real zaragoza

Tres partidos en siete días que definirán el futuro inmediato del Real Zaragoza

Tenerife, Andorra y Alavés serán los rivales que examinarán al Zaragoza antes del parón liguero del 13 de noviembre. Carcedo, cada vez con menos bonus por la falta de resultados, en problemas.

Juan Carlos Carcedo, en un entrenamiento de la pasada semana.
Juan Carlos Carcedo, en un entrenamiento de la pasada semana.
Toni Galán

El calendario de la ‘sui generis’ liga de Segunda División trae de nuevo una jornada intersemanal, en los primeros tres días del inminente noviembre. Y como los horarios que se le aplican al Real Zaragoza habitualmente desde La Liga (LFP) le alteran sutilmente los biorritmos y las rutinas –que para otros muchos se acercan a la normalidad–, a los blanquillos se les vuelven a amontonar tres partidos en solo siete días naturales. Algo que ya sucedió hace apenas 15 fechas, con viajes de por medio y sin resuello para los músculos de los futbolistas del cuadro aragonés.

Serán los duelos de las tres próximas jornadas, 13, 14 y 15, que transcurrirán a modo de ametralladora. El primer episodio será este próximo viernes, 28 de octubre, en Tenerife. El segundo, el martes 1 de noviembre en La Romareda frente al debutante Andorra FC. Y el tercero, el viernes 4, de nuevo lejos de casa, en Vitoria frente al Alavés. Los tres partidos apartados de la ubicación en la fecha referencial, con otros dos viernes más administrados en vena desde la patronal, y eso que este año ya no existe la excusa de la elección de las plataformas de televisión, pues ni Vamos ni los otros canales tienen ya esa potestad. Si ocurre así será por otras razones, no por la que hasta el verano rigió. Y no es algo casual.

Retrato panorámico del equipo

Estos tres partidos ante los canarios, los andorranos y los vascos van a componer la fotografía de situación exacta del actual Real Zaragoza, al que Juan Carlos Carcedo no logra meter en vereda positiva desde agosto. Tras la disputa de estos nueve puntos, quizá antes, se podrá discernir con mucha exactitud el modelo de temporada que aguarda al zaragocismo hasta mayo, será posible establecer un pronóstico basado en modelos sobre el que prevenirse y, posiblemente, actuar en consonancia.

Porque, cuando este pimpampum concluya en la madrugada del primer sábado de noviembre en Mendizorroza, o sea, en solo 10 días desde ahor amismo, la liga alcanzará ya el primer tercio. Palabras mayores en un torneo como este, de 42 partidos por ser una división de 22 equipos.

Son los nueve puntos que, aproximadamente, faltan para que, según dice la historia de décadas pasadas, la clasificación empiece a fracturarse en bloques más o menos definidos. Todos los años es así, con diferentes matices, bien por la zona alta o por la baja. Pero a principios de noviembre se amplían las diferencias de puntos, se resquebraja por sectores el habitual estado de igualdad de esta categoría tan amalgamada de presupuestos, niveles de calidad de futbolistas y entidades dispares en seguimiento social, implantación territorial e historia en el fútbol español.

Este lunes, a falta de la disputa nocturna entre Oviedo y Málaga en el Tartiere que cierra la jornada 12, el Real Zaragoza ya empieza a sentir ese efecto de ruptura clasificatoria. Las dudas, errores, carencias y problemas de diverso tipo que están abollando la carrocería del equipo de Carcedo lo tienen en el puesto 15º, con la misma puntuación que el 17º, asomado al abismo del cuarteto del descenso, que queda a solo dos puntos de distancia: 13 tiene el cuadro zaragocista por 11 el Ibiza, que es el 19º, cuarto por la cola. Este es hoy el vagón en el que viajan los blanquillos.

Porque por arriba, la promoción ya se ha ido a siete puntos de distancia (un trecho que necesita de un tiro mínimo de tres partidos, por lo tanto, para ser enjugado), con el Albacete y el Granada colocados en torno a la sexta posición ya con 20 puntos.

.
.
HA

Carcedo, en dificultades

Este tríptico de partidos le llueve al entrenador, Carcedo, en un momento de problemas evidentes de índole deportiva. El Real Zaragoza solo ha ganado tres de los 13 partidos jugados. Su modelo de juego y la solvencia de la plantilla que puso en sus manos el director deportivo, Miguel Torrecilla, no han sido capaces de marcar más que siete goles en esta docena de choques ligueros. Tiene Carcedo al equipo encabezando récords harto peligrosos a estas alturas de curso como, por ejemplo, que en siete de los doce partidos el Zaragoza se haya ido a casa a cero, sin ver portería e, incluso, como el último día en Granada, sin disparar a portería ni una sola vez.

Con el ritmo de puntuación que llevan los zaragocistas el sufrimiento estaría garantizado, en grado extremo, en el final de la liga en mayo (se alcanzarían, como tope, 46 puntos). Si a este punto de partida de una proyección de puntos a futuro se le suma el mismo ejercicio en la materialización de goles, la previsión es aún peor: con la cadencia actual de goles favor, el Zaragoza no terminaría la liga ni con 30 tantos en su casillero. Es lo mismo que hablar de muerte inevitable. Porque sin goles es imposible ganar partidos. Y sin ganar no se rebasan los 50 puntos que, habitualmente pero no siempre, garantizan la permanencia. Este es el serio problema que azota el día a día de Carcedo y su cuerpo técnico. Y, con ellos, a la dirección deportiva y la general. Al zaragocismo entero.

Por esto, lo que ocurra el viernes en Tenerife, el martes de la semana próxima ante el Andorra en La Romareday tres días más tarde en Vitoria serán pruebas de alta fidelidad para saber a qué atenerse.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión