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Una racha que desubica a Jim

El entrenador ya superó una serie de nueve partidos seguidos sin ganar en la primera vuelta, la de los empates. Ahora repite con otra de ocho, con cuatro derrotas, algo sin precedentes.

Juan Ignacio Martínez ‘Jim’, con gesto serio y preocupado, en la Ciudad Deportiva.
Juan Ignacio Martínez ‘Jim’, con gesto serio y preocupado, en la Ciudad Deportiva.
Francisco Jiménez

Juan Ignacio Martínez ‘Jim’, el entrenador milagro del Real Zaragoza en la salvación del descenso el año pasado, ha perdido en los dos últimos meses todos sus bonus, sus comodines, sus flotadores, los asideros que marca el sentido común para sostener una dinámica negativa al frente del banquillo de un equipo en crisis. El alicantino está metido en un buen lío. Lo dice el fútbol, tan contundente siempre para lo bueno como, sobre todo, para lo malo

Jim, a estas alturas de febrero de 2022, ya es un técnico récord en los 90 años de historia zaragocista. Hasta ahora, jamás un entrenador ha seguido al frente del equipo acumulando dos rachas distintas, en una misma liga, de nueve partidos seguidos sin ganar, por un lado, y de ocho con la misma tónica en otro momento posterior, el actual. Nadie ha soportado nunca semejantes lastres como preparador blanquillo desde 1932.

Martínez, como su mentor Miguel Torrecilla, saben que estas rachas son, en los códigos del fútbol, causa de destitución en cualquier lugar del mundo. Mucho más si las expectativas esgrimidas para ese equipo por los dos máximos responsables del área deportiva son las de pelear por un ascenso y, por el contrario, la realidad los ha trasladado a las antípodas, a bordear el descenso de categoría. Por esto, tanto Jim como Torrecilla volvieron anteanoche de Leganés muy tocados en sus labores de responsabilidad al frente de sus parcelas en el actual Real Zaragoza.

Jim tenía siete vidas este año, ganadas a pulso en los seis meses en los que logró encabezar una permanencia harto complicada, pues recogió al equipo en diciembre, en la antesala de la segunda vuelta, con solo 13 puntos y tras quemar los cartuchos de dos entrenadores precedentes, Rubén Baraja e Iván Martínez, con una plantilla elaborada por el anterior dúo de responsables deportivos, Lalo Arantegui y José Mari Barba, que demostró ser la peor de nueve décadas. A nadie le pasaba por la cabeza en agosto, cuando esta nueva liga comenzó, que Jim podía perder sus siete vidas. Y, menos, de una forma tan súbita y evidente. 

Pero es obvio que hace días que no le queda más sujección que la que ofrece la idiosincrasia puntual que se vive en el seno del Real Zaragoza y, sobre todo, su comunión personal absoluta con el director deportivo, con el que conforman un binomio difícilmente separable. Tal y como vinieron, de la mano, la lógica pediría, si se dan las circunstancias en un momento dado, que ocurriese lo mismo en sentido contrario, en su salida.

Sensaciones y números nítidos

Jim sorteó bien la primera racha negativa de este negro curso futbolístico en el Real Zaragoza, aquella de los nueve partidos seguidos sin vencer entre las jornadas 5 y 13, pese a que el equipo se le cayó a los puestos de descenso en medio de un susto general mayúsculo y de las sospechas de que la calidad del equipo estaba muy por debajo de la que se pretendió en pretemporada. El subterfugio tenía fundamento:no ganaba, pero tampoco perdía.

Se presentó en noviembre con solo una victoria, la de Alcorcón. Ahí, en ese tramo avisador, también se apreció con claridad que el equipo no sabía ganar en casa, por falta de iniciativa, de carácter global y de nivel general.

Además, tras las primeras dudas sobre el hasta entonces intocable Jim, de ese periodo de ineficacia que duró dos meses, el Real Zaragoza salió con tres victorias seguidas (Burgos, Sporting de Gijón y Las Palmas fueron sus víctimas), lo que unido al triunfo citado en Alcorcón, que había sido justo la antesala de los nueve empates, la lectura del problema pasó a ser inversa, se positivizó: el equipo blanquillo acumuló 13 partidos seguidos... sin perder. Indiscutible, irrevocable. El Zaragoza dejó la zona roja del descenso y logró alzarse hasta el puesto 8º. Pero aquello solo tuvo vigencia 10 días (en Burgos se jugó jornada intersemanal). Enseguida, el equipo se le paró de nuevo a Jim. Y, con el único oasis del triunfo ante el Eibar a principios de diciembre, el hundimiento ha sido progresivo.

Son ocho fines de semana de batacazo en batacazo. Derrotas contra Almería, Tenerife y Mirandés; empates con Ponferradina, Valladolid, Ibiza y Málaga y... el K.O. de anteayer en Leganés. Cuatro puntos sumados de los últimos 24. La revolución de enero genera dudas, el equipo no mejora. Jim ya no hace pie y el club tiene un problema.

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