerife, con mucho fútbol enfocado a cargar el área y un delantero centro de la tipología de Enric Gallego. Y es aquí donde radica el interés del asunto: si estamos ante una solución táctica puntual o Carcedo le dará continuidad tras la sólida respuesta del equipo en Tenerife. Sobre todo, porque se ganó.

La configuración de la plantilla ofrece ciertos límites al técnico que la fórmula de los tres centrales, carrileros y varios centrocampistas interiores supera. Es un sistema coherente con las debilidades y fortalezas del diseño realizado en verano en la construcción del proyecto deportivo.

El Zaragoza salido del mercado presenta un plantel fuerte en lo cualitativo y cuantitativo en centrales, laterales de vocación ofensiva, mediocentros, interiores dinámicos y poco posicionales, y delanteros centro diversos pero complementarios. Y es débil en extremos, mediapuntas, futbolistas de segunda línea creativos y generadores de ataques y laterales de cualidades defensivas.

Ante esto, sistemas de acumulación de fútbol por dentro, como el 4-4-2 en rombo y las diferentes variantes del 5-4-1 y del 5-3-2, se presentan como los más coherentes con la confección de la plantilla actual y los perfiles de sus futbolistas.

Jugadores mejorados

En Tenerife, por ejemplo, varios de ellos lucieron como pocas veces: Fuentes y Larrazabal destacaron como carrileros, posición que más favoreces sus características; Vada, alejado de la mediapunta, encontró un sistema desde el que explotar su llegada; Jaume Grau se liberó de sus funciones como iniciador entre centrales y pudo conectar más pases al último cuarto del campo al jugar unos metros más adelantado; Mollejo encontró un contexto en el que desplegar sus movimientos agresivos y versátiles; y Petrovic se recicló como defensa central, una posición en la que se mantienen sus virtudes (centímetros, duelos físicos, sentido organizativo, buenos primeros pases, calidad técnica…), pero se ocultan sus debilidades (rigidez, lentitud…): con pocos metros a su espalda, protegido por otros dos centrales y sin tener que correr hacia atrás, el serbio ofreció una versión muy interesante, en especial, a la hora de desencadenar superioridades en la salida del balón.

En resumen, con este sistema, los jugadores del Real Zaragoza se desenvolvieron en sus espacios más naturales y ejercieron sus funciones más innatas, fomentándose así unas mejores relaciones y sociedades dentro del campo. El Zaragoza, de algún modo, fue otro porque sus jugadores pudieron ser otros.

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