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Real Zaragoza: la seguridad es lo primero

Análisis de las claves del triunfo (2-0) del Real Zaragoza contra el Almería en el estadio de La Romareda.

Real Zaragoza-Almería.
Real Zaragoza-Almería.
José Miguel Marco

1. Quince minutos con Benny Hill

Por más que se intente lo contrario, al fútbol, muchas veces, le sobran la explicaciones por su exposición al caos y los circunstancial. Nada de lógica presidió la puesta en escena de Zaragoza y Almería, dos equipos que salieron a buscarse cara a cara, hasta que el duelo, en apenas un pestañeo, subió al escenario y comenzó a sonar la melodía histriónica del show de Benny Hill. Por fortuna, la carcajada enlatada fue del Real Zaragoza: un penalti observado por el VAR con suspense de posible fuera de juego de Sadiq; un nuevo descenso de los cielos por parte de Cristian para detenérselo a Dyego Sousa; una torpeza de Narváez evitando un fuera de banda que habilitó el gol del Almería, pero que el videoarbitraje anuló por un fuera de juego que fue posible porque Sousa no calza un número menos de botín; y, para terminar, coronando ese cúmulo de desgracias almerienses, el Zaragoza marcó un gol que ni siquiera Francho Serrano vio venir, valiéndose de la pifia de Fernando: fue Benny Hill cayéndose del andamio.

2. Entre la fortuna y el asedio

Así había empezado un partido en el que Juan Ignacio Martínez no tocó la estructura de las dos victorias previas y reingresó a Francés en la zaga. El Zaragoza ha encontrado en el 4-2-3-1 con Eugeni de enganche una fórmula de crecimiento. Por su parte, Rubi sí reordenó su equipo. Muy mitigado en defensa, reconvirtió a César De la Hoz como central. Pero fue en el ataque donde el Almería rompió su línea habitual, formando con dos delanteros puros. Este movimiento cabía interpretarse como la intención de Rubi de acosar a dos centrales de pareja inédita y físico menor con dos arietes atlético y potentes en los duelos como Sadiq y Sousa. Tras el gol de Francho y Fernando, el Zaragoza se encontró con su contexto preferido: asentado en un gol de ventaja y jugando  contra un rival ambicioso, mayor y de juego muy abierto y posiciones adelantadas. Jim lo tenía claro incluso sin gol a favor: bajar las líneas todo lo posible para instalar la defensa a pocos metros de Cristian y negarle Sadiq los metros de carrera en los que más amenaza y, por otra parte, lanzar al espacio a Narváez y Sabin Merino con diagonales. El Almería proyectaba hasta el límite de lo razonable a Pozo y Akieme en los laterales y el Zaragoza se fue a por esas zonas. El Almería comenzó a amasar posesión, llegando al 66% y arrancó su asedio: Dyego Sousa se estrelló con el larguero, el colofón a un día de esos en los que casi más vale no salir de la cama. Y luego el duende Portillo repitió contra la madera. El Zaragoza solo respiraba en largo y así pudo sentenciar si Narváez tuviera tino en el remate y si Sabin Merino no se hubiera precipitado en un par de contras. De una primera mitad en la que no hubiera resultado descabellado salir goleado, el Zaragoza escapó ganando.

Real Zaragoza vs Away team - Football tactics and formations

3. La hora de la resistencia

La segunda mitad fue radicalmente distinta. El Almería siguió atacando y manejando el destino de la pelota, pero, ahora, el Zaragoza lo mantuvo alejado del peligro. Francho desactivó la línea de suministro hacia y desde Eguaras, la entrada de Azón en el sistema de presión permitió defender más y más arriba -como sucedió en Gijón- y en la zaga, Gámez, Francés, Lluis López y Chavarría, los cuatro, estuvieron sobresalientes en los duelos defensivos. Rubí tiró de fondo de armario: Ramazani, Curro, Lazo, Villar… Todos los elementos de agitación los fue metiendo conforme pasaban los minutos, pero el Zaragoza resistía. Su ejercicio defensivo fue impecable e inmaculado, con una elevada tensión competitiva, concentración, ayudas, esfuerzo y generosidad colectiva. El Zaragoza sufrió lo mínimo posible ante un rival así. Y en cuanto pudo: el zarpazo de Azón.

4. Azón: el jóker

Con el Almería defendiendo en el centro del campo, perdiendo y ansioso por un gol, el nombre de Iván Azón estaba rotulado como actor principal en los créditos del partido. Le costó a Jim poner a su jugador “titularísimo”, un delantero profundo, imponente al galope y capaz de elevar la temperatura y la altura de la presión. Así fue. Azón hizo todo: sujetar el partido y rematarlo. Fue el jóker de Jim, la carta definitiva. Marcó el segundo cazando un balón perdido después de fallar en aquello que más desconcierta su figura: una definición mano a mano. Pero tiró de intuición en el área para cerrar una victoria que se encargó de abrillantar Francés con una antológica exhibición de cualidades defensivas: Rubi pensó que los cuerpos de Sadiq y Sousa intimidarían lo suficiente, pero Francés le recordó que para defender puede bastar con talento, carácter y energía. 

5. El ‘safety-first’ de Jim

Controlado el asunto, Juan Ignacio Martínez fue plegando velas: Petrovic entró en escena, Nieto facultó la defensa de 5… En este tiempo, cabe resaltar el papel de Bermejo conectando defensa con ataque. De este modo, el Zaragoza abrochó una victoria que lo dispara en la tabla y le abre nuevas oportunidades, pero, sobre todo, da carpetazo a la crisis invernal que casi congela a Jim. La reciclada y ascendente dinámica del equipo explica gran parte del triunfo contra el Almería en un partido que, probablemente, hace un mes se hubiera perdido. En cambio, ahora se ganó. En cuanto ha recuperado los valores defensivos inculcados por el entrenador y que han sido su bandera desde su llegada; el Zaragoza ha recobrado su espesor competitivo. En la cultura británica, es histórico el concepto futbolístico de ‘safety first’, la seguridad es lo primero: protegerse, defenderse, resistir y aguantar, atributos muy vinculados con su carácter insular y su tradición conservadora. Así fue y es el Zaragoza de Jim que mejor funciona. Como contra el Almería: prioridades defensivas, reducir al rival, orden, un juego reactivo y eficaz, aprovechando aquellas situaciones que el partido te concede. Un gol regalado por Fernando y un nuevo tanto nacido en el balón parado fueron el fruto ofensivo de un Zaragoza que sigue siendo un equipo escaso en la producción y elaboración ofensiva aun con su nuevo orden en el centro del campo; pero que tiene más gol porque domina las otras vías y oportunidades para hacerlo. 

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