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El modelo Éibar: así es el proyecto deportivo del rival del Real Zaragoza
Después del descenso, el club eibarrés optó por un proyecto de ascenso que priorizó futbolistas acreditados en Segunda División en lugar de remanentes de Primera cuando tenía músculo salarial para ello. Ahora, lidera la categoría.
Detrás de los ascensos a Primera División de la última década ha habido fórmulas de todo tipo, de las que se puede extraer una lección general: el dinero ayuda mucho en la confección de un proyecto triunfador, pero no es decisivo. Ahí está el caso del faraónico Almería de las últimas campañas. Importa más el cómo se gasta que el cuánto. El Éibar de la actual temporada, rival este sábado del Real Zaragoza y líder de la categoría, es un ejemplo de ello.
Es el equipo de Segunda División con el límite salarial más alto. Podía dedicar a la plantilla 30 millones de euros (cinco veces más que el Real Zaragoza, por ejemplo) gracias a la ayuda al descenso y sus arcas limpias de deudas y tensiones. Sin embargo, destinó 20 millones, sin cubrir la totalidad del límite, con una premisa: futbolistas con hambre y experiencia en Segunda División.
César Palacios, director deportivo, recogió en julio el legado de los 14 años de Fran Garagarza en el área deportiva, con siete temporadas en Primera, y fijó una política de reconstrucción de la plantilla alejada de la norma habitual en casos como el Éibar: equipos caídos de Primera, con una importante asistencia financiera tras el descenso por parte de LaLiga, elevados techos salariales y una ventaja competitiva abrumadora en el mercado de fichajes de la categoría.
El Éibar optó por hacer las cosas diferentes. Al contrario que muchos precedentes, no buscó jugadores entre los remanentes de Primera División. Es decir, descartes de equipos de la máxima categoría, cedidos de clubes grandes, futbolistas de alto caché con la carta de libertad, jugadores 'de vuelta de todo'… César Palacios apostó por los ‘buenos’ futbolistas de Segunda en lugar de por los ‘malos’ futbolistas de Primera. El resultado fue una plantilla de varios jugadores sin experiencia en Primera, pero mucha en Segunda, con largo recorrido en ella, acreditados en una competición de la que es importante conocer sus claves y códigos y con el hambre de poner el pie en Primera como motor.
De este modo, el nuevo Éibar despachó más de una docena de jugadores y reedificó una plantilla con 15 altas en verano, más otra en invierno. Lo que gastó en traspasos -4,6 millones- lo gastó en jugadores de Segunda. Y si hubo de hacer esfuerzos contractuales en el mercado compitiendo con otros clubes de la categoría o de Primera, los hizo por jugadores de Segunda. El dinero, fruto de unos beneficios generados en sus siete años en la máxima categorías de 60 millones de euros, iba a darle al Éibar la fuerza necesaria para cerrar incorporaciones con velocidad y poner la bala del fichaje en las primeras opciones que César Palacios puso el ojo en el mercado.
Hambre y experiencia
Así, el Éibar fichó a uno de los mejores porteros de Segunda el pasado año, Ander Cantero (27 años), pagando al Lugo medio millón de euros. De allí, le acompañó con la carta de libertad Venancio (29), uno de los centrales más destacados. Del Almería, incorporó a uno de sus mejores hombres, a los extremo José Corpas (30 años) y Yanni Rahmani (27 años) por 2,5 millones. Y con la carta de libertad al especialista del balón parado Ager Aketxe (28 años). También sedujeron al mediocentro Óscar Sielva (30 años), otro de los que más lucieron en su posición el pasado curso, pagando 0,6 millones a la Ponferradina, su cláusula de rescisión. No dudaron en pagarle 1 millón de euros al Mallorca para firmar a Stoichkov (28 años), quien había explotado cedido en el Alcorcón y el Sabadell, con 27 goles en dos años. Esta temporada, es el pichichi, con 18 goles.
También se recuperó a Tejero (25 años), cedido en el Zaragoza, convertido este año en el lateral derecho más decisivo. Ataron a Javi Muñoz (27 años), faro en su centro del campo, tras quedar libre del Alavés después de un año cedido en Oviedo. En el Oviedo estuvo también Blanco Leschuk (30 años), un delantero muy específico, muy concreto, de unas condiciones muy útiles en Segunda por las que se agilizó su fichaje. También Fran Sol (30 años) dejó destellos en su cesión en el Tenerife, y el Éibar fue a por él en julio, pidiendo su préstamo al Dynamo Kiev. Libre de contrato, llegó Glauder del Fuenlabrada, uno de los laterales izquierdos de Segunda que más ofertas estudió el pasado verano tras dos buenas temporadas. De allí, llegó también el prometedor Franchu (23 años). Solo tres jugadores aterrizaron desde Primera. Desde el Getafe; en verano, Etxeita (34 años) y, en invierno, Chema Rodríguez (30 años). Además, el lateral izquierdo Toño García (32 años), del Levante. A todos ellos, se les unió con la temporada ya empezada Fernando Llorente (37 años), un campeón de la Copa del Mundo
Como se ve, hay un predominio de jugadores con la madurez alcanzada jugando en Segunda en las últimas temporadas. El Éibar solo tiene dos jugadores menores de 25 años: Franchu (23) -lleva toda la temporada lesionado- y Atienza (22). De la plantilla de Primera iban a sobrevivir, sobre todo, los actuales pilares del equipo, también forjados en Segunda en temporadas previas, como el central esteban Burgos, el pivote Sergio Álvarez y el centrocampista Edu Expósito. Ellos, como tantos otros en las siete temporadas anteriores, fueron reclutados por el equipo de trabajo de Fran Garagarza y Mikel Martija, especializados en el mercado de Segunda, donde fijaron un caladero principal.
Con ese nuevo grupo de jugadores, el Éibar rescató para su banquillo a quien de forma más coherente y natural podía sentarse en él: Gaizka Garitano. El entrenador del ascenso a Primera, exfutbolista y buen conocedor de la casa, pero también de la categoría. El Éibar, ahora, se acerca a Primera con un equipo de Segunda. Pero con los mejores de Segunda.
