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La mili de Marc Aguado

Real Zaragoza y Andorra no pactaron cláusula del miedo en el contrato de cesión de Marc Aguado. Si una lesión se lo permite, podrá jugar el martes en La Romareda en el año de su consagración como futbolista profesional.

Marc Aguado, en un partido del FC Andorra
Marc Aguado, en un partido del FC Andorra
FC Andorra

El Real Zaragoza entró en la sangre de ese animal mitológico llamado Xavi Aguado cuando al entonces joven futbolista de Sabadell lo destinaron en 1990 a realizar el servicio militar en la Base Aérea. En Aragón, encontraría su club y su vida. Una vida que ha irrigado la de su hijo Marc, canterano del Real Zaragoza al que el pasado verano se le repitió designación en el Andorra FC, donde ya el año pasado se había consolidado como clave de bóveda de un equipo que ascendió por primera vez a Segunda División. Allí cursa su particular mili ahora Aguado, curtiéndose, madurando, mejorando… Todo en vistas a volver al Zaragoza como un futbolista hecho y derecho.

Marc Aguado (Zaragoza, febrero de 2000) vivirá este martes un partido especial porque podrá jugar en La Romareda. El Zaragoza y el Andorra no incluyeron ninguna cláusula de penalización, la llamada ‘cláusula del miedo’ que pudiera restringir su participación en los dos partidos de la temporada contra el conjunto aragonés. Por lo tanto, Aguado podrá jugar sin atadura alguna, más allá de su amor por los colores que serán su rival por un día. Podrá hacerlo si una lesión se lo permite, claro: la semana pasada, en el calentamiento previo del partido contra el Villarreal B, el centrocampista aragonés sufrió un golpe en un tobillo que le impidió jugar entonces y también este sábado en la victoria del Andorra contra la Ponferradina. Anda tocado Marc. Es duda para jugar en La Romareda, pero su evolución es buena y la intención del técnico Éder Sarabia es que pueda jugar y se cobre el premio de hacerlo contra su equipo matriz y en el estadio de sus sueños.

En la vida de los jugadores, siempre hay un entrenador que marca fronteras para lo bueno y para lo malo. Con Marc Aguado, para lo bueno, ha sido Éder Sarabia, quien observó desde el primer día en él las cualidades naturales de un mediocentro. No de un mediocentro organizador, ni defensivo, ni posicional… Apellidos redundantes de una posición que no necesita de más adjetivos: mediocentro.

Desde ese puesto, Marc Aguado se ha convertido en el futbolista contextual del Andorra -el que marca y representa el estilo de juego- y en uno de los reyes del pase en su temporada de debut en el fútbol profesional. Dentro del juego de posición y el culto al pase de un equipo de cuidada elaboración y refinada propuesta, Marc Aguado es una de sus figuras clave en el triángulo de iniciación que suele conformar con los centrales Mika Mármol y Adriá Vilanova. 

El zaragozano se está consagrando como un futbolista que equilibra con el balón, gestiona el juego desde el pase y describe el fútbol gracias a su visión, capacidad creativa y buenos pies. Es el octavo jugador que más pases da por 90 minutos de juego y el 12º con mayor precisión en los envíos que se dirigen al último tercio del campo, allá donde el fútbol adquiere todo su sentido. Todo en los 10 partidos que ha jugado, los 10 como titular, en una temporada en la que es uno de los futbolistas revelación de la categoría.

Su influencia en el plan de juego del Andorra se explica por sí sola con la determinación con la que Éder Sarabia reclamó una nueva cesión. Esa convencida insistencia y el desarrollo del mercado del Zaragoza favorecieron, de nuevo, su salida a préstamo tras renovar contrato hasta el 30 de junio de 2025. La idea inicial del club aragonés es que comenzará la pretemporada a las órdenes de Carcedo como un futbolista más de la primera plantilla. Se contaba con él, después de una pasada campaña en la que se le monitorizó semana tras semanas y en la que se le extrajeron informes muy positivos. Sin embargo, Manu Molina se cruzó en el camino de Carcedo como hombre libre de contrato y como una oportunidad que el Zaragoza no quiso descuidar. Ante la copiosa nómina de centrocampistas y la certeza de que tendría un rol de continuado protagonismo en el Andorra, Miguel Torrecilla le abrió la puerta de salida a Aguado para que siguiera fogueándose y desarrollándose.

En el Andorra, en las montañas, vive así su tercera temporada de cesión (desde 2020). A sus 22 años, Aguado han encontrado allí la mili perfecta antes de regresar a casa. Formado en la Ciudad Deportiva, pasando por todos sus escalafones y mirándose sobre todo en el espejo de Eguaras estos años atrás, se ha definido como un brújula que siempre marca el norte. Hace un tiempo, no pareció estar dentro de su generación como uno de esos elegidos por el fútbol. Pero la gracia, también, está en elegir tú al fútbol. Con constancia, aprendizaje y mili, Aguado lo ha hecho.

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