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El Real Zaragoza, incapaz de superar al penúltimo, el Cartagena, empata 0-0 en La Romareda

Los aragoneses, en un deficiente partido, se ven impotentes de sacar 3 puntos que eran claves para abrir una brecha sensible con la zona de peligro. Bermejo falló un gol cantado.

Incapacidad, impotencia del Real Zaragoza para superar al penúltimo clasificado, el FC Cartagena, un rival directo en la pelea por la permanencia en la categoría. No pudo pasar el equipo de Juan Ignacio Martínez ‘Jim’ del empate a cero en un duelo deficiente, muy flojo futbolísticamente, en el que quedó en la retina un gol fallado por Bermejo en el minuto 60, solo delante del portero.

Mala fue la primera parte de los zaragocistas, agarrotados, espesos con el balón, hiper responsabilizados en cada lance. El Cartagena, penúltimo y mucho más necesitado -si cabe- que los aragoneses, fue mejor durante más minutos, lo que era una mala noticia en una ‘final’ entre rivales directos en pos de la salvación del descenso. Los murcianos mandaron por completo en el primer cuarto de hora, llegando al área con sumo peligro y con constancia. En el minuto 6, a la salida de una falta lateral, José Ángel remató de volea en el área con marchamo de gol pero apareció, milagroso, Cristian Álvarez para sacar en un paradón el que iba a ser el 0-1. Las sensaciones, desde muy pronto, fueron de dudas y poca imaginación entre los blanquillos. Se empeñaban en salir jugando desde atrás y, sencillamente, no saben hacerlo bien.

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Bermejo no tapaba nunca las constantes subidas del lateral Forniés -ex del Aragón-, un estilete que generó muchos centros venenosos al área donde Peybernes y Francés, el dúo novedoso de centrales (Jim dejó en el banquillo a Jair como única novedad del día) se multiplicaron para restar el peligro permanente. Por fortuna, Luis Carrión, el entrenador visitante, había dejado en el banquillo a su mejor goleador, el cuarentón Rubén Castro, y los albinegros carecieron de pólvora en los momentos culminantes. El Zaragoza, en ataque, era una nulidad, incapaz de hilar una sola jugada. Francés, en un cabezazo forzado tras un golpe franco de Zapater, de nuevo el más clarividente, había rematado fuera; y poco más tarde, Narváez repitió ejercicio a centro de Vigaray, en la única aproximación local en media hora con cierto criterio.

El último cuarto de hora sirvió de cierto desahogo zaragocista pues el Cartagena bajó el pistón físicamente. Ya no salían de atrás con tanta facilidad y los de Juan Ignacio empezaron a jugar algo más adelantados. Peybernes remató con la testa un centro de Chavarría pasado el minuto 29 e hizo trabajar por primera vez al portero Marc Martínez, que se adornó con una palomita para la foto. Hasta el descanso dominó el cuadro aragonés y fruto de ello Zapater gozó de una penetración por la izquierda que acabó con un centro-chut intencionado que no halló rematador, paseándose la pelota por delante del marco entre la impotencia general. Alegría, un día más, fue una boya inerte en terrenos de nadie, sin hallar jamás la posición buena para rematar en el área, su zona de obligación. Francho, entre líneas, tampoco tenía su noche en el pase.

El equipo de Jim mostró muchas de sus carencias graves. Inconsistencia en las combinaciones, falta de criterio en los desmarques, nada de encares individuales y decisiones erróneas cuando el Cartagena blandeaba en su zaga, que lo hizo seriamente un par de veces. El 0-0 inicial llegó al descanso, retratando a unos y otros. Había más miedo que alma. Y todo quedó para el segundo periodo, que anunciaba nervios por doquier. Más de lo mismo. Otra dosis más de histeria en una noche de Romareda vacía y sin la tensión propia de un partido tan crucial.

Nadie maneja el timón

Tras el intermedio, el juego se reanudó embarulladamente por ambos equipos. Nadie manejaba el timón. Era un ir y venir insustancial de lado a lado, sin generar peligro en ambas áreas. Eso sí, como en todo el partido, el Cartagena daba mejores vibraciones en sus toques de balón, algo más lúcidos y, sobre todo, más rápidos e intencionados. Eguaras empezó a dar síntomas de falta de sintonía, mal asunto. Alegría no ganaba un solo balón por alto, lo que se supone que es también una de sus labores. Narváez, alterado, corriendo sin provecho, fue amonestado por desesperación. Al cuarto de hora, si hubiera sido baloncesto, Jim debería haber pedido un tiempo muerto. Eso es imposible en fútbol. Así que tocó rezar por una recomposición espontánea del equipo, que era un desbarajuste.

En ese escenario, Cristian Álvarez volvió a evitar el 0-1 al rechazar con reflejos el cabezazo tras un córner de Cayarga en el minuto 59. Se emocionó el Cartagena en esa acción y provocó la contra zaragocista, llevada de manera excelente por Narváez. El pase del colombiano al hueco dejó solo a Bermejo ante Martínez, pero el interior zaragocista, inerte como una bomba de agua, remató alto, a la Feria de Muestras vieja, errando el 1-0 en una ocasión irrepetible, infallable. Tremendo error del ‘22’ que olía a que se iba a echar en falta en la media hora siguiente.

A falta de 30 minutos, Jim retiró a Zapater (se supone que cansado, aunque esta vez no lo parecía) y a un apagado, inexistente, Alegría. Era la hora de Sanabria e Iván Azón. El Cartagena replicó en el 70, dando entrada a dos jugadores de primer nivel: Rubén Castro y Gallar en punta. Ese era el banquillo de unos y otros. El partido había entrado ya en el tiempo decisivo, con un descontrol que abría la victoria para cualquiera, en cualquier error del otro, en cualquier golpe de fortuna. Eguaras, en el 78, probó desde fuera del área, chutando fuera por un par de metros. No había más opciones, visto que en juego ligado el equipo estaba ciego. Y el técnico zaragocista retiró a otro jugador obturado, el perenne Bermejo, relevado por Zanimacchia. Una apuesta de fe en lo invisible.

El Zaragoza sacó un córner sin peligro en la recta final. Iván Azón cabeceó alto un centro de Narváez. El Cartagena contraatacaba con peligro por las bandas. El 0-0 no les servía a ninguno de los dos. José Ángel remató fuerte desde el borde del área y obligó a Cristian Álvarez a detener con apuros en dos veces. Adrián entró en vez de Francho a falta de solo 4 minutos. Todo era un frenesí de nerviosismo.

Y el pitido final de Pulido Santana trajo rostros de decepción, de impotencia, de desazón entre los zaragocistas. Se volvió a fallar ante un rival directo. No sabe ganar este tipo de partidos el equipo aragonés, en todo el año. Es su gran pecado. Así que la distancia con el descenso sigue siendo mínima. Nada, un paso. Y ahora el calendario se empina como una pared de 10 metros. Vienen curvas salvo que este raquítico Real Zaragoza sea capaz de hacer un extraordinario, algo que no ha logrado en los 7 primeros meses del torneo.

Ficha técnica

Real Zaragoza: Cristian Álvarez; Vigaray, Francés, Peybernes, Chavarría; Eguaras, Zapater (Sanabria, 61), Francho, Bermejo; Narváez y Alegría (Iván Azón, 61).

FC Cartagena: Marc Martínez; Antoñito, Andújar, Datkovic (Carlos David, 46), Forniés; José Ángel, De Blasis (Gallar, 70); Azeez, Cayarga (Teddy Sutherland, 81); Elady y Cristian López (Rubén Castro, 70).

Árbitro: Pulido Santana (Canario). Amonestó a Andújar (46), Narváez (54), Peybernes (73) y Cayarga (74).

Goles: No hubo.

Incidencias: Noche agradable en Zaragoza, con 14 grados al inicio del partido (la intempestiva hora de las 21.30). El césped de La Romareda presentó un buen aspecto. Los jugadores zaragocistas posaron al inicio con unas fotografías con las gradas del estadio abarrotadas de público y delante de una pancarta que rezaba “Aunque esté vacía, La Romareda siempre llena”. Por megafonía se transmitieron las condolencias por el fallecimiento del socio número 1 de la entidad, Emilio Moliner.

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Partido Real Zaragoza-Cartagena, en directo
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