Real Zaragoza, hacia la pista de despegue

El Zaragoza busca frente al Fuenlabrada su cuarto triunfo seguido y continuar su ascensión en la tabla.

Juan Ignacio Martínez 'Jim', con gesto distendido y confiado en el entrenamiento de La Romareda.
Juan Ignacio Martínez 'Jim', con gesto distendido y confiado en el entrenamiento de La Romareda.
Toni Galán

Entre la contención de quien se acaba de quitar un mes de sustos en el cuerpo y la ambición de a quien las matemáticas le susurran que todo es posible en una Segunda División salvaje en la que siempre se despierta una segunda, tercera y hasta cuarta oportunidad; el Real Zaragoza recibe al Fuenlabrada en La Romareda.

Es un partido que hace tres semanas se observaba como un duelo de sables en la cornisa de un rascacielos, contra un rival directo por el descenso. Pero aquellos presagios de victoria imprescindible en esta jornada se han suavizado después de que el Zaragoza haya enlazado tres triunfos seguidos.

El equipo de Jim se ha alejado de los peligros que encarnaban, entre otros el Fuenlabrada, con quien ahora cuenta de una renta de 13 puntos, y se ha instalado entre dos mares, entre las aguas tempestuosas del descenso y las aguas relajadas de la zona media y alta, lo que en Zaragoza se conoce como la ‘pomada’ desde que Torrecilla estableciera el rango de objetivos del equipo. Hacia ese escenario puede despegar el Zaragoza esta semana, una vez más, si encuentra un triunfo contra el Fuenlabrada y el resto de resultados de la jornada se alinean en sentido favorable. La sexta plaza sigue a siete puntos, pero a la competición aún le quedan 36 por sumar.

El mensaje no puede ser otro, desde la parcela de Jim, que la cautela, la serenidad y la templanza, pues ya se sabe de episodios previos parecidos que no condujeron a ningún sitio. El Zaragoza no debería ahora abrir horizontes mayores que el partido que le toque ese día, más allá de seguir ascendiendo por la tabla, asentando su fútbol y confirmando su reacción.

Frente a un Fuenlabrada herido, con estreno de entrenador en la figura de José Ramón Sandoval, el Real Zaragoza mantendrá la estructura que ha guiado sus últimos triunfos, aunque sin la presencia de Francho, baja por lesión para unas semanas. Habrá que ver cómo el equipo absorbe este contratiempo, pues el centro del campo se había estabilizado y cohesionado con el canterano, Grau y Eugeni. Las piezas aquí habían encajado, compensándose los protagonistas y equilibrándose de acuerdo a sus diferentes características. Todo apunta a que Jim devolverá al once a Petrovic, con Grau como segundo pivote, en funciones más mixtas y menos posicionales. El juego aéreo del serbio y su defensa del área se presumen valores útiles frente a un rival como el Fuenlabrada. Por lo demás, Jair retomará su plaza junto a Francés y el resto del equipo no parece abierto a más cambios.

El Fuenlabrada, por su parte, ha sacudido el banquillo en busca de soluciones a una dinámica decadente que alerta de un equipo que solo ha ganado un partido de sus últimos 21. Tales números se han llevado por delante esta semana a Sergio Pellicer como entrenador y propiciado el regreso de Sandoval, que ya salvó al equipo hace un par de temporadas. Para su visita a Zaragoza, el conjunto madrileño arrastra las bajas de Jano Velasco, Juanma Marrero e Ibán Salvador, además está prácticamente descartado Aboubakary Kanté, quien ha entrenado estos días al margen del grupo por molestias físicas.

El Fuenlabrada es un conjunto en crisis, peleado con la victoria, pero eso no significa que sea un rival asequible. A varios equipos de la zona alta se les ha atragantado en el último mes y medio. El Valladolid no le pudo ganar, tampoco el Éibar. Y frente al Almería vendieron cara la derrota. El relevo de entrenador siempre introduce incertidumbre e incógnitas en el plan de partido, pero hay algo inalterado: el ‘Fuenla’ es un equipo peligroso desde la banda, con jugadores ciclotímicos aunque talentosos como Ontiveros y Pedro León, surtidores de centros a un buen rematador de cabeza como el ucraniano Zozulya.

El partido también supondrá el regreso de Adrián González a La Romareda tras su salida de enero. Un jugador de virtudes también muy concretas y que avisan del tipo de ataque que deberá contener el Zaragoza: juego directo, centros y cargas al área. 

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